A mediados de la década de los 2000, las startups de Silicon Valley se hicieron famosas por su propuesta de oficinas menos formales. La posibilidad de trabajar tumbado en un puf, las salas de reuniones de cristal, la presencia de videoconsolas y la relajación de los códigos de vestimenta contribuyeron a construir su imagen de compañías “disruptoras” que rompían códigos. Cuando la pandemia impuso el teletrabajo a nivel mundial, las tecnológicas estadounidenses lo vieron como el siguiente gran paso. Muchas anunciaron que el trabajo en remoto había llegado para quedarse y dieron alas a sus empleados para que se mudaran a cualquier lugar del mundo. Tres años después, las tornas han cambiado.
El giro más radical lo ha dado Facebook. Mark Zuckerberg, la principal cara de esa primera etapa de “disrupción” (inmortalizada en la portada de la revista Time como persona del año 2010), fue también uno de los grandes defensores del teletrabajo desde 2020. “He descubierto que trabajar a distancia me ha dado más espacio para pensar a largo plazo y me ha ayudado a pasar más tiempo con mi familia, lo que me ha hecho más feliz y productivo en el trabajo”, escribió el empresario en una carta a sus empleados en la que les instaba a hacer lo mimo: “Seremos la empresa de nuestra escala que apostará más firmemente por el teletrabajo”. Era junio de 2021 y Zuckerberg estaba convencido de que su futuro pasaba por trabajar seis meses al año desde su residencia de Hawái.
En marzo de 2022, la cúpula de la compañía presumía de haber llevado su política de teletrabajo “al extremo”. En San Francisco no quedaba nadie: Zuckerberg en Hawái; Naomi Gleit (jefa de producto) en Nueva York; Alex Schultz (jefe de marketing) en Reino Unido; Guy Rosen (jefe de ciberseguridad) en Israel; Adam Mosseri (jefe de Instagram) entre Hawái y Los Ángeles. Solo el español Javier Oliván (jefe de operaciones) seguía pasando parte de su tiempo en Silicon Valley, aunque ampliando sus estancias en Europa.
La política de teletrabajo era también una estrategia de producto. La multinacional, que fue renombrada a Meta como parte de su apuesta por el metaverso en otoño de 2021, veía un filón en la virtualización del trabajo. Zuckerberg no solo considera el metaverso como un lugar de ocio sino como la nueva evolución de las oficinas. Si las personas de una misma empresa iban a poder trabajar juntas independientemente de su ubicación, Meta sería la primera en ofrecer “la oficina infinita” con salas de reuniones virtuales, realidad aumentada y otras herramientas para permitirlo.
Los ingenieros en las primeras etapas de su carrera tienen un mejor rendimiento medio cuando trabajan en persona con sus compañeros de equipo al menos tres días a la semana
Pero no hay nada que una crisis económica seria no pueda cambiar. Tres trimestres consecutivos con caídas de beneficios bastaron para que Zuckerberg pasara de defensor acérrimo del teletrabajo a declararle la guerra total. El CEO de Meta ha fijado 2023 como “el año de la eficiencia”, lo que ha incluido el despido de 22.000 personas y la redefinición del teletrabajo. “El trabajo en persona ayuda a construir mejores relaciones y a hacer más cosas”, explicó en un memorando en el que adelantaba que los datos internos de la multinacional muestran que los ingenieros que conocieron y trabajaron personalmente con sus equipos antes de pasar al teletrabajo son más productivos que aquellos que no pudieron hacerlo por haber comenzado directamente en remoto.
La diferencia en el rendimiento se aprecia también en aquellos ingenieros con menos experiencia. “Los ingenieros en las primeras etapas de su carrera tienen un mejor rendimiento medio cuando trabajan en persona con sus compañeros de equipo al menos tres días a la semana”, exponía Zuckerberg. “Esto requiere más estudio”, reconocía, “pero mientras tanto, os animo a todos a encontrar más oportunidades de trabajar con vuestros colegas en persona”.
“Uno de los peores errores”
Durante mucho tiempo la defensa del teletrabajo fue un sinónimo de modernidad y confianza en la tecnología para los empresarios. Hoy las tornas han cambiado y otro ejemplo es Sam Altman, CEO de OpenAI, la empresa de moda tras desarrollar ChatGPT. Altman llega a calificar la política de teletrabajo total que muchas tecnológicas adoptaron tras la pandemia como “uno de los peores errores de la industria en mucho tiempo”.
“Creo que uno de los peores errores de la industria tecnológica en mucho tiempo fue pensar que todo el mundo podía trabajar a distancia para siempre y que las nuevas empresas no necesitaban estar juntas. Que no iba a haber pérdida de creatividad. Yo diría que el experimento sobre eso ha terminado, ya que la tecnología aún no es lo suficientemente buena como para que la gente pueda ser totalmente remota para siempre, en particular en las startups”, ha aseverado Altman esta semana.
El experimento del teletrabajo total ha terminado
El CEO de OpenAI siempre defendió la necesidad del trabajo en persona para los trabajos creativos o las primeras etapas de las empresas. “Cuanto más incierto y temprano es el producto, más tiempo en persona necesita el equipo para pulirlo juntos”, añadía. “Las empresas tecnológicas que se apresuraron a ser totalmente remotas de forma permanente cometieron un gran error, y las grietas están empezando a aparecer”, enfatizaba en Twitter en enero.
Elon Musk, el otro gurú de todas las salsas tecnológicas con su presencia en redes sociales, movilidad eléctrica y naves espaciales, también se caracteriza por su tolerancia cero con el teletrabajo. El multimillonario lo eliminó de raíz de todas sus empresas en 2022. “Todo el mundo en Tesla está obligado a pasar un mínimo de 40 horas en la oficina a la semana”, escribió en un correo electrónico a los trabajadores de la compañía para anunciar el fin del teletrabajo: “Si no apareces, asumiremos que has dimitido”.
Modelos híbridos
En general, las tecnológicas optan ahora por modelos híbridos. En Google los empleados van tres días a la semana, al igual que en Amazon. Esta última ha sido otra de las que han cambiado su política tras dos años de pruebas. Andy Jassy, su CEO, dio a los mandos intermedios la capacidad de otorgar teletrabajo total a los empleados a su cargo. Un año después pidió que fueran un mínimo de tres días a la semana a la oficina. “Estar cara a cara con los demás, mirarles a los ojos y estar completamente inmersos en lo que sea que estéis discutiendo une a la gente”, dijo.
Según los últimos datos oficiales, en España hay unos 1,8 millones de personas asalariadas trabajando en remoto (“ocasionalmente” o “más de la mitad de los días de la semana”), lo que supone el 10,5% de los empleados por cuenta ajena. El dato se ha reducido tras el gran auge de esta forma de trabajo debido a la pandemia, pero se mantiene muy por encima de los números de 2019, cuando el dato era de un escaso 4%.