Rob Rhinehart, un ingeniero en software y aspirante a empresario, no tenía dinero para comer fuera de casa y tampoco tiempo para cocinar. En vez de llenar su despensa con paquetes de noodles de 50 céntimos, intentó rediseñar el acto de comer en sí, para crear algo más barato y eficiente.
Estudió las normas alimentarias del Gobierno y libros de nutrición –Bioquímica, de Stryer, Berg y Tymoczko, fue su biblia– y descubrió una serie de ingredientes básicos que proveen al cuerpo humano de las calorías y los nutrientes necesarios para funcionar.
A partir de ahí creó Soylent, una especie de batido amarillo, y para demostrar que funciona, vivió a base de él durante 30 días. Brian Merchant, periodista de Motherboard, siguió sus pasos y nos cuenta en este vídeo cómo es vivir con lo que algunos llaman la comida del futuro.
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