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GRÁFICO: El mapa político se sigue fragmentando

Encuesta de CELESTE-TEL publicada por eldiario.es / Gráfico: Belén Picazo

Astrid Barrio

  • Astrid Barrio destaca que la encuesta publicada ayer por eldiario.es dibuja la misma tendencia de los últimos meses: reducción de la concentración del voto alrededor de los dos principales partidos. El mapa político se sigue fragmentando, con hasta 18 partidos con representación en las Cortes, por lo que la gobernabilidad exigirá posiciones dispuestas el consenso.

Todas las encuestas realizadas en los últimos meses en España ponen de manifiesto un notable descenso del apoyo a PP y PSOE. La encuesta de CELESTE TEL-Investigaciones Sociológicas publicada ayer por eldiario.es sigue confirmando este descenso, aunque esta vez muestra que la caída de los dos grandes partidos parece moderarse. No se trata necesariamente de un gran cambio de tendencia: a medida que las elecciones se vayan aproximando, los electores indecisos irán decantando su voto, y probablemente una parte importante decidirá al final, convencidos o resignados, mantener su apoyo a los partidos mayoritarios.

Pero ello no impide que se mantenga la tendencia de fondo de declive del bipartidismo: se reduce la concentración de voto en los dos principales partidos, en beneficio de casi todos los demás, especialmente IU y UPYD, pero también de los partidos de ámbito no estatal y de nuevas formaciones.

Con ello, se sigue dibujando un mapa político mucho más fragmentado, con hasta 18 partidos presentes en las Cortes. Se trata de un arco parlamentario similar al de los primeros años de la democracia, donde ningún partido obtendrá mayoría absoluta ni se acercará, y la gobernabilidad exigirá soluciones más consensuales.

El escenario al que parecemos abocados es muy parecido al de otros países del sur de Europa, como Portugal. De momento, no se atisba en el horizonte la irrupción de opciones abiertamente populistas, como sí ha sucedido en Italia y Grecia. En Grecia, además, los dos grandes partidos han implosionado.

¿Más fragmentación parlamentaria nos traerá finalmente coaliciones de gobierno a escala estatal? ¿Significará eso un Ejecutivo más débil? ¿Y ello una democracia más inestable o, por el contrario, mayores exigencias de consenso? ¿Será la llave que está esperando el nacionalismo catalán para tratar de dar un giro a la cuestión territorial? ¿Más consensualismo favorecerá más reforma política y social, o por el contrario, frenará la toma de decisiones de cambio?

Las elecciones europeas de mayo siguen siendo el primer episodio para observar qué hay de sólido y de volátil detrás de la fotografía que dibujan los sondeos de opinión.

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