La culpa es de los padres

Ahora la moda es el decoro. Y por si no es suficiente que los informativos de TVE brinden castas recomendaciones para la educación y vestimenta de los hijos, Disney alimenta la polémica. Aunque esto es más complejo.

La controversia desatada con la princesa de Indomable, ganadora del óscar a la mejor película de animación, recupera un debate imperecedero. La muñeca que formaba parte del merchandising de la película tuvo una segunda versión mucho más coqueta y sexy que la protagonista original. Esto no gustó a gran parte del público adulto. Mucho menos a la propia directora de la cinta, Brenda Chapman, que subrayó que la princesa fue ideada “para romper estereotipos y ofrecer a las niñas un modelo de mujer más fuerte, accesible y con más sustancia, algo más que una cara bonita que espera el amor”. Así que lanzaron una campaña en Change.org que finalmente ha conseguido 200 000 firmas, y la Factoría de los Sueños decidió devolver a Merida un aspecto más fiel posible al que lucía en la película.

Pero esto tiene mucha miga. ¿Un modelo de mujer con más sustancia? ¿Las caras bonitas están destinadas únicamente al amor? ¿No puede romper estereotipos igualmente una mujer con esas características y atractiva al mismo tiempo? De todos modos a nadie le agrada que le cambien un personaje. Y tal vez es que, como Adorno, solo tratamos de llegar “de la exageración a la verdad”.