La semana del Orgullo Gay en Madrid es una inyección económica. Y un empujón continuado a lo largo de las sucesivas ediciones. La fiesta por la visibilidad y derechos de los homosexuales en la capital supone un incremento del 24% en el consumo que experimentan los comercios alrededor de las zonas implicadas en el ahora llamado MADO. Los datos los ofrece un estudio llevado a cabo por BBVA para el Ayuntamiento de Madrid.
Las cifras arrojadas por el uso de tarjetas de crédito y débito en las terminales de pago electrónico de cuatro zonas situadas en el centro de Madrid (plaza de Chueca, calle de Pelayo, Plaza de España, plaza del Callao, plaza del Rey y de Vázquez de Mella) indican que el gasto durante la semana del orgullo 2011, del 29 de junio al 3 de julio, fue un 24% mayor que en la semana del 1 al 5 de junio de aquel año. Los 5.500 comercios más cercanos a los actos de fiesta llegaron a casi 1.800.000 euros en pagos electrónicos por el 1,4 millones del inicio de ese mes. Al año siguiente, en el MADO 2012, la recaudación en las tiendas superó los 1,8 millones lo que supuso un incremento interanual del 9%.
La fiesta del arcoiris no influye de igual manera a todos los negocios. A la luz de los datos, es un evento que trae un maná que, según el informe BBVA, beneficia más a los pequeños y medianos comerciantes: “Los bares, restaurantes, los hoteles, el transporte, las tiendas de ropa y moda o el pequeño comercio son los grandes beneficiados”, explican. Sin embargo, las grandes superficies se resienten.
Además, el uso de tarjetas para comprar y pagar se dispara en torno a los actos más destacados de la semana MADO. El registro electrónico permite asegurar que los visitantes concentran el uso de sus bandas magnéticas en los comercios alrededor de los actos que han construido tradicionalmente la columna vertebral del orgullo: el pregón en la plaza de Chueca el miércoles por la tarde. La noche del viernes. Y, por supuesto, la manifestación que desde las 18:00 recorría el corazón de la ciudad desde la Puerta de Alcalá hasta la plaza de España a lo largo de la Gran Vía.
Cambio de recorrido
Este año, la manifestación ha cambiado su recorrido. Las carrozas y pancartas irán desde Atocha hasta la Puerta de Alcalá. Se trata de una zona mucho más diáfana aunque desprovista de la nómina de tiendas, bares, restaurantes y apartamentos que colgaban banderas multicolor para saludar a los manifestantes. Algunos comerciantes de las calles aledañas a la Gran Vía han contado a eldiario.es su preocupación, porque “se va a resentir mucho la recaudación”. La fiesta ha crecido tanto que su dimensión ha terminado por sacarla de su recorrido más afianzado ante las quejas de la Policía Municipal de Madrid, que llegó a asegurar que no se hacían cargo de tal aglomeración de personas, según cuentan fuentes policiales.
También el tamaño y dinámica de la celebración en el barrio de Chueca provocó que una asociación de vecinos acudiera a una ordenanza municipal para impedir las actividades en esa plaza (corazón de la fiesta) al situarse una residencia de ancianos privada a menos de 50 metros de ese escenario. Los residentes dijeron que no tenían problemas pero la orden del Ayuntamiento prohibió ya en 2011 usar Chueca como centro de operaciones.