Madrid, 8 oct (EFECOM).- En un espacio con 2.100 empresas solo puede reinar un sustantivo, el comercio; aunque, cuando se trata de una feria de frutas y hortalizas, otro factor entra en juego: los sentidos con propuestas visuales y palatales que no dejan indiferentes, como los helados de champiñones o brócoli, amenizados con el bullir de las conversaciones en múltiples idiomas y acentos.
La cita del sector hortofrutícola Fruit Attraction arranca este martes y se prolongará hasta el próximo jueves en Ifema Madrid. Durante esos días, se espera que pasen por los 10 pabellones que ocupa más de 100.000 profesionales de 56 países.
Y aunque las puertas del recinto ferial han abierto este martes, los motores de la feria comenzaron a arrancar mucho antes, con la preparación de los expositores y la organización desde hoteles hasta transporte para aquellos que vienen de países como China y hasta de regiones más cercanas como La Rioja.
Si un visitante o expositor decide llegar al evento en transporte público, la feria estará presente en ese trayecto, pues son numerosas las personas que ya se encuentran entre los vagones del tren o del metro a primera hora de la mañana y que luego, con familiaridad, estarán por los pasillos de Ifema.
Una vez dentro, el primer estímulo que le llega a aquel que entra en el colorido mundo de Fruit Attraction es una mezcla de olores, desde la paella que cocinan en el estand del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) a los ajos de Castilla-La Mancha.
Patatas de color rosa y helados de brócoli
Y a los olores se suman el atractivo visual y a veces rompedor de las frutas, como el rosa de algunas patatas, el verde exótico de los aguacates o el amarillo de los pimientos, todo ello, acompañado de la propia textura de los productos que les aporta a cada uno un valor añadido.
Entre todos estos estímulos también hay espacio para los trampantojos, por ejemplo, un pequeño carro ofrece a los visitantes helados que no son tradicionales, sino de sabores que van desde los champiñones, el tomate, la zanahoria o el brócoli.
Se trata de una forma más en que las empresas exhiben el potencial de un sector que no solo tiene productos frescos, sino que se ha adaptado a las nuevas formas de comercio con quinta y cuarta gama y con nuevos formatos como los propios helados de sabores no convencionales o snacks saludables.
Si el tacto ha estado presente con el sabor de un helado de zanahoria, el oído no se ha hecho de rogar y ha tenido un trabajo extra para identificar la amalgama de acentos e idiomas que se pueden escuchar por la feria.
Por los pasillos del evento se pueden identificar acentos de Italia, Francia, China, Marruecos, Colombia u otros territorios más cercanos, como Andalucía, Cataluña, Murcia, Valencia.
Todos ellos llegan asombrados por las variedades de colores y de estímulos que ofrecen los expositores, pero terminan con la certeza de que esta es una cita de la que también se beneficiarán sus “bolsillos”, para hacer negocios y crear sinergias comerciales.
En total, el sector hortofrutícola nacional exporta unas 11 millones de toneladas al año, emplea a 280.000 personas y supone casi dos millones de hectáreas del país; unas cifras que, aunque no de forma literal, pero se pueden intuir en el vigor de las empresas a la hora de exponer sus productos en la cita.
El ritmo en la primera jornada de la feria es frenético, suenan los móviles, los pasillos están abarrotados y la fruta no deja de brillar; las conversaciones se concentran también fuera de los pabellones, donde los negocios ya han salido de la frontera de la feria para materializarse en la realidad.
Celia Arcos Torres