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Trump no se va de vacaciones

“Trabajando desde Bedminster, Nueva Jersey, mientras la Casa Blanca está en obras ¡Estas no son vacaciones! ¡Reuniones y llamadas!” tuiteó el pasado 5 de agosto Donald Trump. “Trabajando duro desde Nueva Jersey, me voy a Nueva York para unas reuniones” volvió a tuitear dos días más tarde. Vale. Entendido. El presidente estadounidense sigue al pie del cañón pese a haberse mudado temporalmente a uno de sus “resorts” de lujo.

De hecho, en el frente Twitter, Trump no descansa. En los pocos días que lleva de “vacaciones” se ha metido con el senador demócrata por Connecticut Richard Blumenthal al que ha acusado de inventarse un pasado en Vietnam y ha vuelto a desear que el New York Times “ese periódico fallido” se hunda definitivamente en las pérdidas. Lo normal.

Pese a los tuiters, las reuniones y las llamadas, Trump también ha tenido tiempo de bajarse del carrito de golf para apuntarse a la boda de unos clientes del resort que, como se ve en un brevísimo vídeo, no parecían muy entusiasmados con la repentina aparición de un señor todo vestido de blanco. 

El descanso estival empezó, como era de prever, con una polémica. Al parecer, Trump piensa que la residencia presidencial es un “tugurio” (“dump”) que necesita muchas obras. El magnate niega haberlo dicho. Pero lo cierto es que horas después de que abandonara la Casa Blanca, un ejército de obreros empezó a ponerlo todo patas arriba como muestra la foto de Dan Scavino, uno de los asesores del presidente. Por quitar, han quitado hasta la mesa del Despacho Oval.

Nadie niega que el 1600 de la Avenida Pensilvania sea algo vetusto. Por encargo de los Obama el decorador Michael Smith, pareja del que fuera embajador de Estados Unidos en España, James Costos, rehízo ampliamente la residencia. Pero el aire acondicionado no se ha cambiado en 27 años y de vez en cuando vuelan por ahí algunos bichos. 

¿Como quedará la Casa Blanca de Trump? ¿Habrá más dorados? Nadie lo sabe.

Los que van a tener un verano difícil son los agentes del Servicio Secreto encargados de vigilar la Torre Trump en Nueva York. Tras una disputa sobre un tema de alquiler, han tenido que dejar el espacio que ocupaban en el rascacielos para instalarse en un tráiler estacionado en la calle.

Según la noticia, publicada primero en el Washington Post, las negociaciones entre las dos partes fracasaron el mes pasado y, aunque no hay un motivo oficial, dos fuentes aseguraron al diario que las diferencias sobre el precio fueron uno de los motivos.

«Tras mucha consideración, se determinó mutuamente que sería más rentable y práctico mudarse a otro espacio“ dijo Amanda Miller, una portavoz de la organización Trump. Así que de momento ahí están, en un tráiler aparcado en la calle 56, cortada al tráfico.

El operativo de seguridad montado en la Torre Trump, en plena Quinta Avenida, la arteria más transitada de Manhattan, ha sido polémico desde el principio por su complejidad logística y su elevado coste. Y aunque el magnate no ha vuelto a su apartamento de Nueva York desde que está en la Casa Blanca, Trump Tower se considera como una residencia oficial que debe ser permanentemente vigilada. Melania, y su hijo menor, Barron, vivieron allí hasta que se trasladaron a Washington en junio.

Lo que sí paga el contribuyente estadounidense es el alquiler de una oficina militar para dar apoyo a la Casa Blanca que cuesta 130.000 dólares al mes. La oficina, según «The Wall Street Journal», es propiedad de un tercero, por lo que el dinero no beneficia directamente a la compañía del presidente. Bueno, es la versión oficial.

“Trabajando desde Bedminster, Nueva Jersey, mientras la Casa Blanca está en obras ¡Estas no son vacaciones! ¡Reuniones y llamadas!” tuiteó el pasado 5 de agosto Donald Trump. “Trabajando duro desde Nueva Jersey, me voy a Nueva York para unas reuniones” volvió a tuitear dos días más tarde. Vale. Entendido. El presidente estadounidense sigue al pie del cañón pese a haberse mudado temporalmente a uno de sus “resorts” de lujo.

De hecho, en el frente Twitter, Trump no descansa. En los pocos días que lleva de “vacaciones” se ha metido con el senador demócrata por Connecticut Richard Blumenthal al que ha acusado de inventarse un pasado en Vietnam y ha vuelto a desear que el New York Times “ese periódico fallido” se hunda definitivamente en las pérdidas. Lo normal.