El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, admitió hoy que la violencia machista debe tratarse como una “crisis” nacional y anunció medidas y un endurecimiento de las penas, en respuesta a las multitudinarias protestas de esta semana en el país, donde ocho mujeres mueren cada día.
“La violencia contra las mujeres se ha convertido en más que una crisis nacional, es un crimen contra nuestra humanidad”, señaló el mandatario en un mensaje dirigido a la nación desde Ciudad del Cabo (suroeste de Sudáfrica), donde asistía a la edición africana del Foro Económico Mundial.
“La violencia contra las mujeres no es un problema de las mujeres, de lo que dicen o hacen, de lo que una mujer viste o por dónde camina. La violencia contra las mujeres es un problema de los hombres (...) Es, por tanto, obligación de los hombres actuar para acabar con tales comportamientos y crímenes”, destacó.
Ramaphosa reconoció que los casos de muertes o abusos contra mujeres y niños, como los que en los últimos días dejaron “traumatizada” a Sudáfrica y motivaron las últimas protestas en las calles, “se han vuelto demasiado comunes” y es necesario tomar medidas.
Entre las disposiciones a adoptar, anunció la modernización del registro de delincuentes sexuales y pedir al Parlamento que esa lista sea pública o la revisión de todos los casos de violencia machista que no se hayan investigado adecuadamente.
También estudiará con su gabinete que estos delitos conlleven “penas mínimas más duras” y defendió que las “sentencias de por vida” deben significar, efectivamente, “prisión de por vida” para quienes perpetran crímenes contra mujeres y niños, además de abogar por que la Fiscalía se oponga a cualquier solicitud de libertad bajo fianza en estos casos.
Horas antes, Ramaphosa había recortado su participación en el Foro Económico Mundial para África para atender el clamor popular a las puertas de la sede del Parlamento, ubicada en Ciudad del Cabo, donde centenares de personas se habían congregado bajo eslóganes como “Ya basta” y vestidas de negro.
Esta manifestación y otras convocadas en los últimos días reclaman que el Gobierno aborde la violencia machista en términos de crisis nacional, con más garantías para que los violadores y asesinos sean llevados ante la ley, endurecimiento de las condenas -con peticiones incluso de instauración de la pena de muerte- y más fondos públicos destinados al problema.
Las protestas tienen como detonante el reciente asesinato y violación de una estudiante de la Universidad de Ciudad del Cabo, Uyinene Mrwetyana, de 19 años, a manos de un empleado de correos.
Tras su muerte, hubo múltiples protestas estudiantiles en las calles y universidades, así como campañas en las redes sociales.
Este miércoles, el descontento ya consiguió gran resonancia internacional a las puertas del Cape Town International Convention Centre, durante la inauguración del Foro Económico Mundial para África.
Allí se congregaron miles de personas enarbolando pancartas con eslóganes como “Estamos cansadas de estar asustadas” o “Dejen de invertir su dinero en una tierra que deja caminar libres a los violadores”.
La violencia contra las mujeres constituye un grave problema en Sudáfrica, donde se estima que al menos ocho mueren cada día, según datos recopilados por la Policía entre 2017 y 2018 (los últimos disponibles).
Estas estadísticas policiales no distinguen los sucesos de violencia machista y de violencia relacionada con la criminalidad en general (también muy extendida en el país).
En Sudáfrica no sólo el asesinato es una lacra, sino que las violaciones y otros delitos sexuales tienen gran presencia y, de acuerdo con datos de la Policía, se denuncian de media unas 110 violaciones al día.