Salvados enfrenta a víctimas y verdugos de las redes: “Nos sentimos poderosos”
Salvados ha analizado el odio en las redes sociales a partir de las víctimas de ello y sus verdugos.
El programa ha entrevistado al hater de Paula Vázquez y a ella, al primer condenado por injurias en las redes a un cargo público y a Cristina Cifuentes que fue quién recibió el mensaje. Así como a alumnos y expertos en ellas.
La entrega arrancó con las reflexiones de un grupo de estudiantes de derecho que hablaban sobre el buen uso de estas herramientas y la legalidad sobre el contenido de ellas.
“Viendo cómo se está restringiendo la libertad de expresión ¿vamos a ceder en esto?”, preguntaba uno de ellos, mientras otro señalaba que “la diferencia está en el lado de la política desde dónde se haga la crítica, se castiga igual o no se castiga, pero a unos sí y a otros no no me parece justo”:
Paula Vázquez frente al hater que deseó “meterle fuego”
Antonio, el hater que escribió a Paula Vázquez “¿y qué tal si te echamos un poco de gasolina en el coño y te metemos fuego?” explicó a Jordi Évole los motivos que le llevaron a publicar aquello.
Según él, se sintió “insultado” cuando leyó el tuit de la presentadora que decía que “tendríamos que haber quemado banderas en Galicia a ver si así venían corriendo los muy patriotas y mucho patriotas”.
Preguntado por si podía haber expresado su indignación de forma más correcta, Antonio aseguró que “si hubiera sido más suave no lo hubiera leído nadie. Por desgracia funciona el lenguaje agresivo”.
El presentador le preguntó si le hubiera dicho lo mismo si la hubiera visto en persona: “Una cosa es que un tuit te haga daño y otra cosa es verla físicamente, no le diría nada”.
Évole le mostró a Paula Vázquez a la persona que había detrás de aquel tuit y sus explicaciones, algo que le causó “sorpresa” porque “pensaba que iba a ser un radical, un canalla que me impusiera de verdad”.
Preguntada por lo que sentía tras escuchar su testimonio, ella confesó que “hay una parte de empatía, porque lo ha pasado mal, tres ataques al corazón... y pienso si quitar o no la denuncia. No me da miedo, me da mucha rabia. No quiere decir que la vaya a quitar”.
La presentadora explicó que cuando lee este tipo de insultos o noticias mal intencionadas “la mayor parte de veces los bloqueo o últimamente me pongo a hablar por privado o les llamo directamente para ver por qué, con qué argumento me insultan. La mayoría reculan y además te echan piropos”.
Vázquez quiso aclarar que el significado de su tuit era “una alusión por lo rápido que se organizaban (los cuerpos de seguridad) para ir a Barcelona (por el independentismo), pero no a Galicia”. “¡Cómo me voy a reír yo de los gallegos si soy gallega y ayudo a mi tierra siempre que quiero!”.
Aseguró que “cada mañana que me levanto digo que no volveré a opinar, y cada día cuelgo algo y me vuelvo a arrepentir”.
Preguntada por si en la calle había sido víctima de algún insulto de ese tipo, ella respondió contundente: “Nunca, jamás”. Y cuando le decían que aquello también era el precio de la fama, respondía que “no lo había leído en ningún contrato”.
“Es el sentido último del poder: poder destrozar la vida a alguien”
Évole también entrevistó al periodista Juan Soto Ivars y a la filósofa Marina Garcés que hicieron un análisis más profundo sobre ese comportamiento agresivo en las redes: “Siempre hay detrás de todos los linchamientos en las redes un pretexto ideológico”, aseguraron.
Y leyeron algunos de los aberrantes tuits que recibió Miguel Bosé tras el fallecimiento de su hermana Bimba:
Garcés también explicó que había sido víctima del linchamiento en redes cuando mencionó a los “chicos de Ripoll” en la Mercé de Barcelona: “Los mencioné como una de las ausencias de esa fiesta mayor. Se interpretó como una empatía hacia el terrorismo y eso que empezó en los medios, saltó a las redes y se convirtió en un ataque”.
Una situación que le hizo reflexionar en que ese comportamiento responde al “sentido último del poder: poder destrozar la vida a alguien. Poder es poder matar. ¿Y dónde podemos ejercer nosotros ese poder? En acciones como esas. Nos sentimos poderosos”.
Ivars también señaló el peligro de que “cambien determinadas norman tan rapidamente”: “Ahora tenemos a gente condenada por un mensaje humorístico como hacer chistes de Carrero Blanco. Eso nunca había sido grave hasta que en un juicio deciden que no solo es grave sino que es delito”.
También debatieron sobre si era una buena opción que los famosos hicieran retuit a los insultos o era mejor ir directamente a los tribunales.
Cristina Cifuentes “frente” al primer condenado por injurias hacia ella
Ximi fue el primer condenado en España por llamar “puta” a Cristina Cifuentes en Twitter y explicó cómo se originó todo y cuál fue el final: “Cifuentes negó que hubiera cargas policiales hacia los manifestantes el 15M y eso me produjo rabia e impotencia y promoví que se le insultara a la misma vez. Desgraciadamente el llamamiento fue más exitoso de lo que cabía prever. Esa noche vi en televisión que ella quería denunciarme. En un primer momento pensaba que no iba a ir a más, porque veía absurdo pedir cuatro años a alguien por un tuit”.
El propio entrevistado hizo autocrítica de lo ocurrido: “Lo que hice fue una acción política muy mal ejecutada. No puedes lanzar un mensaje para defender al oprimido e incluir términos machistas. Es paradójico e invalida el mensaje. No obstante la acción política en redes sociales es necesaria porque podemos interpelar por primera vez a los políticos”.
Finalmente explicó que su abogada y la de Cifuentes “acordaron pagar la multa y una indemnización de 1000 euros. Me hicieron reconocerlo y disculparme ante ella. Me disculpé por haberlo llamado 'Puta' y ella se limitó a mirarme seria y no tenía cara de estar satisfecha, aunque dijera ante los medios que sí”.
Cifuentes también participó en la entrega dando su versión: “Me dio lástima, pensé que era excesivo para una persona de su edad lo que estábamos pidiendo. Yo recibí insultos terribles en las redes amenazas contra mí y mi familia, y de violación contra mi hija. Eso fue lo que me indujo a presentar la primera denuncia”.
La política explicó que, de todas las denuncias que había interpuesto, solo fue la de Ximi la que siguió adelante: “Me dio algo de rabia porque parecía que él había pagado por todo cuando realmente lo que dijo no tenía tanta importancia como otros comentarios que había recibido. Pero necesitaba crear algún tipo de precedente para decir que no valía todo”.
Cifuentes confesó que en realidad, “solo pretendía encontrármelo cara a cara y que tuviera que pedirme perdón. Me parecía desproporcionado pedir cárcel por decir eso”.
Sobre si es o no una buena opción retuitear los comentarios ofensivos de los haters, la presidenta madrileña aseguró haberlo hecho muchas veces pero “creo que es una equivocación porque no hay que dar de comer al troll”.
Una entrega que evidenció la falta de acuerdo aún en el buen uso de las redes sociales, pero sí puso de manifiesto la importancia de poner unas reglas del juego, como en la vida real.