Maribel Verdú: “No soy una marioneta. Soy una creadora, creo un personaje porque sale de mí”
La presente década está resultando particularmente prolífica para Maribel Verdú en lo que a televisión se refiere. En apenas tres años ha encadenado, entre otras producciones, la primera serie española de Apple TV+, Now and Then, se ha enrolado en uno de los hits patrios del catálogo de Netflix, Élite, en sus dos últimos temporadas, y ahora, con Cuando nadie nos ve, lidera la primera serie española bajo el nuevo sello de streaming Max, que llega oficialmente este 21 de mayo para reemplazar a HBO Max.
Tras venir de defender un papel pivote en el universo cinematográfico DC, como madre del relámpago humano en The Flash, la actriz madrileña de nacimiento (y mexicana de adopción) sigue marcando hitos personales en una trayectoria que abarca ya casi 40 años, desde que debutara en un pequeño rol en La huella del crimen, allá por 1985. “Me encanta estar en un proyecto que es el despunte de una nueva plataforma. Pero no era consciente”, reconoce en un encuentro con verTele durante el rodaje de Cuando nadie nos ve en Morón de la Frontera, semanas antes de que, ahí sí, ejerciera como estandarte del servicio.
Enrique Urbizu, responsable de esta miniserie, destacaba de ella su “gran empatía” y su capacidad de “navegar entre el costumbrismo, la comedia y el drama”. Ella, por su lado, achaca la responsabilidad de su versatilidad en la amplia nómina de directores con los que ha colaborado en estos años. A la vez, destaca el “genio” del bilbaíno, con quien llevaba años intentando coincidir en un set: “Sin un buen director, uno puede cumplir y hacer las cosas. Pero con Enrique Urbizu se te va la olla”, afirma la actriz, que se declara “puntillosa” y muy dedicada a preparar sus papeles.
Para eso, es vital el guion: “Para mí la escritura es todo en esta vida. Es por lo que vivo y con lo que vivo”. Por eso mismo, porque sabe cuánto cuesta pergeñar una buena historia, rehúsa lanzarse a escribir como tal, pero lo fía a su buen tino para detectar dónde hay buen material. Eso sí, es exigente y reivindica su puesta en la estructura creativa: “No soy una marioneta. Soy una creadora también, creo un personaje porque sale de mí”.
¿Cómo ha sido enfrentarte a 'Cuando nadie nos ve'? ¿Qué te ha supuesto?
Es la primera vez que me toca en mi vida hacer de una sargento de la Guardia Civil. Es eso que a veces piensas, que todavía me quedan personajes nuevos y diferentes por hacer. Y aquí llega Enrique Urbizu. Me dijo -y es lo que más ilusión me hace- que desde el principio me tenía a la cabeza y así se lo dijo a la gente de HBO. Cuentas con eso y te da más seguridad. El personaje es lo opuesto a mí. Es una mujer de una rigidez y de una austeridad y seriedad total. Cuando nadie nos ve es el título de la serie, pero cuando nadie la ve es así también. No es una mujer que abrace, que bese, que sea cariñosa. Ella es así para todo, para sus sentimientos y para demostrar las cosas. Es dura, dura.
Con lo que estamos jugando Enrique y yo, tal y como lo estamos creando, es que ella es un vaquero. ¿Habéis visto 1883? Sería un vaquero de ahí: el maravilloso, el protagonista del bigote divino [se refiere a Sam Elliott]. Hacer algo que no tenga nada que ver contigo, tan para dentro, es apasionante. Es un regalo. Como cuando hacía La buena estrella y me colocaban de tuerta. Es lo que mola. Estoy disfrutando mucho.
Lo que implica ponerse un traje de la Guardia Civil. ¿Qué aporta?
Lo que me joroba es una cosa: en La buena estrella yo voy de tuerta y en un momento dado Antonio Resines me pone un ojo bueno. Aquí la putada es que soy de la judicial y luego voy de normal. Solo voy en el primer capítulo de uniforme, y me encantaría ir en toda la serie así, porque te coloca en otro lugar. Te entran ganas de mandar, te da una seguridad... Y lo llevar pistola ya es... Aunque no se vea, aunque esté sentada, siempre la llevo. El peso te da otra cosa al moverte y de hacer cualquier cosa. Y joder el tricornio, qué durito es, en todos los sentidos.
La serie transcurre en plena Semana Santa de Morón. ¿Cómo ha sido adentrarte en este mundo? ¿Qué te ha descubierto la experiencia hasta el momento?
Qué malos son los prejuicios en esta vida. Yo veía las imágenes de gente que llora. Me he emocionado. Nunca había vivido nada de esto y ya tengo la obsesión del año que viene estar viendo algún paso, sí o sí. Ese silencio... Lo pienso y me emociono. Estoy emocionada, y son cosas que agradeces al cine, por llevarte a lugares. Ahora mi ilusión es vivir esto. Da igual que seas o no creyente, es una cosa de emoción. Nunca me esperé esto. Me contaba Óscar Higares que lo de Jerez es increíble, y luego está Sevilla, que lo conocen en el mundo entero, pero tampoco te pierdas Málaga... En Málaga, con Antoñito, mi Banderas, seguro que tengo balcón; en Sevilla ya me lo han prometido, y con Óscar en Jerez ya tengo tres días.
Puedes estar excelsa gracias a un director, o simplemente cumplir con un trabajo, sin más. Pero es que con Enrique se te va la olla
Al hablar con la prensa durante el rodaje, Enrique decía que no veía a ninguna otra actriz por su capacidad para tocar todos los palos. ¿Cómo te ves tú en ese proceso para alcanzar todos los registros?
Yo qué sé [risas]. A mí [Alfonso] Cuarón, el que me descubrió México y me dio la oportunidad, me dijo que yo trabajo desde la verdad y la honestidad más absoluta. No sé hacerlo de otra manera. Igual es por eso. Sin un buen director, uno puede cumplir y hacer las cosas. Puedes estar excelsa gracias a un director, o simplemente cumplir con un trabajo, sin más. Pero es que con Enrique se te va la olla. Son cosas sutiles y pequeñas... Le dije a Rodrigo García que había encontrado a mi Rodrigo español. Y esto es Enrique. No hay nada ni parecido.
Hablabas de lo apasionante de encontrar personajes que no esperabas interpretar. ¿Con la trayectoria, es difícil que suceda?
Tengo muchísima suerte. Si de repente te toca hacer de mala siempre, pues no ha habido otra como Bette Davis. Pero que me ha tocado hacer de prostituta, aristócrata, de poli, de Guardia Civil, de abogado, de yonqui... Ha sido una versatilidad que tengo que agradecer a los directores que han pensado siempre en mí. Realmente son personajes muy diferentes, incluido las dos últimas que hice con Rodrigo García. Un mismo director te ve en dos aspectos diferentes, con personalidades diferentes. O la mala de Blancanieves, o la loca de Gente de mala calidad... Mola mucho que me puedan ver haciendo cosas tan diferentes, como cuando hago comedias. Es una suerte.
¿No te atreverías a escribir tú un papel para ti?
Uf, respeto demasiado la escritura. Para mí la escritura es todo en esta vida. Es por lo que vivo y con lo que vivo. Me paso la vida leyendo. No tengo hijos, no cocino, no tengo ordenador... Solo leo. Sé lo que es cuando algo está bien escrito y tienes que respetar mucho eso. Es muy difícil escribir. Para mí lo más difícil que hay.
¿Qué tipo de actriz eres? ¿Cómo te describirías en tu relación con el guion?
Soy muy puntillosa. No digo perfeccionista, porque hace mucho asumí que la perfección no existe y que uno se tiene que relajar porque si no vamos a ser unos frustrados intentando alcanzar la perfección que no existe. Si eres un tenista, el primer mundo es el primer mundo; pero si eres actor o actriz... pues a unos le gustaremos, a otros no. Pero soy primero técnicamente una loca de la técnica. Luego soy muy loca con los diálogos. Es lo que sale de la boca de un actor o actriz, y tiene que ser creíble. Tiene que estar todo clarísimo, perfecto. Enrique tiene esa lucidez mental para cambiar de repente cosas en el último momento y siempre mejorar. Hacemos un buen equipo, pensamos un poco lo mismo.
Necesito tener el texto muy, muy estudiado, muy cogido. Estudio con mucha antelación para que luego al llegar al rodaje si hay que cambiar o hay que quitar no tenga que pensar el texto, porque está metido dentro de mí. Y no soy una marioneta. Soy una creadora también, creo un personaje porque sale de mí. Con un director yo aporto muchas cosas y me gusta aportar ideas. Si no creo en algo quiero rebatir y que me convenzan. Con Enrique me da igual porque sé que todo lo que me diga va a ser siempre a mejor. Me gusta mucho involucrarme sobre todo en los diálogos. Soy muy pesada con los diálogos. Dialogar bien es muy difícil. Una cosa es un guion bien escrito, pero cuidado con los diálogos.
Urbizu, como se ve en su obra, apuesta a menudo por reducir al mínimo los diálogos, quitar lo más expositivo o evidente...
¡Total! Enrique, si fuera muda la peli, mejor para él. Él es todo miradas, gestos... Prioriza por encima de cualquier otra persona que conozco el mundo actor actriz. Lo actoral es lo que más le importa, más que la imagen. Me dice que en la escuela donde da clase está harto de repetir a los alumnos que lo primero es la actuación, lo segundo, la actuación y lo tercero la actuación. Pero los chavales que empiezan siempre están pensando en la imagen, en la cámara. Eso es lo último, siempre se puede tocar. Por eso es tan genio, y por eso es un director de actores y actrices tan exquisito. Es un disfrute constante con él, buscando esa cosa diferente.
Más que la importancia de un personaje o un personaje bueno, quiero una historia buena
A estas alturas de tu carrera, ¿qué priorizas? ¿Un personaje potente o una buena historia?
Más que la importancia de un personaje o un personaje bueno, quiero una historia buena. Ya me ha pasado en la vida: tener un personaje estupendo en una película de mierda, al final... De repente hay películas increíbles, como El laberinto del fauno. Pensé: 'bueno, voy a decir que sí, aunque sea una figurante especial porque la peli es tan bonita'. Y luego llegas, la ves te das cuenta de que eres la heroína. De verdad, leído no parecía. Estar en una historia es mucho más importante. Desde hace bastante, mis compañeros y director o directora. Es así.
'Cuando nadie nos ve' es la primera serie española que se hará bajo el sello Max, que reemplaza a HBO Max. Aun siendo coincidencia, habiendo venido de hacer 'The Flash', también con Warner Bros Discovery, ¿te sientes cómoda con esta imagen de estandarte de la empresa en España?
No sabía que fuera algo tan tocho. ¿O sea, que esta es la nueva serie del sello Max? ¡Qué guay! Yo no me entero de estas cosas. Es casualidad, te puedo asegurar, pero me encanta estar en un proyecto que es el despunte de una nueva plataforma. Qué bien, me encanta. Pero no era consciente. ¡He relanzado Max! Ahora espero no cagarla...