El otro chavismo detrás de “Podemos”
Podemos: un partido político cuyo nombre condensa un eslogan, “sí se puede”, que ha sido coreado en manifestaciones y en las redes sociales. “Sí se puede” es la traducción literal del lema con el que Obama llegó a la presidencia de los EE.UU “yes, we can” y que fue parafraseado por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid con su “yes, we want”, maltratando de paso el inglés. La frase original, sin embargo, fue en castellano. Y detrás de ella estaba Chávez. No Hugo, sino César.
Fue en el año 1972 cuando César Chávez y el sindicato que lideraba, “Unión de Trabajadores Campesinos” (UFW), intentaban movilizar a la población latina contra una ley aprobada en Arizona. Esta ley prohibía a los trabajadores agrícolas la organización de huelgas y boicots durante la cosecha, dejándoles sin capacidad de ejercer presión. Cuando se debatieron propuestas entre los líderes latinos para oponerse a la ley, muchos respondían “no, no se puede”. César Chávez y Dolores Huerta, también dirigente de UFW, respondieron “sí se puede”. La frase se convirtió entonces en el lema de la organización y de la lucha.
César Chávez, nacido en Arizona en 1927, fue uno de los principales líderes latinos en los EE.UU. Hijo de una familia de granjeros de clase media, a los doce años sufrió el desahucio de su casa. Desde entonces César Chávez y su familia trabajaron como jornaleros agrícolas en California; su casa fue un garaje en un barrio pobre conocido como “Sal si puedes”. A los veinticinco años comenzó a trabajar con una organización social de base que luchaba por los derechos de los latinos y comenzó a ser conocido por su capacidad de movilización. Poco después César Chávez comenzó a trabajar para lograr la organización de los trabajadores del campo estadounidense, que en los años sesenta aún no tenían reconocidos los derechos de negociación colectiva, sindicación y huelga. En 1962 Chávez abandonó su trabajo y se volcó en la creación de la “Asociación Nacional de Trabajadores del Campo”, que en 1966 se convirtió en “Unión de Trabajadores Campesinos”. El sindicato se construyó basándose en la estructura de las organizaciones sociales de base.
El carisma personal de Chávez fue fundamental para que el sindicato se estableciera. Sin ser un gran orador, logró conectar con el público latino a través del uso de dichos y refranes que se mantenían entre los latinos asentados en EE.UU. Su impecable honestidad, que mantuvo hasta su muerte, también contribuyó a transformarlo en un personaje atrayente. En un momento en el que sindicalistas tan conocidos como Jimmy Hoffa eran condenados por fraude y vínculos con el crimen organizado, la sencillez y la honradez de Chávez le ganaron el respeto de muchos, incluido Robert F. Kennedy. Y su oposición a la emigración ilegal desde México y al programa de “braceros” también le sirvió para ganar apoyos.
El sindicato fue creciendo de manera lenta pero segura hasta que en 1965 se convirtió en un personaje famoso en EE.UU. con motivo de la huelga de los vendimiadores de California. La huelga incluyó boicots al consumo de uvas y diversas acciones de resistencia pacífica, que se mantuvieron pese al acoso de las autoridades locales, del gobernador de California, Ronald Reagan, y del presidente Nixon. En 1970 el sindicato liderado por Chávez, su hermano y Dolores Huerta firmaba un convenio con los propietarios de las viñas que garantizaba a los trabajadores el cobro del salario mínimo. Fue el momento del triunfo, en el que se detienen la mayor parte de los relatos sobre Chávez, incluyendo el reciente biopic dirigido por Diego Luna y producido por John Malkovich.
En los años y décadas siguientes el sindicato fue perdiendo afiliados y capacidad de negociación colectiva. Una biografía reciente de Chávez señala varias causas. La primera fue la incapacidad de adaptar la estructura del movimiento original a los retos organizativos que supuso multiplicar el número de miembros. La segunda, muy relacionada con la anterior, fue la excesiva identificación entre el sindicato y Chávez, que se negaba a delegar, sospechaba de muchos de sus colaboradores y temía que lo traicionaran. Por ese motivo muchas de las personas más capacitadas dentro de la “Unión de Trabajadores Campesinos” fueron expulsadas o abandonaron el sindicato. Las consecuencias para el sindicato resultaron muy graves, aunque hasta cierto punto la paranoia de Chávez estaba justificada. El FBI investigaba a Chávez, como a muchos otros líderes de la lucha por los derechos civiles. Y su seguridad podía estar en peligro. En 1965 y 1968, Malcom X y Martin Luther King habían sido asesinados. Y en 1978 también lo fue Harvey Milk.
“Podemos” comparte más que un eslogan con el movimiento impulsado por César Chávez. Habrá que ver si no cae en los mismos errores.