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Los trabajos fin de máster cuando Cifuentes estaba matriculada se hacían con exigencias legales, no como un trámite “superficial”

Cristina Cifuentes.

Raúl Rejón

La expresidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, ha insistido este lunes ante la jueza Rodríguez-Medel que realizó la defensa de su trabajo fin de máster (TFM) el 2 de julio de 2012. Un acto que ha calificado de “informal” y “superficial”, según fuentes judiciales. Unas expresiones que contrastan con la relevancia que la propia Universidad Rey Juan Carlos (URJC) otorga a estos trabajos para los que redactó un reglamento específico “para una más adecuada verificación de la adquisición de las competencias”, según recoge la introducción de esta normativa, vigente en año el que que Cifuentes estuvo matriculada.

El artículo octavo del reglamento está dedicado en exclusiva a la “defensa del trabajo fin de máster”. Ahí se especifica que el alumno “deberá presentar cuatro ejemplares de la memoria en soporte informático y una en papel y la autorización del director [de su trabajo] para la lectura y defensa”. Es decir, en la Universidad debería haber cinco copias, una de ellas en papel. Nada de eso ha aparecido. Y una autorización del catedrático Enrique Álvarez Conde para que leyera su trabajo.

Además, para evaluar ese trabajo, la URJC especifica que se tiene que constituir una comisión, un tribunal, para el que se describen exigencias legales: “Tres profesores, todos ellos doctores. Uno de ellos será de otra Universidad de los ámbitos del conocimiento de la titulación o un experto de reconocido prestigio”. Un requisito que faltaba en el acta fabricada de evaluación del trabajo de Cifuentes: estaba, supuestamente, firmada por tres doctoras de la Rey Juan Carlos, miembros del Instituto de Derecho Público y “díscípulas” –según su declaración– de Enrique Álvarez Conde, tutor de Cifuentes.

La defensa es “pública y presencial”, dice el reglamento. Y especifica que la exposición será “no superior a 15 minutos”, pero no dice que se trate de algo superficial. De hecho, tras la exposición “el alumno deberá contestar a las cuestiones formuladas por el tribunal”. E incluso, la propia defensa es un elemento que debe contar a la hora de calificar el TFM ya que entre los criterios para poner la nota están recogidos “la claridad expositiva, valorándose también la capacidad de debate y defensa argumental”.

Así que, Cristina Cifuentes ha repetido su versión sobre su examen final: lo hizo el día 2 de julio. Ante un tribunal académico. Siguen en pie todas las dificultades para creer esa declaración: el supuesto tribunal no cumplía los requisitos legales que pide la Universidad. La fecha elegida era el día grande del departamento que tenía que examinarla con la inauguración de sus cursos de verano a 40 kilómetros del campus en el que Cifuentes aseguró hacer esa defensa. Y el reglamento detalla que el propio acto de exposición es un criterio para calificar el TFM, no un trámite “superficial” para sacarse el título.

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