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El desierto de Atacama, la cara más extrema de Chile

El vapor surge del suelo en el desierto de Atacama.

Roberto Ruiz

24 de febrero de 2021 20:13 h

Al norte de Chile, rozando ya con Bolivia, se encuentra el desierto no polar más árido del planeta. Atacama muestra al viajero la cara más extrema de Chile, un terreno infinitivo, pedregoso, hostil y, en apariencia, inerte. Con el Pacífico a un lado y los Andes al otro, el desierto de Atacama tiene una superficie de más de 100 mil km² y su capital, la pequeña población de San Pedro de Atacama, vive por y para el turismo a más de 2.400 metros de altitud.

Todo es tan diferente aquí, con un paisaje tan marciano, que es uno de los principales puntos turísticos del país chileno. Las características de su geografía crean fenómenos naturales que bien merecen una visita de por sí, y además es el punto de origen de tantos y tantos viajes que cruzan por el altiplano hasta el Salar de Uyuni, ya en Bolivia, y que es una de las cosas más espectaculares que puedes hacer en el planeta Tierra. Entre valles, géiseres, salinas, minerales, aguas termales, lagos, una lluvia inexistente y una fauna que lucha contra la más adversa naturaleza y se adapta como puede, Atacama es también uno de los mejores lugares del mundo para los amantes de la astronomía. 

Lo que tienes que ver cuando visites el desierto de Atacama

Visitar el desierto de Atacama es un viaje de altura pues, conforme te vayas moviendo por él, andarás casi siempre entre los 2.500 y los 3.500 metros de altitud. Las temperaturas son tan extremas como su paisaje por lo que es importante ir preparado para andar fresco y, en el mismo día, muy bien abrigado. Sin olvidar además el bañador, claro. Vas a necesitar tiempo porque aquí hay mucho que ver, al menos tres días, aunque lo ideal sería toda una semana. Y como para conocer todos los puntos de interés tendrás que desplazarte, lo más fácil será contratar diferentes excursiones organizadas y con guía para informarte y aprender como es debido. La lista de atractivos podría ser mucho más extensa, pero te recomendamos que al menos visites los que te describimos a continuación.

  • San Pedro de Atacama

El pequeño pueblo de San Pedro de Atacama merece una visita. Sí, muchas de sus calles están orientadas al turismo y las agencias ofreciendo tours se agolpan unas de otras, pero también tiene su encanto. Es un pueblo con mucha vida, su plaza hace de punto de encuentro para locales y viajeros, y es interesante visitar su iglesia colonial de piedra y adobe del siglo XVIII. 

  • Los géiseres del Tatio

Es quizá una de las excursiones más llamativas que podrás hacer en el desierto de Atacama. Habrás de llegar al amanecer y subir hasta los 4.200 metros de altitud para ver cómo las fumarolas que surgen del suelo a 85ºC crean enormes columnas de vapor blanco. Es el tercer campo de géiseres más grande del mundo, en total hay 80 de ellos, y no muy lejos se ha habilitado una zona de baño para poder disfrutar de sus aguas termales.

  • El Valle de la Luna

A solo 13 km de San Pedro de Atacama llegamos al Valle de la Luna, un lugar que lleva ese nombre por parecer de otro planeta. Aquí la tierra, entre rojiza y blanquecina, brilla y reluce por la sal que contiene. Es muy interesante visitarlo con un buen guía que nos explique su significado geológico y, si es con la puesta de sol, mejor que mejor. Los colores violáceos del cielo antes de que la oscuridad lo cubra todo es un momento lleno de magia. 

  • El Salar de Atacama y la laguna Chaxa

En este salar nos espera la laguna Chaxa, una de las más importantes del desierto. Es uno de los mejores lugares para ver flamencos pues aquí se encuentra una reserva nacional que los protege. Hay otras aves autóctonas, pero los flamencos son sus principales protagonistas. Podrás ver cómo la sal ha dado forma al terreno y, con suerte, otros moradores de las alturas como los elegantes guanacos. 

  • La laguna Cejar

La laguna Cejar parece un cráter azul en medio del desierto. En realidad son tres lagunas y en una de ellas está permitido el baño, toda una experiencia de ingravidez pues su concentración de sal es tal que nos hace flotar sin esfuerzo. Eso sí, ten en cuenta que el agua está realmente fría. El color turquesa contrasta con el blanco cegador de la orilla donde los cristales de sal crean formas geométricas. 

  • Un tour astronómico

Si Atacama es uno de los mejores sitios del mundo para ver estrellas, no deberíamos dejar pasar la oportunidad de disfrutar de un buen tour astronómico. Ni hay contaminación lumínica ni hay humedad en el ambiente, por lo que los astros brillan aquí como en pocos otros sitios. Un tour de estos te llevará durante dos o tres horas a mirar al cielo en busca de diferentes cuerpos celestes con la ayuda de telescopios, con la debida información teórica para comprender tu pequeñez ante lo que tienes delante.

  • El desierto florido

Ahora llega el momento de olvidar muchas de las cosas que te hemos dicho sobre el desierto de Atacama, porque durante este fenómeno la vida surge de donde no la hay. En determinados momentos puntuales, cuando las inusuales precipitaciones hacen su aparición, el desierto se llena de flores y más de 200 especies lo llenan todo de color. Es algo que no vas a poder predecir, pero si coincide con tu visita desde luego es un acontecimiento que en ningún caso te deberías perder.

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