Así fue la boda de Jana y Manuel en 'La Promesa', con un personaje clave que frenó el boicot de la marquesa
TVE celebró los 500 capítulos de La Promesa con el acontecimiento que todos sus seguidores esperaban: la boda Jana y Manuel, los protagonistas.
La serie - galardonada con el Emmy Internacional- quiso premiar a sus espectadores con un final feliz tras dos años de amor imposible y meses de preparación.
Aun así, nada fue fácil, ni siquiera a las puertas de su enlace: hasta última hora, la marquesa trató de impedir el “sí quiero”. Cruz también se empeñó en que el servicio no asistiera y no pudiera acompañar a Jana, su antigua compañera, en el que iba a ser el día más feliz de su vida.
El importante papel de Leocadia para la boda de Jana y Manuel
Los capítulos 499 y 500 aprovecharon para hacer un repaso a la historia de amor de Manuel y Jana. Lo hicieron recordando algunas de sus escenas más emblemáticas, como cuando se conocieron, sus primeras confidencias, enfados, etc.
Tras ello, se palparon los días de nervios en el Palacio, mientras preparaban el convite y la fiesta. Con una oleada de emociones encontradas para muchos de los habitantes de la finca: Manuel y Jana, Catalina, Ricardo, Curro o María, que tenían, cada uno a su manera, motivos de desazón…
Eran muchas y variadas las inquietudes que rondaban a los señores y el servicio. De hecho, la propia Jana dijo que presentía que algo iba a salir mal y así fue: el primer contratiempo fue que el cura y María se quedaron encerrados, minutos antes de la boda, porque la ama de llaves le cerró desde fuera.
Minutos después, el cura encontró la forma de desatascar la puerta y corrió a oficiar la boda. Entró primero el novio, después la novia y se reunieron para escuchar el esperado discurso.
Se entrelazaron los anillos, junto a los votos de cada uno. Hasta que llegó el momento en el que el cura preguntó si alguien se oponía al enlace. Segundos de tensión en los que la marquesa de Luján lanzó una mirada a Leocadia y recordó lo ocurrido entre ellas.
“Intentas arruinar la boda de tu propio hijo, pero si lo haces hablaré de un pasado que has querido olvidar”, le amenazó Leocadia. Por lo que, con esas palabras en su menta, la Marquesa calló y ambos se casaron.
Sonrisas y lágrimas para Jana en el mejor día de su vida
“Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre. Yo os declaro marido y mujer”, zanjó y ellos se besaron.
Al salir de la iglesia, los novios recibieron las felicitaciones de todos sus seres queridos. Se les acercaron para desearles lo mejor y transmitirles su alegría.
Todos, excepto la Marquesa que, cuando su hijo se apartó de Jana un momento, aprovechó para arruinarle el momento: “Todo lo que he hecho no lo he hecho por ti, por ti no habría movido un dedo. Para mí siempre vas a ser una fregona. Has humillado a mi familia de la, pero manera, te detesto Jana. No sabes hasta qué punto. Pero sonríe, es tu día”, dijo la suegra y se marchó, dejando a la novia con lágrimas en los ojos.
Jana se desahogó con Leocadia, cuando le preguntó por sus lágrimas. “Me ha dicho que me odia”, lamentó, pero Leocadia supo cómo alegrarla: “Tú como ella, en lo de sonreír de cara a la galería. Quiero que olvides lo que te acaba de decir Cruz, actúa porque está rabiosa. Si le sigues el juego vas a acabar igual que ella, no le des ese gusto. Disfruta de tu día y que sea ella la que rabie”.
Así intentó hacerlo Jana, que después pudo disfrutar del discurso que le dedicó Manuel frente al resto de invitados: “Mi esposa Jana es la luz de mi vida desde el día en que la conocí. Desde ese día para mí el mundo no es el mismo sin ella. Bendigo ese día porque lo cambió todo. No sé qué me pasó, solo sé que la quiero desde entonces”.
El recién casado gritó a los cuatro vientos: “¡Estoy enamorado! Eres la mujer más extraordinaria que he conocido en mi vida, por tu bondad y por tu inteligencia. No eres solo mi compañera, eres una fiel amiga y confidente. Alguien a quien puedo contárselo todo, incluso mis miserias. En este momento, soy el hombre más feliz sobre la faz de la tierra”, aseguró.
Ambos sellaron el enlace con una noche de pasión y romanticismo a partes iguales. “Ya somos marido y mujer, y me encanta” se confesaron el uno al otro. Sin saber que tras ellos se estaban cocinando varios planes para darles un final menos feliz.