El 9,9% de la población española se ha contagiado de SARS-CoV-2, el virus que ha provocado la pandemia de COVID-19, durante los primeros once meses de 2020, y ha desarrollado anticuerpos para el patógeno. Es uno de cada diez ciudadanos, alrededor de 4,7 millones, aunque actualmente hay diagnosticados con notificación al Ministerio de Sanidad 1.751.884. La mitad se infectaron durante la primera ola y la otra mitad, desde julio hasta ahora. Con esos nuevos datos, la letalidad por coronavirus en España estaría, en realidad, entre el 1 y el 1,4%, considerando entre 45.000 –los oficiales de Sanidad– y 65.000 –de diversos estudios por provincias–.
Se extrae de los resultados estadísticos de la cuarta ola del estudio de seroprevalencia ENE-COVID, que han presentado sus directoras Raquel Yotti (Instituto de Salud Carlos III, ISCIII) y Marina Pollán (Centro Nacional de Epidemiología, CNE), y el el secretario general de Salud Digital, Información e Innovación del Ministerio de Sanidad –el organismo que impulsa el proyecto–, Alfredo González. Ha sido elaborado entre el 16 y el 29 de noviembre con test rápidos, entre algo más de 51.000 participantes. El estudio detecta a las personas que han generado anticuerpos, puede haber más que hayan pasado la COVID-19 pero no lo hayan hecho (dieron positivo el 68,5% de las personas que tuvieron una PCR positiva hace más de un mes).
Son cifras que quedan muy lejos de la llamada inmunidad de rebaño o de grupo –tanta cantidad de gente inmunizada que hay una barrera natural frente al virus–, para la COVID-19 se necesitaría al menos un 60%. En la primera parte del estudio, que constó de tres olas hasta la conclusión definitiva, se supo que el 5,2% de la ciudadanía había desarrollado anticuerpos para SARS-CoV-2. Eso era en julio. El porcentaje ha escalado hasta el 9,9% durante la segunda ola de la pandemia. Se corresponde con las previsiones que manejaba Sanidad: estimaban que la cifra actual estaría entre el 8 y el 10%. Los resultados son aún preliminares y en unas semanas se tendrán resultados más definitivos, “es una primera comunicación pero es útil con fines de salud pública”, ha especificado Yotti, y además han detectado “buena concordancia” entre los resultados de test rápidos y los de las pruebas ELISA que se han hecho con sangre, más precisas. Estiman que aproximadamente un tercio de los encuestados, el 30%, ha pasado el coronavirus de manera asintomática.
En Cuenca, Soria y Madrid se supera el 18%. Durante la primera ola, el porcentaje de esas zonas también doblaba la media nacional, estaban en torno al 10%. Algunos expertos han explicado durante estos meses que, aunque en ningún caso íbamos a alcanzar la inmunidad de rebaño, un 20% sí es una cifra algo considerable, que puede establecer cierta barrera natural muy parcial entre la ciudadanía. Pero Yotti y Pollán han recordado que en ningún caso suficiente como para que las medidas sean más laxas, ya que no es suficiente para derrotar al virus y la mayoría de la población sigue siendo susceptible: “Es cierto que cuantas mas personas se hayan contagiado, se pueden establecer determinadas barreras en colectivos o ciudades mas afectadas. Pero no se impide la circulación del virus, no lo suficiente. No para dejar de tener medidas que sí interrumpan la circulación del virus”, ha dicho la primera.
En el otro extremo, Coruña, Canarias y Lugo presentan prevalencias inferiores o cercanas al 4%. El ENE-COVID separa además a algunos colectivos. Entre los trabajadores en activo, el personal sanitario (16,8%) y las mujeres que cuidan a personas dependientes en el domicilio (16,3%) presentan las cifras más altas de prevalencia global, por encima de la media. También las personas de nacionalidad no española (el 13,1%), y algo más las mujeres que los hombres sin diferencia notable (10,1% frente a 9,6%).
La prevalencia actual nacional no es del 9,9%, sino del 7,1%. Quiere decir que solo el 7,1% de las personas españolas tiene anticuerpos a fecha analizada del 30 de noviembre, aunque a lo largo del estudio, desde primavera, se han detectado en el 9,9%. La diferencia se explica por que una parte de las personas que los ha desarrollado los ha perdido con los meses, aunque pueden mantener cierto grado de protección. Pueden haber “negativizado”, ha abundado la doctora Pollán, o “no tener un nivel lo suficientemente alto para que dé positivo”, haya falsos negativos aunque en algún momento hayan pasado la enfermedad con síntomas o sin ellos. Por ahora, la medición de anticuerpos es “el mejor estimador de prevalencia acumulada” para SARS-CoV-2, aunque haya que tener en cuenta este factor.
El estudio del Ministerio fue ya en primavera pionero en Europa. Su rigurosidad científica fue reconocida con una publicación en The Lancet. La investigación permite hacerse una idea real de cómo ha golpeado la COVID-19 en España y también de la capacidad de diagnóstico. El primer estudio de seroprevalencia sirvió para revelar que entonces solo tenían COVD-19 confirmado el 10% de los que lo habían pasado entre febrero y junio. Ahora, durante los meses de segunda ola, los responsables del estudio concluyen que se detecta alrededor del 60%. “El objetivo sería diagnosticar a todos”, ha dicho Raquel Yotti, aunque ven “un avance importante” de una ronda a otra. Pero “hay que redoblar esfuerzos” con herramientas que funcionen. Los test de antígenos por ejemplo han sido claves en la estrategia de salud pública de estos meses “en el contexto para el que se han demostrado útiles”. La Comunidad de Madrid ha pedido que se puedan hacer en farmacias a población general, pero Yotti cita a los fabricantes para recomendarlos en pacientes sintomáticos, con contactos positivos o para cribados particulares.
Se elabora a través de una muestra seleccionada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), representativa de toda la sociedad española. La gestión ha sido, coordinada por el ISCIII, a través de las comunidades autónomas y de los profesionales de Atención Primaria. Los ciudadanos analizados en julio son los mismos que ahora en noviembre, se ha tenido en cuenta así la cantidad de gente contagiada en la primera ola de la pandemia y en la segunda. También a aquellos que han pasado la enfermedad y en un primer momento desarrollaron anticuerpos pero en algún momento los perdieron. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, reconoció que, aunque la participación había sido muy positiva, en esta cuarta parte del estudio había costado algo más contactar con los participantes y obtener un 'sí'. Participaron finalmente algo más de 51.000 personas, algo menos (el 75%) que en las tres primeras entregas pero mucho más que en cualquier otro estudio similar hecho en nuestro país con anterioridad. Han sido “de bebés a nonagenarios”, ha dicho Yotti. Se les ha hecho al 15% pruebas serológicas de sangre, más precisas que los rápidos, y se tendrán disponibles en unas semanas.