¿Hay espacio para fabricar tecnología en España?
Pedro Peláez, fundador de ImasD (antes NT-K) no encaja con el perfil que esperamos del empresario español. Un joven de treinta y tres años dedicado a la tecnología y la programación, con varias patentes en su haber y embarcado en un proyecto innovador entre manos, nos hace pensar más en el mito fundacional de Sillicon Valley, de gente más informal, de trato más directo.
Para muchos ha sido una sorpresa que se pueda hacer algo así desde una Europa cada vez menos industrial y en una España con una tasa de paro juvenil exorbitada. Más que el producto en cuestión, ahora mismo una tableta que analizaremos más adelante y varios prototipos de control industrial, lo que más ha llamado la atención de todos los que nos movemos en la escena tecnológica es el cambio de paradigma que supone que una tecnología puntera tenga el sello de Made in Spain.
Fran Andrades: Hasta ahora en la industria tecnológica vemos dos modelos, el de Apple, que diseña pero no fabrica y solo controla el proceso de producción y el de Samsung, que fabrica la mayor parte de los componentes de sus aparatos lo que le permite mantener unos ritmos de fabricación y lanzamientos mucho mayores. ¿Cómo habéis llegado a la conclusión de que un modelo de fabricación propio y un control del ensamblado puede superar el estándar más común de la industria trasladada masivamente a China?
Pedro Peláez Catalá: Fabricar en España nos está permitiendo explorar nichos de mercado que, de momento, solo estamos abordando nosotros. Estamos diseñando, desarrollando y fabricando productos para el mercado de la industria pesada o la automoción eléctrica con el mismo hardware que utilizamos en nuestros dispositivos. Todo ello bajo demanda, y con tiradas muy cortas (a partir de 50 unidades). Con respecto al mercado de consumo, la fabricación nacional ofrece a nuestros clientes unas garantías difíciles de encontrar en el producto importado. Solventamos cualquier problema en un plazo máximo de 72 horas y, la mayoría de las veces, en menor tiempo. Nuestra filosofía de que sea el cliente quien determine la vida del dispositivo, mucho más allá del período de garantía solo puede llevarse a cabo desde la fabricación propia. En todo caso, parece que hemos acertado, crecemos de una manera sólida y estamos obteniendo muy buena respuesta por parte del consumidor.
FA: ¿Crees que hay ahora mismo un ecosistema suficiente para dar cabida a una producción dentro de España de tecnología tan puntera como las tabletas?
PPC: Todavía no, no al menos de forma masiva. El mayor problema al que nos enfrentamos es a la absoluta desindustrialización del país. Aunque el 95% de nuestros proveedores son empresas españolas seguimos dependiendo de Asía a la hora de utilizar parte de los componentes. Por eso ahora estamos abordando la posibilidad de fabricar, también, componentes propios.
FA: La idea de ensamblar y fabricar la mayor parte de vuestros equipos dentro de España ha llamado la atención en la escena tecnológica del entorno, al ser una iniciativa que parece ir contra la tendencia generalizada de fabricar en Oriente o de al menos ensamblar y llevar los procesos menos críticos allá donde la mano de obra sea más barata. ¿Hay lugar para iniciativas de este tipo? ¿Existen posibilidades reales de éxito sin ayuda oficial o protección arancelaria?
PPC: Definitivamente sí. Estamos viviendo un cambio de ciclo económico y social que conlleva un replanteamiento absoluto del modelo productivo y de la escala de valores de las empresas y el consumidor. Nuestra fórmula es sencilla, creamos dispositivos de calidad a precios asequibles renunciando a los mayores márgenes del producto importado. Somos una empresa que llegó para quedarse, que planifica a largo plazo y que procura ser fiel a sus principios: creación de riqueza en nuestro entorno a través de la generación de empleo directo e indirecto. Si entre las empresas españolas no somos capaces de generar riqueza ¿quien tendrá capacidad para comprar nuestros productos? Parece obvio.
Con respecto a política arancelaria, no me queda más remedio que calificarla de vergonzosa. Si importas una tableta china para remarcarla y revenderla, tus costes arancelarios son de un 0%. Esto acaba con toda la cadena de valor del producto ya que te la sirven lista para distribuir. Sin embargo, si importas componentes para fabricar aquí pagas, en algunos casos, hasta el 14% de arancel. En cuanto a la ayuda oficial nosotros no pedimos ninguna. Lo único que le pedimos a los políticos es que no molesten, que nos dejen trabajar. Con eso nos conformaríamos.
FA: Hemos hablado en otras ocasiones de la importancia de los estándares abiertos tanto en el apartado del software, con un Android en el que cada vez tiene más peso la experiencia sin añadidos innecesarios por parte del fabricante, como del hardware, en el que el futuro apunta al progresivo avance del Open Hardware. ¿Cual es vuestra posición, como fabricantes, respecto a estos estándares? ¿Puede el hardware abierto ser la vía de futuro para una fabricación al margen de las grandes marcas?
PPC: Los estándares abiertos son el presente y el futuro de la tecnología. Ninguna empresa puede competir, a la larga, con el talento de miles de desarrolladores de hardware y software que, además, comparten conocimiento. Android se ha impuesto como sistema operativo para smartphones y tabletas por eso, y además ha conseguido que muchos usuarios vuelvan la mirada hacía Linux y sus distintas distribuciones. El tema del hardware abierto tiene otros tiempos, pero acabará también por imponerse.
FA: Entre vuestros proyectos no solo hay lugar para tablets de prestaciones y precios bastante atractivos en el mercado sino que os habéis fijado una ruta que pasa por saltar a equipos de otro tipo ¿como veis el futuro de vuestra compañía? ¿Cuáles son los próximos objetivos?
PPC: Precisamente nuestro futuro pasa por un ambicioso proyecto de hardware abierto (bastante adelantado) y por la fabricación de componentes, lo que redundará en beneficio de nuestros productos, tanto los de consumo como los dirigidos al mercado profesional.