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25 años del 'Grand Prix': el programa “del abuelo y el niño” que marcó los veranos de toda una generación

Ramón García, en una de las presentaciones de temporada del 'Grand Prix'

Pedro Zárate / Laura García Higueras

“El programa del abuelo y el niño”. A la sintonía del Grand Prix solo le faltó añadir “y de toda España”. Desde que el concurso llegara a TVE el 17 de julio de 1995, cada verano se convirtió en cita imprescindible de los salones de nuestro país. Un cuarto de siglo después, celebramos su 25º aniversario con la esperanza de reencontrarnos algún día con su Patata Caliente, sus Troncos Locos y demás disparatadas pruebas con las que semana a semana se enfrentaban los pueblos participantes. Y también con el que fue su presentador durante su primera y más exitosa etapa, Ramón García.

El origen del Grand Prix se lo debemos al que fue el primer concurso de la televisión pública italiana Campanile Sera. Emitido entre 1959 y 1962, combinaba cuestionarios dirigidos a concursantes del norte y del sur del país, con pruebas atléticas. Más de tres décadas después, fue Francesco Boserman quien tuvo la idea de lanzar la versión española del formato, en la que colaboró Popi Perani, artífice de la original. TVE se interesó por el espacio y en 1995 estrenaron Cuando calienta el sol.

Tras una primera experiencia, optaron por cambiar algunas de las normas (pasar de cuatro a dos equipos), el logotipo y el nombre por Grand Prix del verano. García se mantuvo al frente y, durante otras diez ediciones, condujo el espacio junto a Mar Regueras, Miriam Domínguez, Pilar Soto, Patricia Gallo, Elisa Andrea, Julia Alfaro, Oihana Etxebarría, María Rodríguez y Vanesa Rubio, que se relevaron como sus ayudantes. Mientras tanto, se convirtió en el clásico veraniego por excelencia.

La salida de García de La 1 y el descenso de audiencias con respecto al año anterior hicieron que TVE y Europroducciones, responsable del programa, no llegaran a un acuerdo y el formato no se emitiera en 2006. La productora, no obstante, lo vendió a la FORTA (Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos), que le dio una segunda vida a partir de 2007, cuando regresó con Bertín Osborne al frente. El hoy presentador de Mi casa es la tuya lo condujo hasta 2009. Primero con Cristina Urgel y después con Natalia Rodríguez, con quien lideró la última temporada hasta la fecha del programa.

De 'La Patata Caliente' a 'Los Troncos Locos'

Las pruebas fueron el ingrediente estrella del Grand Prix. Divertidas, dispares, coloridas y aptas para diferentes tipos de coordinación -recordemos que en algunas lo único que había que hacer era quedarse quieto, como los Bolos o los Bebés-, conseguían entretener y, de paso, imaginar qué tal nos desenvolveríamos cada uno en esas tesituras. Los Troncos Locos son, sin duda, una de las más recordadas. En ella, los concursantes tenían que llevar salmones de un lado a otro de una piscina por un camino formado por troncos que no paraban de girar.

Otro gran clásico es la Patata Caliente. Presente en todas las ediciones del programa desde su estreno, los padrinos y alcaldes de los pueblos eran quienes luchaban en ella por obtener la mayor puntuación. Para ello, debían contestar a preguntas con una cifra o tema concreto. Iban probando números mientras el presentador decía “más” o “menos”. En su mano sostenían un tenedor con un globo que se iba hinchando poco a poco y pasaba de un equipo a otro cada vez que acertaban, con el fin de que le estallara al contrario.

Las que sucedían en la plaza de toros añadían un componente extra de emoción por la presencia de la otra gran reina de la fiesta, la vaquilla. La Vaquilla Pichichi, los Arcos, el Ciempiés, los Regadores, ¡A por Caperucita!, Conejos y Lobos, Conejos y Zanahorias, la Vaquilla Musical... todas ellas contaron con la pequeña protagonista como contrincante añadida. Pero había más, como la Cucaña, los Aguadores, el Diccionario, los Pingüinos, las Manos Musicales, Rompepuertas, la Telaraña, cada uno teníamos nuestras favoritas, las que más gracia nos hacían o más ternura nos despertaban al ver a los concursantes caer a piscinas y colchonetas de todas las formas posibles.

Fuimos muchos los que disfrutamos de las noches veraniegas atentos a los trompazos, deseando que al año siguiente, fuera nuestro pueblo el que participara y pudiéramos estar allí, viendo y viviendo el concurso en directo. 25 años después de su estreno, es imposible no recordarlo con nostalgia, pues consiguió no tener edad, reunir a la familia a pasar un buen rato y que llevemos más de 10 años echándolo de menos.

¿Por qué no vuelve el 'Grand Prix'?

Esta es, a día de hoy, la gran pregunta que se hacen los fans del programa. Y más en un contexto como el actual, con la nostalgia invadiendo cada día nuestra televisión y TVE produciendo programas para toda la familia como Typical Spanish, que ya en su presentación fue comparado con el que aquí nos ocupa.

Sin embargo, ¿por qué no vuelve el Grand Prix? Según dijo Ramón García hace justo un año, por la vaquilla. “Ahora sería difícil. Hay un Grand Prix preparado para salir renovado perfectamente desde hace tres años [2016]. Y no se ha hecho porque las televisiones tienen miedo de los grupos animalistas, que creen que les van a hacer la vida imposible por el maltrato a la vaquilla. Cosa que no es así”, aseguró el presentador en su programa En Compañía, de Castilla-La Mancha Media.

“Las vaquillas se cuidaban perfectamente. Venían en sus camiones, tenían su corral adecuado y nadie las tocaba. Nosotros invitamos a los grupos que denunciaron aquello para que vieran cómo estaban los animales, pero nunca vino ninguno a visitarnos. Y curiosamente, nunca nadie vino a preguntarnos si las personas que salen en el Grand Prix y reciben el golpe de una vaca tienen alguien que les cuide y que les cure. A veces nos pasamos de vuelta y estamos pensando más en los animales que en las personas”, añadió el vasco al respecto.

TVE tuvo la opción de recuperarlo en 2017

Como él mismo comentó entonces, en los últimos años ha habido diversos intentos por recuperar el Grand Prix, aunque todos ellos han caído en saco roto. En 2017, TVE tuvo esta opción sobre la mesa, aunque la acabó desechando, si bien dejó abierta la puerta a una posible vuelta en el futuro. “Grand Prix es otro gran formato que podría estar dentro de nuestros análisis, pero precisaría una actualización. Si llegara el caso, obviamente, la estudiaríamos con todo detenimiento”, respondieron entonces desde la cadena pública a la petición de una espectadora.

Al resto de cadenas también se les presentó la posibilidad de adquirir el formato. Incluso Mediaset mostró cierto interés en él, aunque finalmente no pasó de ahí. Es más, la cadena ha emitido este año la nueva versión de Juego sin fronteras, el programa en el que se basó Grand Prix. Y aunque lo hizo sin grandes audiencias y auspiciado por su matriz italiana, precursora de este proyecto, su simple emisión da esperanzas a los fans del Grand Prix dada sus similares características.

Aunque si de esperanzas se trata, también hay que mirar a Francia, donde el homólogo del Grand Prix en el país vecino, Intervielles, anunció su regreso para 2020 en el canal France 2. Y aunque el coronavirus ha terminado por retrasar su regreso hasta nuevo aviso, la intención de recuperarlo sigue adelante. Eso sí, sin vaquilla. Una decisión que ya ha generado debate entre la audiencia gala, que se divide entre aquellos que apoya esta postura y quienes se oponen a la misma. Como medida de presión, estos últimos han creado el grupo de Facebook “No a Intervilles sin vaquillas”, el cual cuenta actualmente con más de 17.400 miembros.

En España, mientras tanto, casi 14.300 personas han firmado una petición en Change.org para que el Grand Prix vuelva a nuestra televisión. Con o sin vaquillas, pero que vuelva. Porque los veranos sin el Grand Prix son menos verano.

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