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El top 10 de los Parques Nacionales más visitados de Estados Unidos
Uno de los grandes atractivos de Estados Unidos es su naturaleza, por eso está lleno de Parques Nacionales. Hay muchos, variados y para todos los gustos, pero si hay uno que puede destacar sobre todos los demás, y con el permiso del Gran Cañón, Yellowstone o las Montañas Rocosas, ese podría ser precisamente el Parque Nacional de Yosemite, en California.
Aquí todo es a lo grande. Las montañas, las cascadas, los árboles… Es el paraíso de los senderistas, de quienes aman respirar aire puro y de aquellos que se emboban viendo cómo el agua se precipita al vacío durante cientos de metros. Yosemite es verde, como el de sus infinitas coníferas, gris, como el de sus mastodónticas cumbres de granito, y cristalino, como el agua de sus ríos y sus arroyos. Es un lugar para encontrarse con la naturaleza, para sentirse pequeñito y para olvidarse de todo lo demás.
Yosemite debería ser una parada obligatoria en cualquier viaje a la Costa Oeste de Estados Unidos. Y si aún no sabes por qué, aquí tienes unas cuentas razones para incluirlo en tus próximas vacaciones.
El Parque Nacional de Yosemite está dividido en diferentes áreas, concretamente en cinco: Yosemite Valley, Wawona, Glacier Point, Tioga Road y Hetch Hetchy. De todas ellas la más popular y visitada es Yosemite Valley, pues es en el valle donde se encuentran los principales atractivos, y también el Centro de Visitantes que te recomendamos encarecidamente visitar nada más llegar. Wawona acoge Mariposa Grove y sus sequoias gigantes. Glacier Point ofrece una de las mejores vistas que podrás obtener de todo el valle sin la necesidad de escalar ninguna montaña, al igual que la Tioga Road. Y Hetch Hetchy es de las zonas más al norte de Yosemite y de las menos concurridas.
Si nos centramos en Yosemite Valley veremos que estamos rodeados de enormes moles de piedra y que un río, el Merced, recorre un valle que hace mucho, mucho tiempo, fue el cauce de un gran glaciar. A un lado queda El Capitán, un gigantesto bloque de granito de 900 metros de altura que hace las delicias de escaladores de todo el mundo, y justo frente a él, al otro lado del valle, la gran Half Dome, una majestuosa formación granítica semicircular que se eleva 1.400 metros sobre la base del valle. Dada la profundidad de Yosemite Valley y las altas cumbres que lo rodean, las altísimas cascadas que caen tanto a un lado como al otro se vuelven una visita imprescindible.
Con sus 739 metros de altura la Yosemite Fall es la cascada más alta de Estados Unidos. Se divide en dos tramos principales, la Upper Yosemite Fall y Lower Yosemite Fall. Para llegar a la más alta existe la posibilidad de hacer un trecking de subida bastante exigente, pero para acercarse a la más baja basta con un cómodo paseo por el valle.
La Bridalveil Fall es la cascada de “el velo de la novia”, tal como su propio nombre indica. Es de fácil acceso y comparada con las demás no impresiona tanto, pero sus 188 metros de altura no hay que subestimarlos tampoco.
Esta cascada es mejor verla desde lejos y es tan alta que la encontrarás prácticamente desde cualquier punto del valle. Las Sentinel Falls no es especialmente caudalosa, sobre todo comparada con otras cascadas vecinas, pero mide 610 metros de altura, ni más ni menos.
En Yosemite hay infinidad de senderos y para todos los niveles. Pero este, el Mist Trail, es uno de los más accesibles y fáciles de completar. Al menos hasta su mitad. Al principio la subida es moderada y accesible para todos los públicos, pero una vez que se alcanzan las Vernal Falls, y todo se llena agua pulverizada y niebla (de ahí el “Mist Trail”), la subida se pone más seria.
Si la nieve aún tiene cortadas algunas zonas y no es posible llegar hasta Glacier Point o subir por la Tioga Road, entonces el lugar desde donde conseguirás las mejores vistas del valle será desde Tunnel View Point. Este mirador permite una espectacular panorámica del valle de Yosemite, con El Capitán a la izquierda y la Half Dome a la derecha.
Un paseo agradable y llano que lleva hasta un pequeño lago en el que se reflejan las cumbres, con tanta perfección que parece un espejo. Poder disfrutarlo dependerá de la época en la que lo visites, en primavera la lámina de agua hará honor a su nombre pero en verano puedes encontrarlo seco, lleno de vegetación y sin reflejo posible. Es recomendable que preguntes en el Centro de Visitantes cómo se encuentra en el momento de tu visita.
Yosemite se puede visitar todo el año, pero sin duda los meses más espectaculares para hacerlo son marzo, abril y mayo. Ten en cuenta que uno de sus principales atractivos son las cascadas y en ese momento están en su mayor esplendor. Además, el número de visitantes no es tan elevado como en verano. Pero eso sí, algunos pasos permanecen cerrados por nieve hasta finales de mayo, por lo que es algo a tener en cuenta.
Yosemite está a unas tres horas y media en coche desde San Francisco, a cinco desde Los Ángeles y a unas seis desde Las Vegas. La mayoría de los visitantes acuden con su propio vehículo, un coche de alquiler es sin duda la mejor forma de recorrer California. Si lo prefieres, la empresa de autobuses Yarts ofrece transporte público desde ciudades como Sonora, Fresno o Merced.
Si llegas a Yosemite con tu propio vehículo, que es lo más normal, deberás pagar una entrada de 30 US$ por coche. Puedes usarla durante siete días y cubre a todos los ocupantes del vehículo. En moto son 25 US$ y 15 US$ si se llega en bicicleta, a pie, a caballo o en un autobús no comercial.
Si en tu viaje vas a recorrer otros Parques Nacionales de Estados Unidos te puede merecer la pena adquirir el pase anual America the Beautiful. Su precio es de 80 US$, cubre todos los Parques Nacionales del país y es válido para dos coches, por lo que se puede reutilizar.
La mejor manera de moverse por Yosemite e ir de una zona a otra es utilizando su servicio de shuttle, un autobús gratuito que opera de 7h a 22h y que permite desplazarte por los principales puntos de interés del valle una vez que has dejado tu coche estacionado en uno de los aparcamientos. Para llegar a lugares más lejanos, como Glacier Point, sí necesitarás tu coche. Prácticamente todo el valle está conectado por senderos y carriles bici, por lo que si prefieres pedalear Yosemite también está preparado para ello.
Dentro del propio parque de Yosemite encontrarás diferentes alojamientos pero, como las plazas son limitadas, te recomendamos hacer tu reserva cuanto antes. Es la mejor opción si quieres optimizar el tiempo, y dispones tanto de lujosos hoteles como de cabañas de madera y tiendas de lona. Para consultar y hacer reservas debes recurrir a la página oficial de los alojamientos de Yosemite. También hay disponibles trece campings, pero si prefieres dormir en plena naturaleza, en medio de una ruta, necesitas un wilderness permit especial. Si llegas tarde y todos los alojamientos del parque ya están reservados también encontrarás un buen número de ofertas en los alrededores del parque.
Si visitas Yosemite con la intención de hacer algún que otro sendero (sería un crimen no hacerlo), no olvides incluir en tu maleta ropa cómoda de montaña, así como alguna prenda de abrigo e impermeable, sea la época que sea. Calzado de montaña, una botella reutilizable que puedas rellenar en las fuentes del parque y unos prismáticos tampoco estarían de más. Comer en los establecimientos de Yosemite no es barato, por lo que si prefieres traerte la comida de fuera y usar las mesas de los merenderos, además de ahorrar unos dólares, vivirás también uno de los almuerzos más bonitos de tu vida. Eso sí, si llevas comida encima sigue las recomendaciones que te darán a cada paso para no tener posibles problemas con los osos.
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