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El interés en ChatGPT empieza a caer y su alianza con Microsoft apenas come terreno a Google

El mercado de los buscadores de información fue el primero que los expertos señalaron como uno de los que podría vivir una revolución tras la llegada de las inteligencias artificiales generativas. La capacidad de estos sistemas para responder cualquier tipo de pregunta y dar sugerencias sobre cómo profundizar en los temas hacían prever grandes cambios en un campo que Google ha dominado con mano de hierro durante dos décadas. Sin embargo, los primeros datos apuntan a que el cambio de poderes, si llega, no será tan rápido como se pensaba.

“Espero que con nuestra innovación les entren ganas de demostrar que saben bailar. Quiero que la gente sepa que les hemos hecho bailar”, presumía el presidente de Microsoft, Satya Nadella, tras anunciar un acuerdo para incorporar la tecnología de ChatGPT a su buscador Bing el pasado febrero a cambio de 10.000 millones de dólares. Una alianza que de momento no ha servido para que Bing coma terreno a Google ni en visitas ni en cuota de mercado.

Según los datos de la firma de inteligencia digital Similarweb, las visitas de Bing crecieron un 25% de febrero a marzo, pero cayeron rápidamente casi un 10% de marzo a abril y han seguido bajando en los meses siguientes. En junio, las visitas fueron solo un 7,5% mayores que las registradas antes de la alianza con ChatGPT, lo que equivale a unos 90 millones más en todo el mundo.

El propio ChatGPT ha sufrido la primera caída de interés de los usuarios desde su lanzamiento en noviembre. El servicio de conversación con inteligencia artificial (IA) desarrollado por OpenAI fue el de más rápido crecimiento de la historia. Ganó usuarios más rápido de lo que cualquier red social o plataforma había logrado antes. Sin embargo, este mes de junio ChatGPT vio detenido ese ascenso fulgurante por primera vez, tanto en el total de visitas (−9,7%) como en el número de personas que la utilizaron (−5,7%).

“Parte de lo que está pasando es probablemente que la novedad ha pasado y cada vez menos personas se apresuran por entrar a la web para probar ChatGPT por primera vez”, explica a elDiario.es David Carr, analista de Similarweb. Aunque también podría haber otros factores en juego directamente relacionados con la estacionalidad, como el fin de las clases, con lo que “menos estudiantes acuden al sitio en busca de ayuda con sus deberes (para que escriba sus redacciones por ellos)”. 

elDiario.es ha contactado con OpenAI, que no ha querido posicionarse para esta información. “No creo que estemos asistiendo necesariamente a un descenso del interés por la inteligencia artificial, pero quizá sea ahora cuando la gente se toma más en serio la búsqueda de aplicaciones prácticas en lugar de ”jugar“ con esta tecnología. Y ahora pueden conseguirla en más sitios diferentes, en lugar de sólo en ChatGPT”, destaca Carr.

El análisis de esta firma tiene en cuenta también la evolución del interés en Character.ai, que también ha caído. Este servicio permite a los usuarios entrenar a su inteligencia artificial para que hable como la persona célebre o personaje ficticio que deseen y venía consiguiendo unos porcentajes de interacción con los usuarios mucho más altos que ChatGPT: la gente pasa una media de 25 minutos en su página por visita por los 8 minutos que habla con ChatGPT. Sin embargo, las visitas a su página también cayeron un 32% de mayo a junio.

La batalla de los navegadores

Microsoft pagó a OpenAI 10.000 millones de dólares por un acceso preferencial a su tecnología, que abarcará mucho más que la inserción de un asistente potenciado con IA en Bing. La multinacional quiere elevar a un universo nuevo la relación con los PC y la ofimática, haciendo posible que estos reciban órdenes de voz del usuario y las satisfagan convirtiéndose en una especie de mediadores entre la persona y la máquina.

Microsoft los llama “copilotos” y asegura que permitirán manejarlos tal que así: “Abre el documento de presupuestos que estuve modificando ayer a las seis de la tarde y elimina todos los ingresos correspondientes a Palomitas de maíz SL. Luego adjúntaselo a Ana en un correo y escribe que estas son las últimas cuentas modificadas tras la reunión de esta mañana”.

La multinacional ultima la inclusión de estos “copilotos” en Windows. Mientras se lleva a cabo, la primera apuesta fue disputar a Google su dominio como puerta de entrada a Internet. No solo a través del buscador, sino también a través del navegador, una herramienta clave en la relación entre una persona y la red. Su estrategia fue impedir que el Bing con ChatGPT se usara en cualquier otro navegador que no fuera el suyo, Edge, para potenciar su uso. Tampoco ha tenido demasiado éxito en esa apuesta por ahora.

Los datos de la firma de estadística digital Statcounter muestran que Chrome, el navegador de Google, ha perdido 3,2 puntos de cuota de mercado desde febrero, pero solo uno de ellos ha ido a parar a Edge. Otro de ellos se lo lleva Opera −desarrollado por la empresa noruega del mismo nombre y que hoy es propiedad de un fondo de inversión chino− y el restante se lo reparten entre navegadores más pequeños. Aunque Google tiene un plan para frenar esta sangría.

Llega Bard

Microsoft quería “sacar a bailar” a Google y Google bailó. La compañía ha desarrollado su propia IA conversacional al estilo de ChatGPT, a la que ha llamado Bard (bardo). El sistema ha llegado este miércoles a España y la UE, un par de meses más tarde que al resto del mundo por las dudas de privacidad de los reguladores europeos.

Los ejecutivos de Google aseguran que el nuevo sistema no viene a sustituir a las búsquedas tradicionales sino a complementarlas “de forma creativa”. Es lo que muestra también la tendencia de uso que han impuesto los usuarios, puesto que, como puede verse en el primer gráfico de esta información, el interés en Bard en los 180 países en los que lleva dos meses activo ha sido comedido.

elDiario.es ha preguntado a Google sobre qué porcentaje de las búsquedas se han apoyado en el nuevo asistente conversacional desde su lanzamiento o cuántos usuarios pinchan en enlaces que les proporciona Bard, pero la compañía ha afirmado que por el momento no comparte este tipo de información.