Un percance de salud ha obligado a María Teresa Campos a pasar por el hospital. Sálvame ha informado del delicado estado de la veterana presentadora, de 81 años, por el que tenía que ser ingresada en la mañana del martes 10 en la Clínica La Luz de Madrid.
“Un beso muy fuerte a nuestras compañeras a Terelu y a Carmen Borrego”, mandaba Adela González al dar el aviso a los espectadores a las 16:15 horas. 20 minutos más tarde, el programa conectaba con las dos hijas de la Campos, que avisaban de que su madre recibía el alta y se disponía a abandonar el centro.
Una caída y una anemia, motivos del ingreso
Durante la primera hora de emisión, el programa ha seguido e cerca la evolución de la comunicadora. El origen de la visita era un percance casero sufrido por la malagueña a finales de año, tal y como revelaba Kike Calleja desde las inmediaciones del centro hospitalario. Pese a que aparentemente no revestía importancia, motivo por el que no trascendió, ante la persistencia de los dolores la propia Campos decidía acudir al hospital para someterse a un chequeo.
Minutos después, las dos hijas aparecían ante los medios para dar una declaración oficial y detallar las causas del ingreso: “El día 31 tuvo una caída de la cama, el médico la vio en casa, y no presentaba más que lo que era el dolor muscular. Pero como ella ha seguido quejándose hemos decidido que había que había que verla y hacerle una serie de radiografías”, explicaba Terelu a las puertas de la clínica.
No obstante, este no era el único motivo que la retenía en las dependencias médicas: “Como está bastante débil, porque come muy poquito, queríamos que la revisaran. La revisión ha dado que tiene una anemia, pero es controlable”, ha añadido.
La familia, “tranquila” tras el dictamen médico
Dado el nivel de estrés que la situación estaba generándole a la que fuera conductora de Día a día, las doctoras que la han atendido han decidido que era mejor mandarla de vuelta a casa. “Sacarla de su entorno es complicado”.
“No hay nada más, gracias a dios. Somos sinceras: pensábamos que la íbamos a tener aquí unos días, pero las doctoras han valorado que era mejor que estuviera en casa ajustándole la medicación”, terminaban su declaración, asegurándose “tranquilas y contentas”. “El hecho de que pueda tomar la medicación en casa y que pueda estar más tranquila para nosotros nos lo da todo. A cualquier persona un hospital le pone nervioso, y a mi madre más, con su claustrofobia”, agregaba Borrego.