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De ruta por Irlanda del Norte: de Belfast a la Calzada del Gigante en ocho visitas imprescindibles

La Calzada del Gigante, en Irlanda del Norte.

Roberto Ruiz

A pesar de su pequeño tamaño, Irlanda del Norte da para mucho. Castillos, bosques, acantilados, prados llenos de ovejas, pubs con música en directo, museos, playas, leyendas y auténticos paisajes de película. Y lo mejor es que todos se concentran en un país fácilmente abarcable cargado de historia pasada y reciente que nos habla de gigantes, míticos transatlánticos y revueltas políticas.

Si viajamos a Irlanda del Norte, merece la pena recorrer el país a nuestro aire durante unos días para empaparnos bien de su verdor, de sus costas cubiertas de niebla y de lo que nos tienen que contar las calles empedradas de sus pueblos y ciudades. Irlanda del Norte es Belfast, sí, y la Calzada del Gigante también, claro, pero hay mucho más por descubrir y te aseguramos que todos sus paisajes te cautivarán.

Aunque podemos dar forma a este viaje de múltiples maneras, uno de los itinerarios que mejores panorámicas nos regalará es el de la Causeway Coastal Route, o Ruta Costera de la Calzada. Una carretera que nos lleva por el litoral norirlandés entre la tierra y el mar a lo largo de 120 millas (casi 200 km) desde Belfast, en el sur, hasta Derry/Londonderry, en el norte. Y así, siguiendo este recorrido, es como irás encontrando las ocho visitas imprescindibles que aquí te proponemos.

Belfast, la capital

Lo más probable es que Belfast sea tu punto de partida en esta ruta por Irlanda del Norte, pero Belfast es mucho más que eso. Si puedes, lo más recomendable es que le dediques al menos un par de intensos días. En la capital norirlandesa verás constantes referencias al Titanic, y es que fue aquí entre 1909 y 1912 donde se construyó el famoso transatlántico que descansa en el fondo del océano. Por esa razón, una de las visitas imprescindibles de la ciudad la encontrarás en el Titanic Belfast, un enorme e impactante museo que te traslada a comienzos del siglo XX, al ambiente de la ciudad, a la importancia de sus astilleros y a toda la historia del buque, desde sus planos de construcción hasta su trágico accidente. Sin lugar a dudas es el museo más espectacular que puedes ver en Irlanda del Norte.

Por otro lado, también puede ser interesante acercarse a conocer su Ayuntamiento, que más que una casa consistorial parece un palacio, o la cárcel de Crumlin Road, que nos puede contar 150 años de agitada historia. Aunque eso sí, no nos podemos ir de Belfast sin hacer una ruta por los murales de la ciudad, muchos y muy buenos, que recuerdan el conflicto norirlandés de la segunda mitad del siglo XX.

El castillo de Carrickfergus

En Irlanda del Norte podemos ver varios castillos, aunque en algunos casos nos tendremos que conformar con las ruinas que quedan de ellos. Ese no es el caso del castillo de Carrickfergus, a solo 20 minutos de Belfast, pues se encuentra en un muy buen estado de conservación. Fue construido originalmente en 1177 por John de Courcy y, aunque lógicamente ha ido recibiendo diferentes reconstrucciones, nadie le quita el mérito de llevar ahí más de 800 años. Se puede visitar, se suele usar para albergar diferentes exposiciones y cuenta con un buen repertorio de cañones que van del siglo XVII al siglo XIX. 

El Gobbins Cliff Walk

Si seguimos la costa recorriendo la Causeway Coastal Route llegaremos al Gobbins Cliff Walk o, lo que es lo mismo, el Sendero del Acantilado de los Gobbins. Su nombre viene del irlandés ‘An Gobain’, que significa ‘las puntas de la roca’, de manera que ya puedes imaginar un poco el paisaje que encontrarás aquí. Desde hace ya un siglo, un camino nos lleva junto a las rocas salvando el mar a través de pasarelas, puentes, túneles y escaleras a lo largo de tres kilómetros de ruta. Aunque es original de 1902, por suerte para nosotros fue restaurado en 2015 y ofrece la seguridad necesaria para disfrutarlo con toda tranquilidad.

El puente de cuerda Carrick-a-Rede

Conforme seguimos subiendo por la costa norirlandesa, vamos pasando por otros puntos interesantes que ver como el pueblo de Glenarm, su castillo y sus jardines amurallados, el Parque Forestal de Glenariff, la carretera panorámica de Torr Head Road, en el punto más cercano entre Irlanda y Escocia, y así hasta que lleguemos hasta nuestra siguiente parada: el puente de cuerda de Carrick-a-Rede.

Este impresionante puente colgante tiene su origen en 1755, cuando los pescadores de salmón necesitaban cruzar a la isla de Carrick-a-Rede para revisar sus redes, y hoy es una de las atracciones turísticas más llamativas de Irlanda del Norte. Si nos atrevemos, podemos cruzarlo para pasar sobre un desfiladero de 30 metros de profundidad y 20 de ancho. Y si no, al menos siempre lo podemos admirar desde el 'Portaneevy scenic viewing point'.

The Dark Hedges

Dejamos por un momento la costa y nos dirigimos brevemente hacia el interior para llegar hasta The Dark Hedges, lo que podemos entender como ‘los setos oscuros’. Es posiblemente el túnel de árboles más famoso del mundo y una parada obligatoria para los seguidores de Juego de Tronos. Aquí la carretera, convenientemente cortada al tráfico, nos permite pasear abrazos por las hayas en un paisaje de película, aunque para realmente disfrutar de su magia te recomendamos ir a primera o última hora del día, pues son muchas las personas que lo visitan.

La Calzada del Gigante

Sin lugar a ninguna duda, la Calzada del Gigante, o Giant’s Causeway, es el lugar más famoso y representativo de Irlanda del Norte. Y es, de hecho, el único sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO del país. Esta formación geológica surgió hace más de 60 millones de años, cuando la lava fundida se enfrió repentinamente al entrar en contacto con el agua del mar, y llama la atención por sus columnas de basalto de forma en su mayoría hexagonal. En el Centro de Visitas podremos conocer todos los detalles sobre su formación y una audioguía nos acompañará por el agradable paseo que nos lleva hasta estas peculiares rocas. 

La tradición popular cuenta entre leyendas que, realmente, la calzada surgió de la lucha entre dos gigantes, el irlandés Finn McCool y el escocés Bennandoner, y que fue levantada por McCool para atravesar el Canal del Norte y cruzar de una isla a otra para enfrentarse a Bennandoner. Lo que queda de aquel camino de piedras es lo que hoy podemos ver aquí.

El castillo de Dunluce

No muy lejos de la Calzada del Gigante se encuentra el castillo de Dunluce, otra de las imágenes más conocidas del país y, cómo no, también escenario de Juego de Tronos. Merece mucho la pena acercarse a conocer sus ruinas para verlas tanto desde dentro, ya que se puede visitar, como desde fuera, especialmente desde el mirador de Magheracross. Sus orígenes se remontan al primer milenio, aunque los restos que vemos hoy datan principalmente de los siglos XVI y XVII, y estuvo habitado por los clanes enemistados McQuillan y MacDonnell. Su silueta, asomándose a los acantilados, nos deja una de las imágenes más bonitas de esta ruta por Irlanda del Norte.

La ciudad de Derry/Londonderry

Y llegamos a Derry, o Londonderry, pues ambos nombres son aceptados según quién se refiera a ella. Se encuentra en el norte del país, ya cerca de la frontera con la República de Irlanda, y eso le deja también mucha historia a sus espaldas. Es la segunda ciudad en tamaño de Irlanda del Norte tras Belfast pero su casco histórico, totalmente amurallado, es pequeño, coqueto, animado y muy pintoresco.

Podemos caminar sobre su muralla hasta rodear por completo la ciudad y, aunque a nuestro paso iremos encontrando diferentes paneles informativos, siempre es recomendable realizar una visita guiada para enterarnos bien de todo lo que aquí aconteció, pues jugó un papel fundamental durante el conflicto norirlandés. De hecho, tal y como ocurre en Belfast, tampoco podemos irnos de Derry/Londonderry sin dar una vuelta por sus alrededores para ver lo que nos cuentan los numerosos murales pintados en sus fachadas.

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