La razón de que España esté a la cabeza de Europa en cuanto a pobreza infantil no se debe tanto a la desigualdad salarial o al desempleo como, sobre todo, al mínimo desarrollo de las políticas públicas que en otros países consiguen reducir la pobreza que afecta a las familias con hijos. Cuando se comparan las tasas de pobreza infantil en Europa antes de prestaciones –es decir, con las rentas propias de las familias− la situación española es similar a la media UE. La posición española empeora drásticamente cuando se tiene en cuenta el efecto de las prestaciones económicas distintas de las pensiones, que reducen en España menos que en Europa la pobreza que genera el mercado de trabajo.
Efectivamente, como corresponde a un Estado de Bienestar que tiende a privilegiar a los grupos de mayor edad, el gasto social que España destina a la infancia es muy bajo. Si se tienen en cuenta las políticas directamente orientadas a las familias con hijos –prestaciones económicas, atención infantil y desgravaciones fiscales−, España apenas gasta el 1,7% del PIB, frente a porcentajes superiores al 3% en muchos países de Europa, como indica la OCDE.
Los datos agregados de gasto se reflejan en las condiciones de vida de las familias. En ese sentido, es interesante ver qué porcentaje del salario medio reciben las familias de distintos países de Europa mediante tres clases de prestaciones: ayudas familiares, ayudas a la vivienda y rentas mínimas. Para la comparación se han elegido tres configuraciones familiares tipo y cuatro países, más o menos representativos de los diferentes modelos de bienestar. Los datos para el resto de los países se pueden consultar en este documento de trabajo y se han obtenido de la base de datos de políticas familiares de la OCDE.
El gráfico ilustra la insuficiencia del paquete español de ayuda a las familias. En el caso de las familias sin empleo, la suma de las ayudas equivale al 26% del salario medio, sumando la prestación por hijo de la Seguridad Social y la renta mínima de inserción a la que está familia tendría teóricamente derecho. Se trata de una cantidad muy inferior a la de cualquiera de los demás países. España también está a la cola en el caso de las familias con bajos salarios, que solo perciben, vía Seguridad Social, un 2,2% del salario medio. En este caso, España es el país que ofrece a esas familias un menor nivel de apoyo. Y, sobre todo, España se caracteriza por ser uno de los pocos países de Europa que no ofrece ninguna prestación periódica a las familias de rentas medias con dos o más hijos: si bien no muy elevado, casi todos nuestros vecinos ofrecen a estas familias un cierto nivel de apoyo. Ello a cambio, lógicamente, de una presión fiscal más elevada que en España, como hemos señalado aquí.