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Aumentan las amenazas a los periodistas en Colombia desde la victoria electoral del conservador Iván Duque

Portada de 'El Tiempo' el día de la victoria de Iván Duque

Ed Vulliamy

Periodistas colombianos alertan de que las continuas amenazas de muerte por su cobertura del proceso de paz en el país refleja una “atmósfera nueva, preocupante y peligrosa” desde la elección del nuevo presidente.

A María Jimena Duzán, de la revista Semana, le amenazaron en Twitter con un mensaje en el que le deseaban que fuera “violada, escupida, cortada con una motosierra y colgada en la Plaza de Bolívar”, la plaza principal de la capital de Bogotá. Minutos después del envío del mensaje, la cuenta y la dirección IP fueron cerradas.

Duzán dice que las amenazas contra ella y otros periodistas han aumentado desde que el conservador Iván Duque llegó al poder, un protegido del expresidente Álvaro Uribe que se opone con todas sus fuerzas al acuerdo de paz con las FARC. Duque, que prestará juramento el 7 de agosto, ha prometido “revisar” el acuerdo de paz.

También han sido amenazados Jineth Bedoya Lima, del diario El Tiempo, y Yolanda Ruiz, Jorge Espinosa y Juan Pablo Latorre de la radio RCN. Por otro lado, han amenazado a La Silla Vacía, una web sobre el proceso de paz.

Bedoya y La Silla Vacía recibieron notas en las que ponía que eran “objetivos militares” y estaban firmados por las “Águilas Negras”, un nombre muy utilizado por los grupos paramilitares de extrema derecha del país. La hermana de Duzán, Silvia, también periodista, fue asesinada por paramilitares en los 90 cuando estaba realizando un documental para canal británico Channel 4 sobre organizaciones campesinas que trabajaban por la paz.

Sus asesinos nunca han respondido ante la justicia y su caso se convirtió en un símbolo de la impunidad que ha caracterizado los ataques contra periodistas y activistas del país.

Todas estas amenazas llegan en medio de una serie de ataques contra líderes sociales, indígenas y de derechos de la tierra, y los intentos de devolver tierras a las familias rurales desplazadas por los rebeldes o, por norma general, paramilitares que trabajan para grandes terratenientes y cárteles de la droga. Desde que se firmó el acuerdo de paz en agosto de 2016, más de 150 activistas y líderes de sus comunidades han sido asesinados.

“Los paramilitares se han envalentonado con el cambio de Gobierno”, asegura Duzán.

La victoria de Duque se debió en gran medida al apoyo de Uribe, que llevó a cabo una campaña militar muy agresiva contra las FARC, pero ha sido perseguido por acusaciones de abusos de derechos humanos y asociaciones con paramilitares. Su hermano Santiago está ahora mismo a la espera de juicio acusado de dirigir presuntamente un escuadrón de la muerte.

A principios de la semana pasada, Uribe anunció su renuncia al Senado después de haber sido llamado a testificar en una investigación de la Corte Suprema sobre acusaciones de manipulación de testigos, pero su influencia sigue siendo muy grande. En gran parte, gracias a sus esfuerzos propagandísticos, el acuerdo de paz fue rechazado inicialmente por los votantes en un referéndum de 2016.

“La posición de Uribe contra el núcleo de la implementación del proceso de paz fue parte de los discursos que ganaron las elecciones. Los uribistas están estigmatizando las voces que apoyan el proceso de paz. Se ha convertido en pecado decir que estás a favor de este proceso. De manera automática te conviertes en alguien siniestro”, dijo Duzán.

Duzán considera que, si las autoridades colombianas no actúan, el país se arriesga a volver a los oscuros días de una guerra total entre guerrillas, cárteles, paramilitares y el Estado. “Esto tiene que parar ya. No podemos volver a esos días en los que mi hermana y tantas otras personas fueron asesinadas por lo que hicieron. Colombia ha avanzado desde entonces y no podemos regresar a esa pesadilla”, añade. La propia Bedoya fue secuestrada y violada por paramilitares en el año 2000, y luego secuestrada por rebeldes de las FARC en 2003.

Su respuesta ante las últimas amenazas no puede ser más directa: “Mi vida se rige por una sola cosa: el periodismo. Y eso es lo que seguiré haciendo a pesar de las ideologías y las convicciones políticas”, dijo en Twitter. “A los que me amenazaron ayer, poneos a la cola porque la fila es larga”.

El presidente electo dijo en Twitter después de estas amenazas: “Rechazamos cualquier tipo de amenaza a la libertad de prensa y de expresión. Damos todo nuestro apoyo a MJ Duzán. Las amenazas, ataques y muertes violentas deben terminar en Colombia”.

Pero las amenazas a los reporteros han sido algo muy común en Colombia. Según la Fundación para la Libertad de Prensa, que informó de 59 casos de amenazas contra reporteros locales durante el año 2015, 90 durante 2017 y 89 en lo que va de 2018.

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