Dejando de lado Alguien tiene que morir, miniserie estrenada el pasado otoño en Netflix, Carmen Maura llevaba años alejada del medio televisivo. Su último papel como protagonista en una ficción española fue en la efímera Stamos Okupa2 en TVE, en 2012, al que seguiría, un año después otro rol principal en una producción francesa, Y'a pas d'âge. Ahora vuelve a la pequeña pantalla con Deudas, las que tiene su personaje, Pepa Carranza, en la nueva comedia creada por Daniel Écija para Atresplayer Premium.
“Es muy bonita, muy gamberra y muy graciosa, y yo estoy muy ordinaria”, promete la actriz durante el encuentro con Vertele durante su rueda de promoción. “Nunca me han visto tan ordinaria, y eso les va a gustar a mis fans, verme en una cosa diferente”, añade. Con todo, este nuevo registro no hace que tenga especial prisa por volver a enrolarse en una producción seriada: “No es algo que me atraiga. Alguien tiene que morir, que tenía sólo tres capítulos, me va más. Enfrentarme a otra serie así... me da un poco de pereza. No sé si es porque soy ya viejecita, pero me gustan más las películas”, dice con absoluta honestidad y una sonrisa.
De hecho, los recuerdos más vivos de sus experiencias pasadas en la pequeña pantalla se remontan a los años noventa, cuando coprotagonizó A las once en casa, junto a Ana Obregón y Antonio Resines en TVE. Entonces, reconoce, “no había tantas series, ni tanta competencia ni tantos actores... Y nos pagaban mucho mejor. Estábamos más consentidos”.
A su lado, Mona Martínez, que encarna a Consuelo de la Vega, la pudiente matriarca a la que Pepa Carranza ha de enfrentarse en esta nueva ficción. Dentro de la coralidad, ambas ejercen como cabezas visibles del enredo y, para la andaluza, cuya carrera de fondo en la interpretación tuvo como punto de inflexión su alabada interpretación en Adiós de Paco Cabezas, este supone su primer gran rol estelar en televisión. Llega después de encadenar roles en Veneno o Antidisturbios (cuyo personaje, por cierto, le sirve a Rodrigo Sorogoyen para vincular en un mismo universo narrativo a su ficción con El reino, donde ella ya aparecía), pero a ella no le gusta hablar de “rachas”.
“Da mucho coraje porque la racha vienes peleándotela desde el 2000, cuando empecé siendo actriz”, asevera. “Voy cogiendo confianza en que puedo hacer personajes que no son sólo de tal forma u otra”, añade, siendo el mejor ejemplo el de Deudas, una comedia donde tiene la oportunidad de decir “lo políticamente incorrecto”.
Lo cierto es que su visión de la profesión es compartida con Maura, que aquí da vida a una actriz cuya carrera se vio frustrada al casarse, motivo por el que rechazó incluso convertirse en una “chica Almodóvar” de los ochenta. “He visto gente a la que le ha pasado esto, y me da ternura porque es una profesión un poco dura y en la que tienes que tener mucha suerte”, comenta. “Es mejor no tener ambiciones y que las cosas que te vayan pasando te sorprendan. Cuando veo a alguien que desea muchas cosas antes de empezar, me da dentera”.