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¿Dónde están las mujeres en el Mobile World Congress?

La organización del Mobile World Congress 2014, que se celebra hasta el jueves en Barcelona, ofrece datos genéricos sobre los visitantes (hasta 75.000 almas), el pormenor de los nombres y nacionalidades de las 1.800 empresas que participan en el evento, pero asegura desconocer el porcentaje de participación por sexos de los asistentes.

La única estadística objetiva a la que se puede acudir es la que resulta de contar cuántos varones y mujeres se encuentran entre los intervinientes en las sesiones de conferencias que, de manera ininterrumpida, se celebran a lo largo de los cuatro días que dura el evento.

De los 276 altos directivos que aparecen en los paneles de intervención y debate de la guía oficial del Mobile Word Congress 2014, únicamente 27 son mujeres (entre ellas, la directiva de Telefónica Marieta del Rivero). La relación es de diez varones por cada mujer en el estrado. Y aún habría que discriminar cuántas de las féminas son periodistas y actúan de moderadoras en los debates entre los ejecutivos varones de las grandes empresas de tecnología. Porque, eso sí, aquí quien modera en el 90% de las ocasiones es mujer.

La relación hombre-mujer mejora algo en favor de las segundas cuando reducimos el colectivo de los directivos en el congreso a los que tienen cargo de 'primer espada'; esto es, presidente o consejero delegado. En la lista oficial se consignan, con su foto, 31 personas. De ellas, 26 son varones y cinco, mujeres. La relación en este caso es de algo más de mujer y media por cada diez hombres.

Entre los varones encontramos a Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook; a Jan Koum, cofundador de WhatsApp; Rich Riley, consejero delegado de Shazam, o a Michel Combes, consejero delegado de Alcatel-Lucent. Las cinco mujeres son Laetitia Gazel, consejera delegada de Connecthings; Anne Bouverot, directora general de GSMA; Virginia M. Rometty, presidenta de IBM; Michelle Gallen, consejera delegada de Shhmooze; y Chua Sock Koong, consejera delegada de SingTel (aunque no está incluida en el programa oficial, hay que contabilizar a Renée James, presidenta de Intel, que participó en varios actos).

Mancha de trajes azules

Aunque es difícil aventurarse a dar una cifra, es posible que en la base de la pirámide de los participantes del Mobile World Congress de Barcelona sea donde podamos encontrar un menor número de mujeres dentro de este aparentemente ultramoderno mundo de las nuevas tecnologías celulares.

Es cierto que el uniforme de estricto traje azul marino, con corbata o sin ella, ha relajado últimamente su dictadura entre los integrantes varones, abrumadoramente mayoritarios. Pero en este próspero sector este color sigue siendo el dominante en los largos pasillos de los pabellones de la Fira de Barcelona.

El 10% de los asistentes del sexo femenino no tienen la obligación de ir vestidos de riguroso azul oscuro. Es más, a un buen número de mujeres se les paga porque luzcan sus piernas y sus delgadas figuras enfundadas en minifaldas diminutas y encaramadas en zapatos con tacones de riesgo.

Son la legión de jóvenes azafatas que, de manera invariable, se ocupan de las tareas de recepción de visitantes en los estands de las firmas y deambulan entre los pasillos para ofrecer productos de merchandising entre los asistentes. Los disfraces que se prodigan, siempre con un toque de mujer fatal o niña inocente, van desde el traje regional a un imaginativo vestido de tubo al que se han adherido tentáculos de pulpo.

Interpretaciones

El abrumador dominio del sexo masculino en una actividad y en sectores productivos como son los de la tecnología punta (vinculados al progreso y la vanguardia) no es exclusivo de la telefonía móvil ni de eventos como el de Barcelona. En su día se justificó este fenómeno por el hecho de que el universo de los videojuegos, desde su nacimiento, fue ocupado mayoritariamente por varones. De hecho, hasta 1986 no se creó la primera heroína virtual, Samus Aran ('La cazadora'), de la saga Metroid, y su lanzamiento se justificó como un esfuerzo por aficionar a las mujeres al mundo de la informática.

Otras interpretaciones son menos benevolentes y acusan al mundo de las nuevas tecnologías de practicar un machismo sin tapujos. “Las entradas y los gastos asociados a la participación en el Mobile World Congress de Barcelona resultan muy altos y en las empresas del sector de tecnología, que han dado tradicionalmente muy pocas oportunidades a las mujeres, ese esfuerzo económico sólo se permite para los directivos y técnicos varones”.

Además, la empresa organizadora del evento es estadounidense y allí, en el marketing, se utiliza el cuerpo de la mujer como reclamo sin ningún recato, afirman las voces más críticas.

Largas colas de varones

Aunque la nueva ubicación de la sede del Mobile World Congress, en la localidad de Hospitalet de Llobregat en Barcelona, ha mejorado la oferta de servicios urinarios, una de las imágenes más características en la historia de este evento es el de las largas colas de hombres en traje azul oscuro esperando a cubrir sus necesidades primarias en las horas punta. Por el contrario, en el cuarto de baño de las mujeres nunca ha habido aglomeraciones, pese a que la operación logística en su caso es más dilatada. Algún beneficio tendría que reportar estar en minoría.