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¿Hay que olvidarse de los tuits de Trump?

Hay que olvidarse de los tuits de Trump y centrarse en lo que están haciendo los republicanos mientras el presidente se enzarza por enésima vez con la prensa, con Hillary y con el mundo en general. Es la conclusión a la que ha llegado la revista de la prestigiosa facultad de periodismo de Columbia, en Nueva York.

“¿Os acordáis de cuando nos obsesionábamos con todos los tuits presidenciales? De cuando la guerra de Donald Trump con los medios era la única historia que importaba? Hay que parar” pide Kyle Pope, el director de la revista, al resto de los periodistas estadounidenses, “hay que dejar de considerar cada tuit como una declaración de guerra; dejar de tratar los errores de Trump y de su equipo como un conflicto con los medios y dejar de pensar que esta es la historia más importante de este país. No lo es”, insiste Pope.

Y sigue. “Se están cargando el sistema de protección social, desmantelando la agencia de protección del medio ambiente, vamos hacia un enfrentamiento con Corea del Norte y Estados Unidos está perdiendo presencia en el mundo. Y a nosotros (por la prensa) ¿sólo nos preocupa que el presidente nos insulte en Twitter?”.

Pope no anda del todo descaminado porque mientras todo el mundo mira a Trump, su gobierno y los republicanos siguen desmantelando poco a poco todo lo logrado durante los dos mandatos de Obama. Y aunque de momento no han podido acabar con su plan de salud, la ofensiva se lleva en otros frentes. Estas son algunas de las cosas que han pasado en estos últimos días mientras el presidente tuiteaba:

-La oficina de protección del medio ambiente (EPA por sus siglas en inglés) ha anunciado que va a despedir a 1.200 funcionarios este verano (8% del total de empleados) a lo que se añade una propuesta de recorte de su presupuesto de 31%. La idea es reducir esta agencia a su más mínima expresión. Eso después de que su responsable, Scott Pruit, prescindiera a finales de junio de su consejo asesor de científicos.

-El secretario de Energía Rick Perry (que quería eliminar su propio ministerio cuando fue candidato a las presidenciales en 2011) se ha mostrado de nuevo partidario de impulsar la producción de “carbón limpio” en Estados Unidos aunque está comprobado que no devolverá los empleos perdidos en un sector que ha votado masivamente a favor de Donald Trump, eso sin hablar del efecto contaminante.

-El ministro de justicia, Jeff Sessions, acaba de volver a permitir las incautaciones policiales masivas, una pieza fundamental del andamiaje represivo que llevó a todo tipo de abusos durante la llamada “guerra contra las drogas” de los años 80 y 90 y que había sido suspendido por Barack Obama. Una medida que paradójicamente permitió en su momento a las policías locales sacar provecho del negocio del narcotráfico a través de los ingresos millonarios de los decomisos, los bienes confiscados a los narcotraficantes o los meramente sospechosos de tráfico ilegal.

-El responsable de la Oficina de Etica del gobierno (creada después del escándalo de Watergate y que cuenta con 4.500 funcionarios encargados de vigilar la administración) ha dimitido porque estima que no puede llevar a cabo su trabajo.

Esto en lo que va de semana y dejando de lado el tema de los refugiados, el escándalo de los contactos de Donald Trump Jr con los rusos o los despropósitos del presidente en su última entrevista al New York Times.

Y volviendo al artículo de la revista de Columbia. “Cada ataque que Trump lanza contra los medios es una oportunidad para lanzar un debate moderato y matizado sobre la necesidad de tener una prensa libre y fuerte, y de mantener al gobierno bajo lupa”, insiste Pope. “Elevar el tono cada vez que Trump ataca a la CNN, al Washington Post o al New York Times no nos acerca a este debate. Lo que hace es beneficiar a un presidente que no tiene mucho que ofrecer.”

Hay que olvidarse de los tuits de Trump y centrarse en lo que están haciendo los republicanos mientras el presidente se enzarza por enésima vez con la prensa, con Hillary y con el mundo en general. Es la conclusión a la que ha llegado la revista de la prestigiosa facultad de periodismo de Columbia, en Nueva York.

“¿Os acordáis de cuando nos obsesionábamos con todos los tuits presidenciales? De cuando la guerra de Donald Trump con los medios era la única historia que importaba? Hay que parar” pide Kyle Pope, el director de la revista, al resto de los periodistas estadounidenses, “hay que dejar de considerar cada tuit como una declaración de guerra; dejar de tratar los errores de Trump y de su equipo como un conflicto con los medios y dejar de pensar que esta es la historia más importante de este país. No lo es”, insiste Pope.