Entrevista Vertele

Zacarías Fievet lleva a los famosos 'Entre ovejas': “No conocía a Mariló Montero, por lo que no tenía ningún prejuicio”

Zacarias Fievet, conductor de 'Entre ovejas'

Lorenzo Ayuso

Al pensar en el oficio de pastor trashumante, probablemente el perfil que dibujamos en nuestra mente diste, a priori, del de Zacarías Fievet, el que conduce al rebaño de famosos de Entre ovejas, el espacio que TVE estrena este viernes 3 de abril. En pleno confinamiento en nuestros domicilios a causa de la emergencia sanitaria del coronavirus, el formato producido por El Terrat, adaptación de Sheep & Celebrities (emitido en Alemania (WDR) y en Francia (C8)), permite “acercarnos a la naturaleza desde nuestras casas”, tal y como nos cuenta el joven, que con solo 23 años no solo demuestra una determinación envidiable, sino una claridad de ideas con respecto a lo que hace y lo que pretende proyectar socialmente con este programa.

Criado en el valle de Benasque (Huesca) dentro de una familia de la que mamó el oficio, contaba con experiencia en el audiovisual como fotógrafo, con una exposición rutilante, Tras los ojos del pastor, destinada a la divulgación de la naturaleza. Este espacio, que sirve para completar una insólita oferta rural en el prime time de La 1 junto a La Paisana, le permite no solo lanzar esos mensajes, sino hacerlo con “altavoces sociales” que han resonar sus palabras. Una oportunidad única que, eso sí, le costó aceptar por su carácter anónimo y que tampoco le ha hecho modificar sus prioridades.

“La grabación la he pasado con mucha preocupación y atención a los animales, como siempre, y por eso no me he centrado directamente en los famosos”, nos aclara Fievet, que arranca su caminar catódico en compañía de Melani Olivares y una Mariló Montero a la que, deja claro, no conocía: “No tengo tele”, nos especifica. Algo que le ha permitido descubrir gradualmente a sus acompañantes sin prejuicios (Verónica Forqué, Xuso Jones, Andreu Buenafuente, Raúl Cimas, Ricky Merino, Nacho Vidal, Anabel Alonso, Baltasar Garzón, Antonia Dell’Atte y Agatha Ruiz de la Prada serán las personalidades que tomen el bastón en siguientes entregas) Aunque, como nos dice, no siempre haya congeniado por ellos: “Ha habido una persona con la que me ha costado más, y ya se verá”, nos avanza.

Lo primero de todo: acostumbrados, sobre todo en la representación televisiva, a tener una imagen del mundo rural más madura, encontrarse con un joven de 23 años como tú al frente de 'Entre ovejas' será toda una sorpresa... ¿Cómo llegas hasta aquí?

Mi historia comienza con mis padres, que son urbanitas pero hicieron escuela de pastores en Francia y se han dedicado toda la vida a ser pastores para otros como oficio. En la infancia tuvimos una vida entre ovejas, como el título del programa, y era una experiencia que vivíamos pero que no ejercíamos. Nosotros solo los acompañábamos en sus aventuras. Después hubo una desconexión en la adolescencia, porque te vas a estudiar fuera -en el Valle no había bachiller ni nada- y te desorientas un poco.

Tengo muchos gustos y no sabía por dónde tirar. Hice el curso de fotografía y me embarqué a hacer una temporada completa de pastor en alta montaña, durante tres meses, en la que me enfrento a la soledad en estado puro, a la conexión con los animales y la naturaleza, y a fotografiar todo lo que me encuentro, hasta que noto que cada vez me enamora más y más fuerte y decido continuar con este mundo que descubre grandes cosas sobre la naturaleza y sobre mí mismo y me ayuda a ganar confianza y seguridad en mía que no tenía. Me transformo de forma positiva.

¿Cómo llegas a un programa de televisión?

Un buen día me llamó David Llanes, productor ejecutivo de El Terrat, para comentarme que iban a producir un programa que habían hecho en Alemania y Francia con mucho éxito. Yo lo de la tele no lo veía: el anonimato forma parte de mí y no quería embarcarme en una historia con la que pudiera conocerme todo el mundo, porque estoy muy bien tal y como estoy. Le dije que no y le di unos contactos de pastores trashumantes. Pero semanas después seguía pensando en ello y, hablando con mi familia, vi la gran oportunidad que tenía de divulgar, de tener tantos oídos a nivel nacional y con altavoces sociales a mi lado. Era una oportunidad de crear mensajes muy sencillos sobre cosas a las que ya no se da valor. Hicimos una pequeña presentación para la productora y... parece que les convenció (risas).

Es verdad que has realizado exposiciones de fotografía, con lo que se puede decir que tu relación con el audiovisual ya existía antes del programa. Pero... ¿te costó entrar en la propuesta?

Sí que tienes vergüenza al principio, hasta que te acostumbras a las cámaras. Pero este es un proyecto que estaba hablado desde hacía un par de años, hasta que salió adelante. He cogido mucha seguridad en mí mismo y tengo mi filosofía: yo soy así, y si no le gusta a la gente, lo siento mucho. Así es como soy y no tengo que esconderme por lo que siento, lo que soy y lo que creo. Por eso me he sentido tranquilo y no he notado que haya escondido nada. Creo he aportado mucho, he hablado de muchos temas de conversación potentes e intenté poner en cuestión y en duda a los visitantes.

Podemos decir que has mamado este oficio en tu familia, porque si no me equivoco varios de tus hermanos también se dedican al pastores. ¿Entiendes este programa como una forma de transmitirlo más allá?

Al igual que el programa, mi proyecto fotográfico personal, Tras los ojos del pastor, empieza por divulgar un oficio en peligro de extinción pero que hace muchísimo bien al medio. Por ejemplo, con la limpieza de los montes y la prevención de incendios; con los animales de la ganadería extensiva, que atraen a los insectos y permiten venir a los pájaros; haciendo de embalses naturales (retienen las avalanchas uno o dos meses más cuando las montañas están llenas de animales y haciendo caminitos frenan ese agua que después se pierde), con la lana la cogen sus pájaros para hacer sus nidos... Tienen muchos beneficios. Ahora la prioridad es la limpieza de los montes, que están perdiéndose y ensuciándose, y en muchos ya no pueden entrar ni animales.

Este es un oficio en el que la gente joven no se embarca, y por eso es importante divulgarlo y que no se pierda. Hay que evolucionar en el siglo XXI pero también hay que conservar lo que se ha hecho bien durante mucho tiempo.

Aunque es un espacio marcado por su tono amable... ¿Hay espacio también para la denuncia de algunas situaciones que el sector rural atraviesa en estos momentos?

Sí, sin duda. Es un poco loco que los niños puedan creer que los huevos y la leche vienen del hombre y del mercado. Estamos desnaturalizándonos y somos naturaleza. ¿Cómo olvidar nuestras raíces, cómo podemos saber adónde vamos sin saber adónde venimos?

El programa abarca muchos temas y se puede mucho hablar de mucho en este sector. Por ejemplo, de la soledad, algo a lo que todo el mundo le tiene miedo. A mí, por ejemplo, me costó un poco durante las primeras semanas que pasé solo, pero después si tienes la cabeza amueblada, te sirve para conocerte y tener un criterio propio, para no dejarte llevar por una idea colectiva o por la sociedad, sino por lo que tú piensas de acuerdo a tus experiencias.

En los últimos años hemos visto programas en los que se muestra a famosos en contacto con la naturaleza. Pensemos, por ejemplo, 'Planeta Calleja', con el que este puede guardar algunas similitudes. Desde tu experiencia, ¿qué crees que aporta la unión de personajes conocidos con el mundo rural?

Permite ponerse al espectador en situación. Tanto los que me vienen a visitar como los que visitan a Calleja son urbanitas y esto les hace reconectar con la naturaleza. La gente famosa, la que ha tenido éxito en la vida a nivel social, tiene más visibilidad y ayuda a que los demás se convenzan y vean que esto es real y que tenemos que volver a la madre Tierra.

La primera entrega arranca con Melani Olivares y con Mariló Montero. Si por algo destaca esta última es por no causar indiferencia. ¿Cómo fue la experiencia en concreto? ¿Te sorprendió cómo era?

Yo no la conocía, por lo que no tenía ningún prejuicio sobre ella... Tengo una responsabilidad grandiosa: 1.300 animales con los que no puede haber margen de error. Aunque sea un programa de televisión, no podemos jugar con ello, tienen que seguir unas pautas y una metodología que no nos podemos saltar. La grabación la he pasado con mucha preocupación y atención a los animales, como siempre, y por eso no me he centrado directamente en los famosos. Los he ido conociendo poco a poco. Era una carrera con prisa para llegar a hacer el kilometraje que teníamos que hacer diariamente con los animales; y a la vez una carrera con prisa para conocer a esas personas y que me conozcan a mí, y poder hacer crear una experiencia que no se les olvide jamás.

Buenafuente, Raúl Cimas, Anabel Alonso, Nacho Vidal, Antonia Dell'Atte... Es un grupo de lo más variopinto. ¿Son más difíciles de pastorear que los animales? ¿Les cuesta entrar en la dinámica?

Ha sido muy guay porque ha venido gente muy diferente y de ámbitos muy variados, lo que ha dado pie a conocer cosas distintas a nivel personal. Prácticamente todos han sido bastante llevaderos, se han amoldado al oficio de pastor y han hecho lo que les he dicho. Desde el primer momento les dejaba claro que me tenían que hacer caso, que no se pueden ponerse en sitios donde no se debe estar para que los animales no acusen dificultades... Ha habido una persona con la que me ha costado más, y ya se verá, pero con el resto de la gente no hubo problemas.

¿Cómo es el trato con tus acompañantes? ¿Había alguno con madera para el oficio, con el que hayas sentido más conexión?

Sí, ha habido algunos como Ricky [Merino] o Nacho Vidal, a los que todo esto no les tocaba de nuevo y para los que ha sido una gran experiencia volver. Todos hemos aprendido algo. Casi todos están agradecidos de haber vivido esta experiencia.

¿Estarías dispuesto a repetir, de producirse más entregas?

De momento no se ha hablado nada. Se ha hecho el programa y yo sigo con mi vida. No sé qué pasaría si me ofrecieran volver. Creo que lo voy a disfrutar más viéndolo que haciéndolo, porque hacerlo es mucha responsabilidad y no ha sido un disfrute todo el tiempo. Empezaba a disfrutar cuando cerraba el rebaño y me ponía a cenar tanto con el equipo, donde había bellísimas personas, como con los famosos. Entonces estaba relajado, pero durante el día era muy intenso.

De todas maneras, podría ser atractivo que en un nuevo programa pusieran a otro pastor. Tengo amigos, que son una maravilla como personas, a los que también valdría la pena mostrar.

El programa se estrena en un momento complicado, con el confinamiento prolongado. ¿Crees que puede ser una ventana para toda esta población que se encuentra en interior para redescubrir ese exterior que desconocía?

Sí, para que tengan la mente abierta. Llega un momento en que los medios de comunicación nos bombardeáis con esto del coronavirus, y no se trata de quitarle importancia porque es gravísimo, pero necesitamos de aire. Puede venir bien, porque es un programa muy divertido y entretenido y puede acercarnos a la naturaleza desde nuestras casas.

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