El Canal de Panamá, el nuevo tablero para un pulso entre China y EEUU
Cuatro kilómetros adentro en el Océano Pacífico, las islas de la Calzada de Amador separan el paisaje de acero y cristal de Ciudad de Panamá del arco de hierro del Puente de las Américas, debajo del cual pasan cada día 40 buques de carga camino hacia o desde el Canal de Panamá.
Conectados al continente a través de una delgada calzada, estos estratégicos afloramientos de superficie contienen un puñado de edificios abandonados donde en el pasado vivía personal del ejército estadounidense.
Sin embargo, se han convertido en el nuevo punto de conflicto entre Pekín y Washington, ya que Estados Unidos está intentando desarrollar una estrategia coherente para lidiar con la creciente influencia de China en América Latina.
Los planes de China de construir una nueva embajada en las islas se desbarataron después de que autoridades estadounidenses presionaran al Gobierno del presidente Juan Carlos Varela para que retirara su oferta de entregarle a China un terreno de cuatro hectáreas, según fuentes panameñas y diplomáticas.
“Por supuesto que Estados Unidos presionó para que dieran marcha atrás al proyecto: no iban a permitir que se plantase una enorme bandera china junto a la entrada al canal”, le dijo una fuente diplomática a the Guardian. “Pero la presión local también fue importante. Entregarle ese terreno a los chinos hubiera sido una medida muy impopular para el Gobierno de Varela”.
El Gobierno de Panamá ha insistido en que la decisión se basó estrictamente en cuestiones de seguridad y medioambientales. Pero Washington también bloqueó un plan previo de construir una nueva embajada de China en el distrito diplomático tradicional de la Ciudad de Panamá, y por ahora Pekín ha asentado una misión provisional en un edificio de oficinas.
Sin embargo, el incidente podría convertirse en una victoria pírrica para Washington. Este fin de semana, el presidente chino Xi Jinping llegará a Panamá en una visita que tiene como objetivo reforzar los vínculos con el país de América Central.
Será la primera visita de un mandatario chino desde que Panamá cortó relaciones diplomáticas con Taiwán para abrir relaciones formales con Pekín, en junio de 2017.
¿Qué son los bonos Panda?
Desde entonces, ambos países han firmado 28 acuerdos diplomáticos y comerciales, se espera que antes de fin de año Panamá comience a vender bonos “Panda” por 440 millones de euros y constructores chinos han conseguido grandes contratos para construir un puerto, un centro de convenciones y un nuevo puente sobre el canal.
El aumento de inversiones e influencia china en el país ha generado cada vez más inquietud en Washington.
En julio, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, se despidió de una visita a Panamá advirtiendo que “cuando aparece China, no siempre es para beneficio para vuestros ciudadanos”. Y añadió que las empresas estatales chinas a menudo trabajan con fines políticos, en lugar de comerciales.
La visita de Xi llega en medio de una guerra comercial entre China y Estados Unidos cada vez más intensa, que ha dejado en evidencia la importancia estratégica de Panamá como eje del comercio mundial.
Dos tercios de los barcos que viajan desde o hacia Estados Unidos pasan por el Canal de Panamá, que desde 1903 hasta 1979 fue un territorio no incorporado de Estados Unidos y funcionó como sede de varias bases militares estadounidenses.
“La retórica reciente de Washington sugiere que Estados Unidos no acaba de aceptar que el canal pasó de ser un activo militar a uno comercial”, afirmó Eddie Tapiero, especialista en Inteligencia competitiva de la Autoridad del Canal de Panamá y autor de un nuevo libro sobre las relaciones entre Panamá y China. “Estados Unidos debe tomar una decisión: o acepta el libre mercado en todo el continente americano o vuelve al enfoque de la Guerra Fría. La segunda opción sería un desastre”.
Las negociaciones entre China y Panamá para lograr un acuerdo de libre comercio han avanzado. Autoridades panameñas dicen que el país podría beneficiarse de su rol cada vez mayor como núcleo de logística regional, aumentar las exportaciones a China y proteger a los agricultores locales.
“Seremos la puerta de entrada de los productos chinos en América Latina”, le dijo a the Guardian el ministro de Comercio panameño, Augusto Arosemena. “Creo que Panamá será un ejemplo de cómo los países pequeños pueden negociar con China”.
Esto pilló por sorpresa a EEUU: los diplomáticos de ese país no conocían la decisión de Varela de establecer relaciones con Pekín hasta horas antes del anuncio, y el departamento de Estado todavía no ha nombrado un reemplazo de John Feeley, quien renunció como embajador en marzo alegando que era una cuestión de “honorabilidad” renunciar antes de seguir en el cargo bajo órdenes de Donald Trump.
Wei Qiang, el embajador chino en Panamá, ha desestimado las “especulaciones nerviosas, temerosas y envidiosas” sobre las intenciones de su país. “La visión global de China es una de diálogo y reconciliación, en lugar de confrontación. No necesitamos más que dejar que los hechos hablen por sí solos”, dijo recientemente en el lanzamiento de un libro.
Pero en los últimos años, Pekín ha demostrado cada vez más interés en proyectos de infraestructura estratégica en la región: empresas chinas forman parte de un proyecto para construir un canal interoceánico rival a través de Nicaragua y han investigado la opción de un “canal seco” en forma de carretera que una la costa atlántica de Colombia con la del Pacífico.
Euclides Tapia, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Panamá, señaló que algunos panameños sospechan de las intenciones de Pekín. “Los chinos han venido para quedarse, y han venido a por el canal”, dijo.
Traducido por Lucía Balducci