El lado más verde del Alentejo: una escapada a Portugal en plena naturaleza
Portugal es uno de esos sitios en los que parece que siempre hay algo para cada tipo de viajero. Está cargado de historia y de cultura. Tiene algunas de las playas más bonitas y espectaculares de Europa. Una arquitectura tradicional que cautiva. Una gastronomía que engancha. Y también, aunque a veces quede en un segundo lugar, una naturaleza que sorprende.
De punta a punta, poco tiene que ver el Portugal que limita con Galicia con el Algarve en su extremo sur, pero un buen término medio lo podemos encontrar en la región del Alentejo. Que con España a un lado y el Atlántico al otro, si lo que buscas es naturaleza, aquí se esconden tesoros que conviene no pasar por alto. Pues entre el Parque Natural del Sudoeste Alentejano y de la Costa Vicentina y la Reserva Natural del Estuario del Sado, ambos espacios en la costa atlántica, y los Parques Naturales del Valle del Guadiana y de la Sierra de São Mamede en el interior y cerca de las fronteras españolas, verás que hay espacios naturales en los que bien merece la pena adentrarse.
El Alentejo Litoral, la influencia del Atlántico
El Océano Atlántico, con su humedad y sus vientos, marca la orografía y la vegetación del Alentejo Litoral, y si hay un par de espacios naturales que realmente sobresalen por su singularidad, esos son el Cabo Sardão y la Isla de Pessegueiro.
En la carretera costera que conecta Almograve y Zambujeira do Mar se encuentra el punto más occidental de la costa alentejana: el Cabo Sardão. Allí se pueden ver espectaculares acantilados, custodiados por un faro vigilante, desde los que se puede admirar la bravura del Atlántico. Que cuando pega, pega con fuerza.
Mientras que la Isla de Pessegueiro, o Ilha do Pessegueiro en portugués, es un pequeño enclave situado cerca de la aldea de Porto Covo y forma parte del Parque Natural del Sudoeste Alentejano y Costa Vicentina. Durante el verano diferentes barcos facilitan visitas a la isla y atraviesan el canal que fue usado como puerto de abrigo por los romanos y cartagineses. Las vistas que se obtienen de la isla desde la carretera que se dirige hacia la playa homónima son espectaculares.
El Bajo Alentejo, entre girasoles y viejas vías de tren
El Bajo Alentejo, en el interior del país, tiene también un par de rincones llamativos que además pueden hacer las delicias de los amantes de la fotografía y los más fieles usuarios de Instagram. Uno lo marcan las vías de tren en los campos de Aljustrel. En la época del Imperio Romano, Aljustrel fue un importante centro minero conocido con el nombre de Vipasca. Actualmente, existe la Ruta del Patrimonio Minero de Aljustrel que permite descubrir la interesante historia que alberga este municipio cercano a Beja, mientras además se pasea por el campo alentejano sobre las antiguas vías por las que circulaba el tren. Y otro, no muy lejos, lo encontramos en los campos de girasoles de Beja. Las flores que decoran el campo alentejano lo convierten en un manto de colores que se funde con el horizonte. Y cuando el paisaje se tiñe de amarillo por los girasoles, sin duda nos encontramos ante una de las estampas más bellas que se puede observar en los alrededores de la localidad de Beja. Eso sí, para disfrutarlo en pleno esplendor el momento para visitarlos es durante el mes de julio
El Alentejo Central: agua, estrellas y senderos
El Alentejo Central, en el interior, corresponde por completo al distrito de Évora y se encuentra a solo unos pasos de Extremadura. En él el embalse de Alqueva, que presume de ser el lago artificial más grande de Europa, es uno de los enclaves naturales más espectaculares de la región. Con playas fluviales, puertos deportivos y rincones para contemplar las estrellas como el Observatorio Dark Sky Alqueva, es una visita obligatoria para aquellos que deseen conectar con el entorno. También tiene pequeñas pasarelas de madera, como las de Aldeia da Luz, que permiten recorrer algunos puntos del lago a pie. Por otro lado, y ya en el municipio de Mora, el Parque Ecológico do Gameiro destaca como otra de las joyas naturales del Alentejo Central. Este pequeño oasis cuenta con uno de los secretos mejor guardados del Alentejo: el Passadiço do Gameiro, un camino circular de 5,5 km y de dificultad fácil que permite disfrutar de una caminata tranquila y relajada en plena naturaleza.
El Alto Alentejo, paisajes y actividades para todos los gustos
El Alto Alentejo da para mucho. Para empezar, porque si aprieta el calor tienes una excelente escapatoria en la playa fluvial de Quinta do Alamal. A orillas del Tajo, en el municipio de Gavião, se encuentra esta playa desde la que se obtiene una vista maravillosa del castillo de Belver, además de una pasarela de madera que recorre la orilla, perfecta para quienes busquen dar un paseo refrescante.
Si en tu viaje lo que echas en falta es un poco de emoción, no pierdas de ojo la ruta de Amieira do Tejo. Aquí tiene todos los ingredientes para vivir una experiencia diferente: pasarelas de madera en las laderas del monte, miradores con suelo de cristal, puentes colgantes que atraviesan el río Tajo, columpios de colores… Y es que el Alentejo está lleno de columpios o baloiços que se asoman desde lugares elevados a campos, ríos y playas. Como el columpio de Evoramonte, que sin duda es uno de los más bonitos de la región.
0