Renace el parque nacional de las estepas de Los Monegros en plena disputa por ampliar las parcelas de regadío

Raúl Rejón

29 de mayo de 2021 22:09 h

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Las secas estepas de Los Monegros (Aragón) no son un desierto: conforman una red de ecosistemas lo suficientemente valiosos como para estar en la lista de interés comunitario de la UE y merecen tener la etiqueta de parque nacional, según ha propuesto la organización SEO-Birdlife al Gobierno.

Sin embargo, en esas estepas entre Huesca y Zaragoza han proliferado las explotaciones agrícolas de regadío. De hecho, hasta 7.000 hectáreas aún esperan a convertirse en parcelas verdes. Forman parte del Plan de Regadíos Monegros II, ahora mismo recurrido por SEO. Esta confrontación marca por el momento el proyecto de parque nacional estepario, que surgió por primera vez hace más de 20 años.

“Todavía tenemos que estudiar este proyecto concreto, pero en el plan provisional de ordenación de recursos de la zona se planteaba sobre terrenos privados de secano. Queremos ver cómo podría afectar a los regadíos”, dicen en la Comunidad de Regantes del Alto Aragón. “Además, aquí se da un alto grado de antropización, lo que haría muy diferente a un parque nacional”, abundan desde el organismo que aúna a los regantes monegrinos.

Sobre lo que no hay duda es acerca de la importancia de los ecosistemas de Los Monegros. La descripción oficial del Gobierno de Aragón dice que es “posiblemente una de las estepas sobre yesos más extensas de Europa”. Varios de sus hábitats aparecen como “prioritarios” para la conservación en la Red Natura 2000 de la Unión Europea. Además, la ficha oficial añade que constituye un “área de gran importancia para las aves esteparias”. ¿Cuáles son estas? La ganga común, la alondra ricotí, la terrera común y terrera marismeña. También están las avutardas y el cernícalo primilla. Todas ellas aparecen en Listado de Especies de Protección Especial del Ministerio de Transición Ecológica.

El proyecto diseñado por la organización comprende 28.000 hectáreas, menos del 10% de las 300.000 que se otorgan a Los Monegros. Abarcan las llanuras entre las poblaciones de Farlete y Monegrillo y al sur hasta Pina de Ebro, Villafranca de Ebro y Alfajarín. También han incluido dentro del hipotético parque nacional un tramo de la sierra de Alcubierre. “Sería el primer espacio protegido del ecosistema estepario con este rango de España, pero también de Europa”, describe la propuesta.

“El conflicto por los regadíos no debería interferir con este proyecto porque hemos diseñado un área lo más alejada posible de las zonas de ampliación de parcelas. Este parque no interferiría para nada con las actividades agrícolas o ganaderas”, cuenta el delegado de SEO en Aragón, Luis Tirado. “Además, la creación de un espacio natural protegido fue una de las medidas remitidas a la Comisión Europea para desbloquear esos planes de regadío y no se ha cumplido en 20 años”.

Se refiere al expediente abierto a España a finales de los años 90 del siglo XX por destinar fondos europeos a la creación de regadíos en zonas de alto valor ecológico donde ese régimen de explotación es incompatible con esos hábitats. Bruselas cerró el proceso en mayo de 2001 a cambio de que se ampliaran las zonas de especial protección de aves, se redujeran las hectáreas con derechos de riego y, repite Tirado, “se declarara un parque natural o nacional”.

Pero, con el pasar de los años, “los regantes han acabado por usar el espacio protegido como moneda de cambio”. Y la preparación, propuesta y eventual declaración de un parque pasa necesariamente por la iniciativa del Gobierno aragonés, primero, y las Cortes de Aragón, después.

El Ejecutivo autonómico no ha completado las medidas ambientales. La “medida básica de gestión y protección preventiva”, según la calificación del mismo Gobierno de Aragón, que son los planes de ordenación de recursos naturales (los PORN) de las zonas implicadas, se iniciaron en 2000 y 2003. Pero en 2021 siguen sin ver la luz.

El Ejecutivo ha venido a ratificar el análisis de Tirado ya que, en febrero de 2015, el consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Modesto Lobón, contestaba por escrito a una pregunta parlamentaria que sin expansión de riegos no iba a avanzarse en las medidas ambientales: “El retraso en las obras de regadío condiciona totalmente el avance en la tramitación del Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN)”, previo a declarar cualquier parque.

En su Estrategia de Biodiversidad-horizonte 2030, redactada ya en 2019, el Gobierno de Aragón afirma que “la oposición social a esta regulación [ambiental] no ha hecho más que agravarse como consecuencia de la inexistencia de avances en la puesta en riego [de más parcelas] a pesar de la declaración de Zonas de Especial Protección para Aves (ZEPAS)”, y asegura que ni el Ejecutivo autonómico ni el Gobierno de España “establecieron, ni han establecido en ningún momento, compromiso formal alguno” para crear un parque nacional.

Lo cierto es que el mismo consejero Lobón informó de que “desde finales de 2006 existe un borrador de texto de aprobación definitiva, con un proyecto de creación de un Parque Natural de unas 47.000 hectáreas” y que cabía la posibilidad de ampliación de 25.000 hectáreas en la parte más oriental de Los Monegros. Incluso el Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón emitió su dictamen sobre el plan de ordenación en el que estaba propuesto ese parque natural.

En definitiva: la cuestión es que sí ha habido creación de ZEPAs, (aunque sus planes de gestión se han demorado hasta febrero de este 2021), pero del plan de ordenación de recursos que regule ambientalmente Los Monegros dos décadas después, no hay nada. Las figuras de espacio natural protegido –ya sea un parque natural o nacional– han caído en el olvido víctimas del conflicto político a cuenta de los regadíos.

Mientras, las estepas monegrinas aguardan una declaración de área protegida. Este nuevo intento llevará, en el mejor de los casos, dos años. A pesar de la biodiversidad que los documentos oficiales atestiguan, se han ganado a pulso el título de ser los ecosistemas más olvidados.