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Shoroq Okasha: “Conocer a los heridos que atiendo es lo que más duele”

Amjad Shabat

Franja de Gaza —

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Shoroq Okasha no olvida el día en el que un hombre se acercó a ella y le dijo: “me has salvado la vida”. Estas palabras se quedaron suspendidas en su memoria y se transformaron en la motivación para continuar trabajando como paramédica voluntaria cerca del perímetro este de la franja de Gaza. Allí, miles de personas de Palestina protestan cada viernes exigiendo su derecho a volver sus hogares en las “Marchas del retorno”.

A sus 27 años, Shoroq demuestra profesionalidad y carisma cuando habla. Explica que su trabajo está lleno de peligros, especialmente desde que la Media Luna Roja Palestina dejara de enviar a voluntarias mujeres al campo a modo de protección. La decisión se tomó después de que un disparo israelí matara a la voluntaria médica Razan Najjar durante una de las marchas. Ocurría el 1 de junio, solo dos días después de que se convocara la primera marcha del retorno el 30 de marzo.

Varias voluntarias como Shoroq no se quedaron conformes con la decisión de la Media Luna Roja. La pérdida de Razan había hecho que estuvieran todavía más decididas a trabajar en ese contexto. “Perder a Razan me dio fuerza y me hizo estar dispuesta a sacrificar mi vida para hacer mi trabajo”, explica Shroq. Junto a algunas de sus compañeras, decidió sumarse por cuenta propia al equipo voluntario de atención médica.

El último informe de OCHA sobre la situación humanitaria de Gaza señala que en el contexto de las manifestaciones han muerto 217 personas de Palestina y 22.897 han sido heridas. La autoridad israelí utiliza munición real, balas de goma y gases para disolver las concentraciones de personas y herir a los manifestantes. Es la realidad que forma parte del día a día de los profesionales médicos como Shoroq.

Shoroq no sólo proporciona primeros auxilios, sino que también aprovecha su especialización en psicología para dar apoyo a los heridos de las Marchas, especialmente a aquellos que están expuestos a la inhalación de gases lacrimógenos y a la consecuente pérdida de conciencia. Muchas veces atiende a niños aterrorizados. Nos cuenta que es importante coger sus manos heridas y asegurarles que alguien está dispuesto a ayudarles, aunque la ayuda sea tan simple como ofrecerles un vaso agua. 

“Conocer a los heridos personalmente es lo que más me afecta. Puede ser vecino mío o amigo de mi familia ya que Gaza es una ciudad relativamente pequeña y la gente se conoce muy bien. También me afecta mucho cuando pienso en el futuro de los heridos, especialmente los que quedan con discapacidad permanente”, dice Shoroq.

Y añade: “Siempre pienso en el estado psicológico de los heridos. Cómo aceptarán su nueva situación y cuánto dolor tendrán que soportar”. “El significado de la vida para mí radica en poder ayudar a las personas a pesar de que trabajar cerca del perímetro de la Franja de Gaza es muy peligroso y pone en peligro mi vida”.

Shoroq Okasha no olvida el día en el que un hombre se acercó a ella y le dijo: “me has salvado la vida”. Estas palabras se quedaron suspendidas en su memoria y se transformaron en la motivación para continuar trabajando como paramédica voluntaria cerca del perímetro este de la franja de Gaza. Allí, miles de personas de Palestina protestan cada viernes exigiendo su derecho a volver sus hogares en las “Marchas del retorno”.

A sus 27 años, Shoroq demuestra profesionalidad y carisma cuando habla. Explica que su trabajo está lleno de peligros, especialmente desde que la Media Luna Roja Palestina dejara de enviar a voluntarias mujeres al campo a modo de protección. La decisión se tomó después de que un disparo israelí matara a la voluntaria médica Razan Najjar durante una de las marchas. Ocurría el 1 de junio, solo dos días después de que se convocara la primera marcha del retorno el 30 de marzo.