Análisis Vertele

De la peor edición de Gran Hermano, a una de las mejores de Supervivientes: ¿qué ha hecho patinar a un reality y arrasar al otro?

Supervivientes 2018

Paula Hergar

El pasado 15 de marzo, Supervivientes 2018 se estrenó con datos que lo convertían en el Supervivientes 2018quinto mejor arranquede las diez ediciones que ha emitido.

En su tercera gala ya marcaba un 32,5% de share arrasando con cualquier rival. Este solo era el balón de oro de un triplete que está logrando cada semana, ya que los martes con Tierra de nadie y domingos con Conexión Honduras también lidera su franja de forma apabullante.

El indiscutible éxito del reality de aventuras contrasta con el tropiezo sonado de GH Revolution en el pasado otoño La 18ª edición del ojo que todo lo ve en Telecinco ya arrancó con el estreno menos visto de su historia. Le siguió una gala con peores datos y así casi cada emisión marcó un nuevo mínimo histórico. Obligando a la cadena a suprimir los especiales de los martes y retrasando los debates de los domingos al late night, con menos colaboradores.

Supervivientes, la prueba de fuego de toda una maquinaria

Supervivientes, por tanto, era la prueba de fuego para que Telecinco comprobara si la época de los realities se había acabado o solo había sido una pesadilla pasajera.

Por suerte para Mediaset - que ha apostado todas sus cartas al entretenimiento- fue la segunda opción lo que da esperanza a que (como ha hecho a lo largo de toda su historia) Gran Hermano vuelva con toda su energía la próxima temporada.

Pero entonces, ¿por qué está arrasando un reality, pocos meses después de que el otro descendiera a los infiernos? A continuación analizamos* los aciertos de uno y los errores de otro que han llevado a esta diferencia histórica.

- ¿El estreno de un reality en martes? Los espectadores suelen penalizar el cambio de hábitos y así lo hicieron con el estreno de GH Revolution cuando Telecinco decidió lanzarlo un martes con la única intención de frenar a Masterchef Celebrity. Traicionó la costumbre de su espectador más fiel que se reserva la noche de los jueves para vestirse de gala y lo desubicó desde el primer momento. Por el contrario, los robinsones de esta edición, han seguido saltando del helicóptero los jueves, debatiendo los domingos y probando algo de comida los martes. Y es que las viejas costumbres, en televisión tampoco hay que perderlas.

- Decepción tras altas expectativas: La 18ª edición de Gran Hermano prometía a sus seguidores celebrar su mayoría de edad por todo lo alto: “Volviendo a la esencia” y “revolutionando” todo. Dos premisas totalmente contrarias que acabaron dejando el cumpleaños en tierra de nadie. Si la esencia del reality es “el ojo que todo lo ve”, cuando entraron los concursantes sin que los espectadores lo supieran traicionaron su mayor cualidad. Mientras que, pasada la euforia del estreno, el programa mantuvo su mecánica idéntica a las ediciones anteriores. Por lo que tampoco se cumplió con las expectativas innovadoras. Supervivientes, en cambio, se anunciaba con un sencillo “siente la llamada”, sin generar grandes esperanzas y después haciendo de cada gala un show al completo: bodas, abandonos, expulsiones, divorcios...

- Da igual el casting, lo importante es el 'culebrón': Cuando Supervivientes empezó a revelar los nombres de sus concursantes, a muchos les pareció uno de sus castings más flojos pero la realidad era que el programa tenía guardado un culebrón bajo la manga, con Sofía y Alberto Isla en Honduras y Alejandro Albalá e Isa Pantoja en plató. Dentro y fuera tenían historia garantizada y, ¿qué más daba el resto de fichajes? Si dan juego después, perfecto, pero si abandonan o les expulsan disciplinariamente les da igual, porque la trama principal es tan potente que con ella ya tienen un suelo de audiencia muy alto.

Un culebrón-cebo imposible de detectar entre las 100 personas que GH Revolution metió a la vez en una casa abrumando al público. Veías esa imagen de gente en el comedor y solo querías salir de ahí. No distinguías perfiles que destacaran, ni posibles historias que brillaran, por lo que ningún espectador se pudo identificar con ellos. ¿Resultado? Desinterés total. Si después hubo culebrones ya nadie los sintonizó.

- La esencial retroalimentación de contenidos: Telecinco no se lo puso fácil a GH Revolution y viceversa. La cadena decidió quitar el 24 horas las primeras semanas y los malos resultados de la casa llevaron a la eliminación del especial de los martes. Sin todo eso, para el público fue aún más imposible encariñarse con un casting desconocido al que solo veía los jueves y, si el sueño no le vencía, los domingos. El desinterés también eliminó de las escaletas de Ana Rosa y Sálvame los contenidos de la casa de Guadalix por lo que acabó siendo invisible en una parrilla en la que su reatroalimentación es una promoción impagable. Supervivientes es el mejor ejemplo: gracias a su buen funcionamiento ha disparado las audiencias de Sálvame y Deluxe Sálvame yDeluxe que también se han centrado en la isla y todos salen ganando.

- Saciedad vs necesidad de reality: Como decíamos, GH Revolution no tuvo el camino fácil. Llegó tras un GH 17 impregnado de histeria, un GH VIP con buen ritmo y coincidió en gran parte de su emisión con el retorno de uno de los Operación Triunfo más potentes de la historia. El público fiel de los realities estaba saciado de contenido. Cuando llegaron “los 100” en las redes aún coleteaban las tramas de los otros grandes hermanos y los nuevos triunfitos copaban las conversaciones. Le faltaban horas al día para poder prestar atención a los nuevos habitantes de Guadalix. Por ello, Telecinco prefirió dejar descansar GH VIP, para que al llegar Supervivientes, la audiencia tuviera la sensación de haberle echado de menos, y no de más.

* En esta comparativa hemos dejado a un lado el hecho de que un reality de famosos siempre es más llamativo que otro de desconocidos. Ver el cambio físico de Raquel Mosquera no es lo mismo que ver tumbado en un sofá a un tal Hugo Martín. De igual forma que disfrutar de los azules de las playas de Honduras y sus palmeras verdes siempre es más agradecido televisivamente que las paredes de Guadalix. Nos hemos ceñido al mero hecho de ser ambos realities que, aún teniendo esas diferencias, siempre habían funcionado.

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