Wilson Wilson (Desmin Borges), en el remake de 'Utopía'

Pedro Zárate

Mirándolo con optimismo, de un remake siempre se puede sacar algo positivo. Si iguala o incluso supera a la serie original, pues esa alegría que nos llevamos. Y si se queda lejos de su nivel, al menos habrá servido para poner en valor el material de partida y despertar la curiosidad de aquellos que todavía no se hayan acercado a él.

Esto último bien puede valer para el remake de Utopía que ha firmado Gillian Flynn, el cual se estrena este viernes en Amazon Prime Video tras seis años de idas y venidas en los que el proyecto estuvo cerca de no salir adelante. Y es que allá por 2014, tras trabajar codo con codo en la adaptación cinematográfica de Perdida, la propia Flynn y David Fincher llamaron a la puerta de HBO con la idea de hacer su propia versión de la serie británica de culto creada un año antes por Dennis Kelly, cuya primera temporada (disponible en España a través de Filmin) había causado sensación entre los más seriéfilos de las islas tras su estreno en Channel 4.

HBO recibió la propuesta de buen grado y dijo “sí” de inmediato, pero las diferencias presupuestarias pronto empezaron a aflorar. Fincher quería 100 millones para hacer la serie. HBO no subía de 90. Y mientras tanto, los guiones de Flynn empezando a coger polvo en el cajón. Al final, la cadena y el director llegaron a un acuerdo: desentenderse a la vez del proyecto y desear mucha suerte a Flynn en la búsqueda de un nuevo comprador. Afortunadamente para ella, Amazon se cruzó en su camino en 2018 y compró este remake que, como tal, toca analizar como serie independiente y como producto basado en una ficción ya existente. En ambos casos, para expresar una desazón similar a partir de conclusiones diferentes.

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Una versión demasiado estándar a nivel formal

Para alguien que disfrutó en su momento de la magnífica primera temporada de la serie británica, que es la que aquí se adapta, la Utopía de Amazon supone un intento loable, pero también descafeinado, por ofrecer algo diferente sin distanciarse en exceso de la ficción original. Aunque si algo hay que reprochar a esta reinterpretación es que cae, a juicio de quien escribe, en la peor de las pesadillas posibles para un remake. Es decir, que casi ninguna de sus ideas esté a la altura del material de partida. Pero empecemos por el principio.

Utopía, tanto en su versión británica como en la estadounidense, nos presenta a un grupo de jóvenes que hablan vía online sobre un cómic (The Utopia Experiments en la serie original, Dystopia en el remake) que esconde oscuros secretos en sus dibujos que amenazan con poner en peligro a la población mundial. El descubrimiento de una segunda parte (llamada Utopía en la versión que nos ocupa) hace que nuestros protagonistas dejen atrás el mundo virtual y se conozcan en persona con el objetivo de conseguir ese ejemplar único, el cual podría incluir información clave para el futuro de la humanidad. Sin embargo, intentar hacerse con este truculento cómic será el inicio de sus problemas, pues detrás de él también anda gente muy peligrosa y una misteriosa chica, Jessica Hyde (Sasha Lane), con la que tendrán que aprender a convivir si quieren seguir con vida.

Aunque el punto de partida es prácticamente el mismo, la Utopía de Amazon lo encara de una forma completamente diferente a la de Channel 4. La ficción inglesa se erigió como una de las producciones televisivas más particulares de su época (título que podría ostentar perfectamente en la actualidad) gracias a un tono muy inquietante, unos personajes y situaciones aterradoramente desconcertantes, una paleta de colores que llamaba la atención desde el primer minuto y una música que ayudaba a potenciar la sensación perturbadora que envolvía toda la propuesta. Todos estos ingredientes estaban presentes en una temporada que fue de más a menos, pero que nos regaló un primer episodio brillantísimo a todos los niveles. Un prodigio formal y visual que el remake norteamericano renuncia a replicar para, en su lugar, ofrecer un producto más light y estandarizado, quitando así gran parte de la gracia de la ficción original.

Nuevos personajes y un tratamiento más edulcorado

Despojado de este valioso envoltorio, el otro punto diferencial de la Utopía norteamericana con respecto a la inglesa lo marca la otra parte implicada en la trama principal, la que atañe a la conspiración que hay detrás del cómic y a los enemigos de nuestro grupo protagonista. Aquí 'La Red' es sustituida por 'La Cosecha', un grupo de personas que actúa bajo las órdenes de Kevin Christie, CEO de una multinacional obsesionada con preservar la vida humana y encontrar nuevas vías de alimentación, que pretende llevar a cabo un plan –no diremos cuál- que cambiará para siempre nuestra sociedad.

Este personaje, completamente nuevo e interpretado por John Cusack, se apoya en Arby (Christopher Denham), un humano deshumanizado creado para matar, para conseguir el susodicho cómic. Todo ello mientras, paralelamente, el doctor Michael Stearns (Rainn Wilson) intenta recuperar el prestigioso perdido poniendo solución al brote de virus que ha matado a varios niños en diferentes puntos de Estados Unidos. Un virus que, por si fuera poco, resulta ser muy similar al que años atrás él mismo descubrió en Perú y cuya vacuna solo puede producir la empresa de Christie.

Esta parte del entramado conspiranoico que presenta el remake de Utopía es la principal novedad con respecto a la serie original y la que ayuda, gracias al guion de Flynn, a que esta nueva versión no se desinfle con el paso de los capítulos, como hasta cierto punto pasaba con la propuesta de Kelly. Sin embargo, esto no deja de ser más que un mero consuelo, pues aunque la serie de Amazon es más regular, también se queda lejos de las cotas de calidad que llegó a alcanzar su antecesora de Channel 4. Y eso que, más allá de los cambios expuestos, ambas series vienen a contar lo mismo.

La diferencia, pues, está en el tono, mucho más lúgubre en la original. También en las acciones de 'La Red' y de Arby, más temibles y mostradas de una forma más dura e inquietante. Y en los personajes protagonistas, que transmiten menos con la excepción del Wilson Wilson de Desmin Borges, que sí parece haber entendido el rol que Adeel Akhtar interpretó años atrás. Por todo esto, el remake de Gillian Flynn, aun teniendo también sus buenas dosis de sangre y violencia, luce como una versión más edulcorada y, por tanto, menos estimulante, solo apta para quienes no hayan visto la serie en la que se inspira.

Una serie sobre virus y vacunas que llega en plena pandemia

Solo así se podrá disfrutar de un remake que, valorado de forma independiente, es una serie con una premisa muy particular y atractiva que puede interesar a todo fan de los thrillers conspiranoicos. Aunque éstos quizá tengan reparos en ver en estos momentos una serie que habla de virus, brotes y pandemias. Temas que en 2013, cuando se estrenó la primera Utopía, no nos tocaban tan de cerca, pero que ahora, en plena crisis del coronavirus, producen hastío, angustia y desesperación. Así que ponerse a ver una serie que también habla de contagios y futuras vacunas quizá no sea lo más apetecible en estos momentos. O sí, si eres de esos que abrazan las teorías de la conspiración en torno al Covid-19.

En cualquier caso, que el remake de Amazon se haya estrenado en plena pandemia es solo la puntilla para una serie que arroja no pocas preguntas sin respuesta. ¿Y si hubiera continuado David Fincher? ¿Y si Rooney Mara hubiera interpretado a Jessica Hyde, como en un principio iba a ocurrir? ¿Y si esta nueva versión se hubiera estrenado antes del coronavirus? Nunca lo sabremos, pero al menos el remake de Utopía servirá para dar a conocer a partir de mañana la serie de culto original, que no es poco.

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