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Tres CEO españolas de empresas millonarias: “En las reuniones nos interrumpen, no te escuchan y tienes que demostrar constantemente”

“Faltan referentes”, repiten una y otra vez Mar Alarcón, Marta Esteve y Eva Martín. Es una mañana veraniega de finales de septiembre y las tres mujeres coinciden de nuevo, porque ya se conocen, en un céntrico hotel de Madrid. Tienen en común varias cosas, pero la más obvia es la que las define: son emprendedoras y directoras de sus propias compañías.

También se parecen en que todas fundaron sus empresas pasados los 30, que tuvieron hijos por el camino, que son coetáneas, líderes en su sector. Acaban de participar en una mesa redonda en el eShow Madrid este miércoles, donde han hablado sobre sus firmas y cómo se desarrollan las habilidades tecnológicas y directivas.

Cada una está aquí por su idea: una plataforma de car sharing (coche compartido), un supermercado online que compara precios con otros, una web que digitaliza los tradicionales catálogos en papel de casi cualquier cosa y los presenta relucientes a través del ordenador. Por este orden, las empresas de Alarcón, Esteve y Martín facturan millones cada año.

Alejadas de la tradicional pose del entrepreneur, las tres CEO charlan con eldiario.es sobre cómo ha sido el camino hasta llegar donde están, los micromachismos que sortean cada día, la ausencia de mujeres en las carreras de ciencia y tecnología y la falta de referentes femeninos. Durante la conversación se entrelazan otras cosas, como los techos de cristal o el peso que tienen las familias en la decisión de estudiar una carrera u otra.

Micromachismos cotidianos

“Una emprendedora se quita de encima rápido a los moscones”, bromea Marta Esteve (Soysuper). “Cuando tú eres la CEO, si te viene uno y te dice tal o cual cosa, lleva las de perder”, continúa. Habla sobre acoso sexual en el trabajo, algo que solo en España denunciaron 2.500 mujeres en 2017. Si bien, las tres empresarias niegan haberlo sufrido en su propia piel, reconocen que tienen amigas a las que sí les ha pasado. También consideran que encontrarse a una “mujer joven” no es lo que esperan los directivos de otras empresas al reunirse con ellas.

“Algunas burradas ves, sobre todo en sitios muy masculinizados”, dice Mar Alarcón, CEO de Social Car. “Normalmente suele ser desprestigio, aunque a veces pienso que también es generacional”, prosigue. “Te llaman nena o cosas así, y de nena nada: soy la directora general de una compañía, ¿qué me estás contando?”, dice Alarcón. Se queja también de esos “comportamientos permitidos”, como el dar dos besos sí o sí. “Si entre ellos se dan las manos, ¿por qué voy a tener que dejarme besuquear por toda la sala?”, pregunta retóricamente a sus compañeras.

“Yo en las reuniones observo que hay muchas interrupciones a las chicas. Se nos interrumpe más fácilmente que a los hombres, te explican las cosas. Además, normalmente no te escuchan y es como que tienes que demostrar”, dice Eva Martín, directora de Tiendeo. Rechaza el choque generacional del que habla Alarcón, ya que se refiere a gente joven, “de 30 años o menos”. “A veces me he visto diciendo cosas como 'oye, soy la mejor en esto', y lo digo para ahorrarnos el tiempo, para que no me lo expliquen todo”, dice con cierta frustración Martín.

También hablan sobre los típicos chistes machistas: “Nosotras mismas admitimos cosas que no deberíamos permitir... Nos falta ser más e imponer nuestros límites”, reivindica Alarcón. Hablan las empresarias de una cierta tendencia de las mujeres “a levantar el pie del acelerador a cierta edad”, como dice Esteve. “Llega el momento de hijos, familia... y se les acaba liando la vida. Y hay un porcentaje que frena”, continúa. Una cuestión que Alarcón intenta explicar hablando de la visibilización de la mujer: “Hay muchas emprendedoras, pero no todas toman estos roles de responsabilidad. Sobre todo creo que es por el carácter, que al hombre le gusta mucho más ser protagonista. Nosotras tenemos una cierta modestia que creo que nos tenemos que sacar de encima”, revela.

Emprender siendo mujer

Esa “cierta modestia” de la que habla Alarcón se discute en mayor profundidad un poco después durante la entrevista. Las tres CEO hablan de estrategia financiera, de cómo ser hombre o mujer influye directamente a la hora de conseguir financiación para proyectos. “Tradicionalmente, las mujeres no solemos montar negocios”, explica Esteve.

Las tres comentan que las mujeres son más cautelosas, más pausadas, menos agresivas, en general, que los hombres: “van más solas, no asumen tanto riesgo”, continúa la de Soysuper, que considera que la mujer es más fiable a la hora de invertir. “Hay menos riesgos, cuida más las finanzas y, por tanto, hay más tasa de éxito”, dice. El problema viene cuando esa tasa de éxito la exige un fondo de capital y no se conforma con una tasa normal, sino “con una multiplicada al 3 o al 10”, continúa.

“Nos cuesta más vendernos que a los hombres”, considera Alarcón, a la vez que no cree que ese “ser mujer y joven” le haya influido en su camino. “La dificultad está en buscar inversión, que ahí sí que es más 'tú a tú' o 'tú a varios'”, contesta Esteve. La empresaria, que no cree que en emprendimiento existan techos de cristal, sí hace hincapié en el tema de buscar financiación: “Si es un 'tú a tú', es más fácil entre mujeres. Pero tú contra varios es más difícil. Sobre todo por el perfil que tenemos de arriesgar menos. O de hinchar menos el resultado”, prosigue.

Pocas chicas científicas

La creencia popular de que las chicas estudian menos carreras de ciencias y matemáticas que los chicos es cierta. Los datos reafirman la teoría: según el Instituto de la Mujer, el 15% de las mujeres se decantan por ese tipo de estudios, que los hombres llegan a elegir hasta en un 38% de las ocasiones. En la Unión Europea, solo 1 de cada 3 personas relacionadas con las ciencias es una mujer.

La estadística se cumple a la perfección mientras hablamos con las tres empresarias. Martín tiene un perfil de ciencias (es ingeniera industrial). Alarcón es abogada y Esteve, licenciada en empresariales. “Creo que aquí hay tres cosas: una es que los hombres y las mujeres somos diferentes, otra es la ausencia de referentes y la última es la sociedad”, introduce la de Social Car. Cree que “la mujer es más empática” a diferencia del hombre, “más analítico” y habla de la sistema heteropatriarcal sin mencionarlo como tal: “La sociedad nos va encasillando: el niño, el coche. La niña, la danza... y eso lleva a la creación de referentes”.

Alarcón también se atreve a señalar otro factor, “la falta de liderazgo de las mujeres”, que explica con un ejemplo: “Hay muchas más mujeres que estudian derecho que hombres, y luego vas a un gran despacho de abogados y no equivale el porcentaje de socias a estudiantes de derecho. Algo pasa por el camino”, dice. La directiva de Tiendeo interviene en este momento para anunciar la creencia general de la población: “Son carreras vistas como más difíciles y que requieren más esfuerzo. Te lo van diciendo a medida que creces”. Recuerda que, cuando estudió, “en clase no éramos ni un 10% de las chicas”.

“Es que antes, la educación era masculina”, contesta Alarcón. “Era mucho de conocimiento, de análisis... la parte de la empatía y de la creatividad no estaba”, continúa. La empresaria considera que debería de existir una mayor combinación de las carreras de ciencias con las de humanidades para que así, el día de mañana “los equipos sean más diversos”. Sin embargo, no cree que haga falta “que todas las mujeres ahora sean científicas”. 

El “peso” de la familia

“Todas no, pero más sí”, le responde Martín. Considera que hay que animar a las niñas desde pequeñas con las ciencias y “enseñarles a programar, que es un gran don, casi un superpoder”. Termina recordando que “la educación es fundamental” y lo ejemplifica con su propia adolescencia: “mis padres me educaron libremente. Pero luego tienes el cole, la sociedad, tus amigas... son muchas cosas”, prosigue. “Tienes que combatir constantemente el 'yo no puedo'”, apunta Alarcón.

Las directivas también hablan de ese cargo de conciencia asociado al rol que la mujer ha tenido históricamente en la sociedad: cuidar de la familia y de la descendencia. “Nos tenemos que quitar esto, si no, nosotras mismas nos autolimitamos”, dice la CEO de Social Car. “Está claro que hay comportamientos contra los que nos tenemos que empezar a rebelar”, continúa. Se refiere también al papel que las familias desempeñan en la elección de los estudios de sus hijos, unas veces de forma directa y otras indirecta. “Habría que educar a los padres en qué carreras hay para que tus hijos escojan. Los típicos comentarios de 'te vas a morir de hambre con esto' o 'esto no tiene salidas' hacen un daño tremendo”, asegura.

Esteve termina recordando cómo ese factor social le ha podido condicionar en según qué cosas: “Me he tirado en paracaídas y he hecho rafting, pero no me atrevía a lanzar yo sola mi primera empresa”. Considera el hecho de que desde pequeños, a los hombres se les conduzca a ser agresivos, intrépidos, exploradores. “Los niños tienen que destacar y las niñas, si está calladita está más guapa”, añade la CEO de Tiendeo. “En las chicas se valora más el ser discreta, el ser buena... y en los chicos, que sean revoltosos a veces es hasta una virtud”, concluye la empresaria.