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Utilidad de los Fármacos frente al SARS-Cov-2: no solo tratamiento para los ya enfermos

Cuatro oportunidades de prevención del COVID-19

José María Peña Sánchez de Rivera

Catedrático de Medicina y Coordinador Enfermedades Infecciosas Hospital Universitario La Paz —

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Disponer de medicamentos específicos frente al agente causante de una enfermedad es la clave del éxito en la patología infecciosa. La terminología para estos fármacos es simple: prefijo “anti”, del griego ἀντί anti, “opuesto”, seguida del término del grupo de microorganismos a los que van dirigidos. Así se habla de antivíricos, antifúngicos, antibacterianos, etc...

El termino antibiótico (anti-“seres vivos”) no sería pues, etimológicamente, incorrecto pues englobaría a todos los anteriores. Sin embargo la tradición médica lo ha reservado exclusivamente para los fármacos con actividad antibacteriana. Por ello siempre oirán decir a los médicos que los antibióticos son inútiles en las enfermedades producidas por virus.

Y ello nos lleva al Covid-19 y, por ello, a los antivíricos (que por cierto son fáciles de reconocer pues suelen acabar en “vir”). En la amplia experiencia acumulada en China en los tres meses de epidemia, varios medicamentos han presentado cierta eficacia. Se empezaron a usar basándose en el conocimiento de que tipos diferentes de virus, especialmente los ARN como el que ahora nos ocupa, comparten mecanismos de replicación, por lo que antivíricos que han sido eficaces bloqueando la reproducción de unos podrían ser útiles en otros, como en el nuevo Covid-19.

Ello ha llevado a usar, como tratamiento de esta nueva enfermedad, fármacos de probada eficacia frente al virus de la gripe (como el Favipiravir), el virus del SIDA (inhibidores de proteasa como Lopinavir o Darunavir), y otros usados en diferentes viriasis como Remdesivir, Ribavirina o los interferones alfa. Incluso la cloroquina, un fármaco originariamente antipalúdico se ha mostrado también prometedor. Estos medicamentos se han usado tanto de forma individual como en diversas combinaciones. Su utilidad real y la mejor manera de combinarlos en cada caso son en este momento sujeto de intensa investigación en múltiples estudios en los que destacados hospitales españoles participan activamente.

Esta es una excelente noticia para los enfermos. Su uso como tratamiento será enormemente beneficioso, pues aliviará los síntomas, acortará la duración de cada proceso y evitará las complicaciones. Todo ello se va a traducir en un notable descenso de la tasa de mortalidad y en abreviar la estancia de los ingresados. Pero no solo el paciente concreto se beneficiará, al disminuir la concentración de virus en las secreciones se cortará la cadena de transmisión a sus contactos ulteriores.

Pero el beneficio de disponer de medicamentos eficaces frente al CoVid-19 va más allá de su uso como tratamiento del paciente concreto. En la figura 1 se exponen las cuatro oportunidades tradicionales de intervención en una enfermedad infecciosa. Los fármacos específicos frente al Covid-19 serán muy útiles en tres de los cuatro escenarios.

En el primer escenario, evitar el contacto NO PROTEGIDO es fundamental mientras no dispongamos de vacunas. Los fármacos antivíricos no tendrían mucho sentido aquí. El segundo escenario es la situación de pre-exposición. Una comparación lo hará sencillo de entender. Viajero que se dispone a pasar unos días en un área endémica de paludismo (Congo, por ejemplo). En la Consulta del Viajero le informarán en detalle de cómo prevenir la picadura del mosquito (repelentes, mosquiteras etc...). Pero tras informar de estas medidas le comentarán: “Aunque haga todo lo anterior perfectamente no hay 100% de garantías de no ser picado por el mosquito por lo que ADEMÁS de lo anterior se va a tomar estas pastillas todos los día que esté en área de riesgo”. Esto se denomina Profilaxis Pre-Exposición. En el SARS-Cov-2 solo requeriría una o dos dosis antes del contacto, lo que es perfectamente factible.

Esto no debe sustituir a las medidas de barrera sino complementarla en casos seleccionados. El ejemplo que me viene a la cabeza serían los profesionales sanitarios que van a realizar una exploración invasiva del tracto respiratorio bajo en un enfermo, aunque otras situaciones también podrían ser subsidiarias, como cuidadores en casas o residencias.

El tercer escenario es un clásico en enfermedades víricas. A pesar de todas las precauciones se ha producido el accidente, un incuestionable contacto estrecho ¿Está todo perdido? ¡No! Todavía estamos a tiempo de abortar la infección, de impedir que prenda. El inicio de tratamiento en las primeras horas, lo antes posible, es la base de la Profilaxis Post-Exposición. Lo llamo 'un clásico' porque se inició en 1989 en otra enfermedad vírica, el SIDA, a los sanitarios en USA para prevenir el contagio profesional de la entonces maldita enfermedad y su introducción contribuyó notablemente a mejorar la calidad de la asistencia a estos paciente.

El escenario 4 ya lo hemos comentado, tras el inicio del tratamiento, en pocos días el paciente dejará de ser contagioso.

El próximo día hablaremos de las conductas.

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