'Paquita Salas' vuelve con fuerza para enfrentarse a sus fantasmas y pone un espejo frente a los 'millennials'
Paquita Salas vuelve este viernes a Netflix con una tercera temporada en la que Javier Ambrossi y Javier Calvo han diseñado para ella un camino hacia la supervivencia, el desquite y la demostración de que la pasión siempre es el mejor motor para reflexionar sobre el arte.
Con una nueva tanda de capítulos en la que la delgada línea de realidad y ficción por la que caminan sus protagonistas sigue siendo uno de sus mayores aciertos, así como la lucha interna de todos ellos por equilibrar el éxito personal y profesional. Los nuevos capítulos de Paquita dejan un sabor de boca superior a la anterior temporada y abren la esperanza a que llegue ese “chimpún final” a la altura de aquella primera.
Responde a cada una de sus cuentas pendientes
Tras cerrar su emblemático PS Management y pasar por una depresión, Paquita vuelve a encender las luces de neón y apostar por su Lidia San José, Belinda Washington y los talentos 360 que solo ella es capaz de catapultar (y perder).
Durante esta travesía, la protagonista, interpretada por Brays Efe, irá superando todos los obstáculos con los que la serie (y los propios creadores) se ha topado: desde el bullying -que admitieron sufrir los Javis en su adolescencia-, hasta los ataques por escoger a un actor “no transexual” o las críticas de la “élite” a su ficción.
Pareciera que estos capítulos fueran la mejor catarsis para que Ambrossi y Calvo se liberen y respondan a todo ello, de la mejor forma que tienen los más astutos: con humor.
Una intención que queda clara desde el primer capítulo en el que Paquita se encuentra con su mayor miedo: Macarena, y su reacción no es precisamente huir.
La obsesión por equilibrar el éxito profesional con el personal
La obsesión por conseguir el equilibrio mental cuando el éxito profesional te sonríe vuelve a estar presente en casi todos los personajes de la temporada. Todos ellos buscan una felicidad que dejan en manos de una suerte laboral que a veces llega y otras no.
Cuando lo hace, no significa la plenitud (como creían). De hecho, es constante la demostración de todo lo perdido en la ascensión hacia el éxito profesional. Los numerosos cameos que hacen de ellos mismos, muestran la pérdida de identidad. “¿Qué es lo que realmente quieres?” se pregunta Úrsula Corberó por primera vez en la serie, sorprendida por no habérselo planteado hasta entonces.
Y cuando ese éxito no les llega, y aunque en lo personal estén satisfechos, el sentimiento de fracaso, de injusticia, de estar incompletos y llenos de inseguridades es como un taladro diario.
Una búsqueda de la felicidad a través del trabajo que define a la perfección a toda la generación millenial, a la que Paquita Salas pone un espejo para preguntarle: “¿Es esto realmente lo que quieres?”
Cameos mejor hilados y la sorpresa de Terelu
Si en la temporada anterior, la historia estuvo al servicio de la infinidad de cameos que quisieron lucir, en esta las estrellas han sido mucho más generosas y se han conformado con un segundo plano para que el guion vuelva a ser el protagonista.
Nombres como el de Cayetana Guillén-Cuervo, Lydia Bosch, Pelayo Díaz, Irene Escolar, Manu Guix y triunfitos de la nueva hornada como Marilia, Marta, Famous y Miki tienen su “momento Paquita” pero sin acaparar líneas de diálogo que no aportan.
Por el contrario, es un descubrimiento el dúo formado por Terelu Campos y Belén Cuesta en uno de los capítulos más tronchantes de la temporada. Pero, repito, sin apagar la luz de las verdaderas protagonistas.
Por lo que Paquita Salas ha vuelto, como la superviviente que es, enfrentando cada trauma (y crítica) con su mejor filosofía: “Por mucho que digan los demás, cuando el corazón te dice que está bien, es que está bien”, para dar sus manidas y tiernas lecciones que dejan con el buen sabor de boca que se espera de ella.