Ruta por los siete monasterios más bonitos de La Rioja
Una ruta por La Rioja podría recorrer las bodegas más famosas de sus mejores vinos, o los bares de pinchos más sabrosos de La Laurel en Logroño, o los valles del Najerilla, el Iregua y el Leza, o la Sierra Cebollera, o… tantas y tantas cosas, que no sabríamos por dónde empezar.
Pero si quieres reunir en una misma ruta tanto historia como arquitectura, cultura, religión y leyendas, la tuya es sin duda la ruta de los monasterios de La Rioja. Los valles riojanos fueron escenario de una importante vida eremítica muchos siglos atrás y eso originó en muchos casos la aparición de algunos monasterios, como el de Suso en San Millán de la Cogolla.
Pero La Rioja está repleta de monasterios que bien merecen una visita y una ruta que los uniera todos debería incluir los de Suso y Yuso, el de Santa María de Valvanera, el de San José, el de Nuestra Señora de Vico, el de Santa María de San Salvador, el de Santa Elena, el de Santa María la Real, el de Nuestra Señora de la Anunciación, el de Santa María de la Estrella y el de Nuestra Señora de la Piedad. Pero si es tu primera vez, tu ruta por los monasterios de La Rioja debería incluir al menos los siete que aquí te proponemos.
El Monasterio de Suso
Cuando se visita Suso se entienden muchas cosas y hacerlo nos remonta bastantes siglos atrás. Se encuentra en San Millán de la Cogolla, donde también está el monasterio de Yuso, pero todo comienza en Suso. En unas cuevas cercanas de la Sierra de la Demanda vivió un eremita ascético de nombre Millán (473-574) considerado santo, y en torno a ellas nació todo un monasterio. De él, construido entre los siglos VI y XI, quedan vestigios de diferentes épocas y resulta altamente interesante conocer el primitivo cenobio visigótico, los restos de una ampliación mozárabe caracterizada por sus arcos de herradura y su ampliación románica. Los visitantes no pueden llegar al monasterio de Suso por su propio pie, sino que han de dirigirse al monasterio de Yuso, adquirir una visita guiada y llegar al monasterio en un microbús.
El Monasterio de Yuso
Cuenta la leyenda que el monasterio de Yuso se levantó cuando los restos de San Millán se quisieron trasladar de Suso a Nájera pero, en pleno trayecto, los bueyes que los transportaban se detuvieron como si el santo no quisiera abandonar el valle, y en ese punto se levantó el actual monasterio de Yuso. Pero lo que sí sabemos es que fue el rey Sancho X quien trasladó los restos del santo al monasterio románico de Yuso, de los siglos X y XI. Más tarde, entre los siglos XVI y XVIII, los abades benedictinos construyeron el actual monasterio. Yuso se visita de manera guiada y el recorrido nos lleva por el claustro bajo, su espectacular sacristía con frescos del siglo XVIII, la iglesia, la sillería del coro, la estantería de los enormes cantorales del siglo XVIII… Pero, sobre todo, al origen de la lengua castellana, pues fue aquí donde tuvieron lugar las famosas glosas emilianenses, los primeros escritos en lengua romance y euskera. Gracias a ellas San Millán de la Cogolla se considera la cuna del castellano. Tanto el de Suso como el de Yuso fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.
El Monasterio de Nuestra Señora de la Anunciación
Santo Domingo de la Calzada, aunque no albergase el monasterio de Nuestra Señora de la Anunciación, siempre merece ser visitado. Sobre todo por pasear su casco histórico, entrar en su catedral, admirar el sepulcro del santo y conocer la leyenda de “Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada”. Las obras del actual monasterio de Nuestra Señora de la Anunciación concluyeron en 1621 y desde 1610 es habitado por monjas cistercienses. En él destaca la iglesia, clasicista y de una sola nave, la capilla mayor como ejemplo del barroco riojano, el coro bajo que ha servido de cementerio hasta 1960 y el claustro del siglo XVII. Las monjas son excelentes reposteras y los “borrachuelos” su indiscutible especialidad.
El Monasterio de Santa María la Real
A Nájera hay que ir, aunque sea para visitar su monasterio de Santa María la Real. Fue mandado construir por el rey don García Sánchez III “el de Nájera” y su esposa doña Estefanía de Foix en 1052. A partir de 1079 y por decisión de Alfonso VI de Castilla pasó a formar parte de la orden benedictina de Cluny y así fue hasta que llegó la desamortización de Mendizábal en 1835, y desde 1895 es dirigido por una comunidad de frailes franciscanos. Durante la visita podrás conocer su iglesia de principios del siglo XVI, su espectacular Panteón Real, el Panteón de los Infantes, el Claustro de los Caballeros, el coro de estilo Reyes Católicos y el sepulcro de don Diego López de Haro, fundador de la villa de Bilbao.
El Monasterio de Santa María de Valvanera
Ya por su ubicación el de Valvanera se trata de un monasterio realmente especial. Aunque se encuentre en el término municipal de Anguiano tendrás que serpentear por una revirada carretera, adentrándote en la montaña, hasta que el monasterio de Santa María de Valvanera se deje ver entre la espesa arboleda. Su construcción fue motivada por el hallazgo de una imagen de Santa María del siglo IX y su nombre se lo debe a la expresión latina ‘Vallis Venaria’ (Valle de las venas de agua) por los abundantes arroyos y cascadas de su entorno. La actual iglesia es del siglo XV pero su origen se remonta a un primer cenobio construido alrededor de la imagen encontrada, al que sucedió una iglesia visigótica consagrada en 1073 y otra románica de 1183. Actualmente la Virgen de Valvanera se encuentra en un camarín al que se puede acceder.
El Monasterio de Nuestra Señora de la Piedad
Llegamos a Casalarreina, a escasos 15 km de Santo Domingo de la Calzada. Allí nos espera el monasterio de Nuestra Señora de la Piedad, inaugurado y bendecido por el cardenal Adriano Florenz en 1522. Un año después entrarían en él monjas de la Orden de los Dominicos y en él continúan hasta hoy día a pesar de tener que ausentarse de él durante la Guerra de la Independencia, cuando el monasterio pasó a ser un hospital de guerra. De su arquitectura destaca poderosamente la portada principal de la iglesia, una obra de Felipe Bigarny que asemeja ser un retablo de madera elaborado en piedra con todo lujo de detalles. Tampoco se deben pasar por alto el propio templo y el claustro mayor de dos alturas, con una segunda planta de gran riqueza ornamental.
El Monasterio de Santa María de San Salvador
El monasterio de Santa María de San Salvador también se conoce como el Monasterio de Cañas, pues es en esa localidad donde se encuentra. Estamos ante de una de las abadías cistercienses más antiguas de España, nos remontamos al siglo XII, y ha sido habitado por monjas cistercienses desde sus comienzos hasta hoy día. En él diferenciamos claramente distintos estilos arquitectónicos, comenzando en un románico del que poco queda ya, continuando por un gótico que se extiende por la iglesia y la sala capitular, y alcanzando un retablo renacentista de primera mitad del siglo XVI. Los grandes ventanales de alabastro llenan el templo de luz y junto a ellos destaca la belleza de la portada de la sala capitular, el sepulcro de doña Urraca López de Haro y la sala de reliquias.