El pueblo con una ruta senderista circular y con historia que recorrer también con niños

Vista aérea de la localidad de Moclín.

Héctor García Alonso

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El sur de España cuenta con numerosos enclaves de interés gracias a su excelente climatología y las distintas civilizaciones que han pasado por el territorio a lo largo de los siglos. Desde Huelva a Almería, la comunidad autónoma de Andalucía destaca por la riqueza medioambiental y cultural que alberga.

La provincia de Granada, en el sureste de la región, sobresale por la cantidad de monumentos históricos y naturales, entre los que conocer el tumultuoso pasado del territorio iliberitano. La comarca de Loja, en la mancomunidad del Poniente Granadino, da cobijo a un pueblo que impresiona tanto por sus restos nazaríes y cristianos, como por el paseo a través de una de ruta histórica.

La localidad de Moclín, por la que discurre el río Velillos, no solo cuenta con impresionantes fortificaciones de época árabe, sino también por la ruta del Gollizno, un sendero circular que se puede hacer también con niños.

La historia de Moclín

A lo largo de su historia Moclín ha vivido la ocupación de diferentes culturas, de las que aún conserva construcciones y monumentos. Alrededor del municipio es posible disfrutar de algunos restos prehistóricos como los de El Santuario Andaluz del Neolítico, en la Cueva del Malalmuerzo, o de diversas pinturas rupestres repartidas a lo largo de diferentes cavidades como las de Corcuela, las Cuevas de las Vereas, Bermejas o Araña, entre otras.

Sin embargo, la cultura árabe ha sido la que más ha aportado a la localidad, dejando a su paso infinidad de construcciones que aún se conservan, las cuales destacaban por conectar el territorio con la capital nazarí de Granada.

Monumentos de Moclín

La localidad de Moclín cuenta con varias fortificaciones de estilo árabe, que se entrelazan entre ellas formando un conjunto defensivo único. Entre todas ellas destaca el Castillo de Moclín, el cual fue construido durante el siglo XIII y asediado durante décadas por los Reyes Católicos, hasta que cayó en sus manos en el año 1486.

Este cuenta con una planta irregular, ya que se adapta al terreno montañoso sobre el que se levanta, a más de mil metros sobre el nivel del mar. En él destacan dos zonas bien diferenciadas. La primera la constituyen las murallas exteriores con funciones defensivas alrededor de la montaña y la segunda, la cual está ubicada en la parte alta de la construcción, destaca por el aljibe, de grandes dimensiones y de vital importancia en caso de asedio para planificar y observar las diferentes rutas de ataque del rival.

Dentro de la fortaleza, sobre los cimientos de una antigua mezquita, se levanta la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, que según recoge la leyenda fue una donación a la villa por los Reyes Católicos en agradecimiento por haber dado hospedaje a la reina Isabel y al hijo de Boabdil. Además, a lo largo del territorio es posible apreciar otros monumentos religiosos como la iglesia del Cristo del Paño o la ermita de San Antón.

Por otro lado, el Castillo cuenta con un complejo entramado de murallas, que los monarcas nazaríes levantaron como torres ópticas, para vigilar cualquier posible ataque. Se conservan las siguientes torres:

  • Torre atalaya de Mingoandrés
  • Torre atalaya de La Porqueriza
  • Atalaya de la Mesa
  • Torre atalaya de La Solana
  • Torre de La Gallina

Ruta del Gollizno

El enclave también cuenta con una de las rutas más únicas, entre las que descubrir la singularidad de los pueblos nazaríes. De esta manera, es posible llevar a cabo un recorrido sencillo, de 8 kilómetros de longitud y tres horas y media de duración, que comienza y termina en el mismo pueblo de Moclín.

Al tratarse de una ruta circular, es posible realizarla en ambos sentidos. Para comenzar, habrá que dirigirse hasta el final del pueblo de Moclín, por el sendero PR-A 84. A partir de ahí, se descenderá hasta Olivares, donde será posible disfrutar de la variedad de árboles y el valle del río Velillos.

Además, en esta zona también es posible disfrutar del mirador de Olivares, desde donde es posible gozar de unas incomparables vistas a Sierra Nevada. Así, cerca del mirador se encuentra también la ermita de las Angustias, una de las más reconocidas del enclave.

Al continuar por el sendero, perfectamente señalizado en todo momento, habrá que cruzar por un puente colgante de madera a lo largo de la garganta natural de los Tajos de la Hoz. Una vez en esta zona, se deberá continuar por unas pasarelas ancladas a las paredes del cañón, entre las que se ve el caudal del río.

Tras finalizar el tramo de subida por las pasarelas, será posible apreciar algunas cuevas que destacan por las pinturas rupestres que albergan en su interior. Cerca de ellas se encuentra la fuente de la Corcuela, un lugar idóneo para descansar tras la subida por las paredes del cañón.

Para finalizar, el trayecto continúa por un sendero repleto de pinares hasta la ermita de San Antón, desde la que es fácil avistar la fortaleza de Moclín en la lejanía. A partir de aquí, solo habrá que continuar el sendero hasta llegar de nuevo al pueblo, donde terminará definitivamente el recorrido circular.

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