Este domingo, tres días después del fallecimiento de María Jiménez, laSexta la homenajeó con Mi mundo es otro, una docuserie de dos capítulos, con la colaboración de la propia artista, que repasó su trayectoria vital y profesional.
Pionera en alzar la voz por la libertad, la igualdad y contra el maltrato hacia la mujer, Jiménez pasó de musa del destape a icono del feminismo.
Así lo mostró la primera entrega, donde Jiménez aparecía rodeada de su hijo y de sus mascotas en su casa, mientras desgranaba sin tapujos sus hitos biográficos. Sin omitir aquellos más dolorosos, como la pérdida de su hija Rocío o los malos tratos de su exmarido, Pepe Sancho.
Fue su matrimonio con el actor lo que ella misma calificó como “el mayor error” de su carrera y así lo confirmó su productor musical: “Claramente le minó en su profesión, se entregó a la sumisión. Lo pagó en su carrera artística, en su capacidad para vender discos, porque ya no era creíble el personaje de mujer libre y rebelde”.
La artista se abrió como nunca a relatar cómo empezó una relación de la que “nunca había contado lo que pasó”. Se conocieron trabajando los dos: “El primer día fue un flechazo. La primera vez que lo vi fue grabando y le dije que estaba buenísimo, se ruborizó pero me dijo que yo también. Quedamos para cenar, acabamos en la cama y el resto fue historia”.
No se volvieron a ver hasta un día en el que ella estaba de promoción: “Apareció allí, le pregunté si se quería casar conmigo y me dijo que 'sí'. Le dije, 'pues después hablamos'. Me enamoré de él como una loca, pero me daba una imagen diferente a la que descubrí después”.
Seguidamente, Jiménez relató la primera discusión: “El día de la boda casi me separo. Se puso celoso de alguien y se lió la mundial. Por la noche le dije que al día siguiente me separaba y se puso a llorar como una magdalena. Me sentí culpable. Así fueron los 22 años que estuve con él”.
Tanto la hermana de la artista como su productor recalcaron que aquella decisión “fue su perdición”. Mientras el documental mostraba imágenes de archivo de la boda de ambos en las que Sancho aparecía con la cara tachada. Y la familiar zanjaba: “No lo conocíamos, pero ni nosotros ni ella”.