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Los recortes provocan un aumento de las listas de espera en Madrid

Las peonadas fueron suprimidas desde enero en Madrid.

Raúl Rejón

José Antonio tiene que operarse de varices en sus piernas. Su médico especialista trabaja en el hospital público Severo Ochoa de Leganés (Madrid), así que José Antonio es tratado y revisado allí. Cuando a este paciente le tocó el momento de tramitar la cita para el quirófano, “me dijeron que para ser intervenido en 30 días tendría que ser en un centro derivado”. En su caso, según cuenta él mismo a eldiario.es, “me ofrecieron acudir a la parte privada de la Fundación Jiménez Díaz [gestionada por IDC, la antigua Capio]”. José Antonio rehusó esta posibilidad porque “quería seguir con los médicos que me llevan”.

Esa decisión le colocó en lo que la Consejería de Sanidad madrileña denomina “pacientes que voluntariamente han preferido mantenerse en espera para ser intervenidos en el hospital de su elección”. Una vez allí, los días comienzan a acumularse porque la actividad quirúrgica del centro se ha visto disminuida, ya que el Gobierno de la Comunidad de Madrid decidió suprimir las operaciones por las tardes. Se hacían como horas extraordinarias y Sanidad aseguró que crearía un turno normal para mantener los hospitales funcionando. Hasta ahora, los quirófanos no funcionan y los turnos de tarde no existen. A José Antonio, el sistema de espera le marca unos 80 días hábiles de demora.

Mientras la Comunidad de Madrid avanza en el proceso de privatización sanitaria, los hospitales de gestión pública pierden actividad. De hecho, desde el 1 de enero, los hospitales han visto caer el uso de sus quirófanos al eliminar la Consejería de Sanidad las jornadas extraordinarias (popularmente llamadas peonadas). Según el Gobierno regional, suponían al año 35 millones de euros y, decían, no era sostenible. A cambio se comprometió a “que los hospitales también trabajen por la tarde para llevar a cabo pruebas diagnósticas, intervenciones quirúrgicas o consultas, pero no como algo extraordinario y que conlleva un sobrecoste para los ciudadanos, sino como parte de una jornada laboral normal”. Y anunciaron que se contrataría a profesionales cuya jornada sería por la tarde.

Esa parte de su plan no se ha materializado. La lista de espera para operarse en la región registró en su último recuento su máximo: el número de pacientes que aguardaba al final de 2012 creció un 9,6% y se situó en 57.722 personas. El consejero Fernández Lasquetty achacó este pico en la Asamblea a la huelga sanitaria de finales de 2012.

“Esas cirugías no se están haciendo”, cuenta el secretario general del sindicato de médicos AMYTS, Julián Ezquerra. Hay algunos hospitales que operan por la tarde porque se han trasladado turnos de mañana a vespertinos, como en el Puerta de Hierro, comenta Ezquerra. Pero no se ha doblado la actividad como anunció el consejero Lasquetty que haría.

De hecho, tras la cesión a contratas de seis hospitales, usar estos le saldrá más barato a las cuentas de la Comunidad de Madrid. Las empresas que se queden con su gestión tienen estipulado cobrar al sistema general en caso de atender a ciudadanos que caigan fuera de sus áreas de influencia pero con un descuento del 15%. Es decir, con este sistema mezclado de hospitales de gestión directa e indirecta (privatizado) se extiende una situación en la es más económico derivar pacientes a los centros en manos de empresas que aumentar la actividad de los 100% públicos.

Esta línea de actuación no es exclusiva del Partido Popular de Madrid. El Gobierno de Castilla y León tomó una decisión idéntica al suprimir las peonadas (las horas extras de tarde que mantenían abierto los hospitales). Tras cuatro meses de supuesto ahorro, la región vio disparada su lista de espera quirúrgica. Tanto que el consejero de Sanidad, Antonio María Sáez Aguado, admitió que “no hemos sido capaces de absorber la actividad”. Hace unas semanas, anunciaron una inyección extra de 12 millones de euros para aliviar el tapón en los quirófanos.

Las peonadas han sido un quebradero de cabeza para casi todas las administraciones porque las horas extras “son muy caras”. Sin embargo, no han sido capaces de implementar un sistema ordinario eficaz. En la Comunidad de Madrid se optó por sacar de la lista a los que rechazaban la derivación a clínicas privadas. De hecho, la viceconsejera de Sanidad, Flores Cerdán, admitió en una comisión parlamentaria en la Asamblea de Madrid el 3 de abril que, por ejemplo el hospital Gregorio Marañón había descendido en un 6,9% su actividad quirúrgica en 2012 al tiempo que se aumentaba un 50% las derivaciones.

“Entre enero y febrero se hicieron 319 derivaciones”, dijo. Al no computar como espera a aquellos que no admitan ser operados en centros concertados el número de pacientes que esperan oficialmente crece menos. Aún así, esta región cerró el año pasado con su máximo histórico.

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