Hace alrededor de 270 millones de años, el territorio de lo que conocemos como Mallorca no era una isla y no estaba tomado por los turistas: formaba parte del supercontinente Pangea y por él corrían unas criaturas de cuatro patas, de un metro de longitud, con un aspecto tan extraño a nuestros ojos como su nombre: los gorgonopsios.
A partir de de restos fósiles hallados en un yacimiento situado en el municipio de Banyalbufar, en la Serra de Tramuntana, un equipo de investigación internacional liderado por el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) y el Museu Balear de Ciències Naturals (MUCBO | MBCN) ha descrito este animal del linaje de dientes de sable que acabaría dando lugar a los mamíferos 50 millones de años más tarde.
“Es, muy probablemente, el gorgonopsio más antiguo del planeta”, comenta Josep Fortuny, autor senior del artículo. “Tiene al menos 270 millones de años y los otros registros de este grupo a nivel mundial son ligeramente más jóvenes”.
Un superdepredador sin orejas
Los gorgonopsios tenían un aspecto parecido al de un perro, pero sin orejas ni pelo. Como los mamíferos actuales, eran animales de sangre caliente pero, a diferencia de la mayoría de estos, ponían huevos. Eran carnívoros y fueron los primeros animales en desarrollar los característicos dientes de sable, por lo que a menudo eran los superdepredadores de los ecosistemas donde vivían.
En un trabajo publicado este martes en la revista Nature Communications, los autores describen el gran número de restos óseos encontrado en el yacimiento, desde fragmentos de cráneo, vértebras, costillas, hasta un fémur muy bien conservado. “Cuando comenzamos esta excavación, nunca pensamos que encontraríamos tantos restos de un animal de este tipo en Mallorca”, asegura Rafel Matamales, coautor del artículo.
Entre los restos fósiles excavados destaca una pata casi completa que ha permitido estudiar cómo se desplazaba el animal. Los gorgonopsios tenían las patas dispuestas de forma más vertical que los reptiles y se desplazaban de un modo que estaría a medio camino entre la de estos y la de los mamíferos, un sistema muy eficiente para caminar y especialmente para correr.
Cazando reptiles en las charcas
Gracias a los dientes de sable recuperado, los científicos han podido reconstruir parcialmente su dieta. “Sabemos que se trata de un animal carnívoro, una característica que comparten los gorgonopsios en todo el mundo”, asegura Àngel Galobart, investigador del ICP. “Los dientes de sable son un rasgo habitual en grandes depredadores de los ecosistemas, y el que hemos encontrado seguramente lo era en el ambiente en el que vivía”.
Durante el Pérmico, esta zona de Pangea se encontraba en una latitud ecuatorial, y el clima era monzónico, alternando estaciones húmedas con estaciones muy secas. Los investigadores creen que el yacimiento donde se han encontrado los fósiles era una llanura de inundación con charcas temporales.
A estas zonas húmedas acudían a beber potenciales presas de los dientes de sable, como los captorrínidos moradisaurinos, unos reptiles herbívoros entre los que se encuentra el conocido Tramuntanasaurus tiai, que también fue identificado por investigadores de ICP. Los autores creen que, en estas charcas, los gorgonopsios se agazaparon y atraparon a estos grandes lagartos para alimentarse, formalizando una escena que sus descendientes mamíferos repetirían una y otra vez millones de años después.