El 7 de agosto de 1996 un tsunami sin precedentes arrasó el camping Las Nieves de Biescas (Huesca). 87 personas perdieron la vida y 180 resultaron heridas en esa tragedia que Mamen Mendizábal analizó en Anatomía de.
Con su singular tono de “true crime”, el programa de laSexta habló con el alcalde de Biescas de entonces, la abogada de las víctimas y Sergio Murillo, uno de los supervivientes. Fue el testimonio de este último el que impactó más impactó, ya que narró cómo se quedó sin familia esa noche.
En aquel momento tenía 16 años, cuando viajaba con sus padres y sus dos hermanos de 10 y 11 años buscando un camping, cuando pasaron por 'Las Nieves' y decidieron quedarse. Al día siguiente, tras una excursión, se refugiaron en la tienda de campaña porque empezaba a llover. Y al decidir marcharse porque la lluvia tenía cada vez más intensidad, pasaron solo dos segundos y los arrastró.
“De toda mi familia solo quedé yo porque me agarré a un árbol. Al día siguiente habían encontrado los cadáveres de mi familia y un doctor me lo comunicó. Solo me quedó una tobillera trenzada y un collarcito que llevaba colgado. Para mí se convirtió en algo especial porque fue lo único que me quedó”, recordó.
Nunca más volvió a verles. Por lo que explicó que “la rabia es un buen combustible para la energía y en aquellos momentos andaba muy sobrado. Contra las personas que permitieron la instalación del camping a todos los niveles. Tal era mi rabia que nunca he querido memorizar sus nombres. Quiero seguir con la vida tranquila y relajada después”.
Explicó que al conocer el informe que advertía de los peligros de situar allí a un camping, fue cuando tuvo fuerza para seguir adelante con el proceso judicial: “Con la sentencia siento alivio, no completo porque algunos han quedado impunes, pero después de 10 años batallando sentí mucho alivio para poder pasar página”.
La abogada de las víctimas también recordó cuando vio por primera vez a Murillo, siendo un adolescente que había perdido a sus seres queridos: “Tengo grabado cuando lo vi por primera vez. Lo que había tragado le había producido una apendicitis, tenía la edad de un hijo mío. Lo vi de negro y me dio tanta pena. Estuve hablando con él poco porque era callado, con lo que tenía encima. Le pedí su fuerza y su rabia para luchar”, aseguró emocionada.
Al finalizar, Murillo explicó a Mendizábal que ahora tiene 44 años y está en un momento “muy dulce” de la vida, en la que es padre de tres niños que le recuerdan a la familia que perdió: “No lo recuerdo con pena, ahora me dan alegría”, reconoció.