La crisis griega está provocando la transformación de las élites políticas
En mayo de 2010 Grecia y el gobierno del PASOK firmaron el primer Memorándum de Entendimiento (MdE). Las políticas de austeridad que se derivaron de él tuvieron como consecuencia el inicio de un periodo de crisis, aún evidente, política, social y económica. Desde entonces, en el contexto de un creciente déficit democrático, las elites políticas griegas están experimentando una profunda transformación, caracterizada por una cambio en las redes de reclutamiento de los parlamentarios, un mayor porcentaje de recambio y, consecuentemente, una reducción del nepotismo en la provisión de cargos públicos. Esta revolución se puede interpretar mejor en el marco de las teorías sobre las elites y sus actitudes en períodos de crisis.
De acuerdo con ese marco teórico, la política griega parece mostrarnos cómo se dan en la realidad una serie de parámetros que el elitismo ha tratado de explicar: la homogenización y el consenso de las élites políticas a fin de retener su estatus (Wright Mills 2000, Higley y Burton 2006), el incremento del poder de las élites y el consiguiente disminución de este en las manos de otros agentes que participan en el proceso de decisión -como los órganos del partido el parlamento o los ciudadanos- (Michels 1962), la crisis de la legalidad (Lipset 1963), la emergencia de nuevos canales de reclutamiento al tiempo que se marginalizan los tradicionales (Putnam 1976, Gill 2000), el alejamiento de los ciudadanos de sus vínculos tradicionales con los partidos (Eula 1976, Cotta y Verzichelli 2007) y, finalmente, la renovación de las élites y la emergencia de nuevos centros de poder (Putnam 1976).
Originada en 2010, y con un punto crucial en las elecciones nacionales de 2012, la transformación de la elite política sigue su curso el sistema político. Durante estos años, el PSOK y el ND, que conformaban tradicionalmente el grueso de las elites políticas griegas, realizaron un ingente esfuerzo por conservar el poder. Aunque inicialmente el ND, entonces principal partido de la oposición, adoptó una posición negativa ante el MdE, su posición cambió radicalmente tras la declaración de un plebiscito sobre la adopación de un segundo MdE en octubre de 2011. Las negociaciones políticas que le siguieron condujeron a un primer gobierno de coalición entre PASOK, ND y el ultraderechista Laos, una situación inédita en la Tercera República griega, creada en 1974, donde siempre han predominado los gobiernos formados por un solo partido. Esta coalición fue una reacción obligada para poder mantener el poder dado que los dos principales partidos habían perdido un buen número de diputados debido a las medidas impopulares solicitadas desde la Troika.
Paralelamente, los círculos políticos del poder situados en el gobierno se movilizaron para incrementar su poder en detrimento de los otros agentes que participan en la toma de decisiones, como los órganos de los partidos el parlamento o los ciudadanos, lo que alimentó una percepción de déficit democrático. Así, los órganos de los partidos y los diputados del PASOK y del ND nunca pudieron participar efectivamente en el debate sobre el MdE o sobre acuerdos similares que se derivaron de él posteriormente. A consecuencia de ello, numerosos diputados o miembros de los órganos dirigentes de los partidos dimitieron en los meses siguientes. En el caso de los parlamentarios, en la mayoría de casos simplemente se les ordenó que siguieran la línea del partido y que votaran la adopción de las medidas específicas, mientras que los canales ordinarios del parlamento (como los comités) fueron mayoritariamente marginados bajo el argumento de la ‘urgente necesidad de las medidas’.
En el caso de los ciudadanos, dos ejemplos muestran su limitadísimo rol en este proceso. Por un lado, la reticencia a convocar elecciones hasta 2012, a pesar de las protestas de buena parte de la sociedad durante ese período, por parte de actores sociales, sociedad civil, movimientos sociales, en contraste con la tradición de recurrir al voto popular en esas situaciones, de acuerdo con el deseo del partido mayoritario. Por otro lado, la cancelación del intento de plebiscito anunciado por el jefe de gobierno Giorgos Papandreu, a raíz de los movimientos en contra desde dentro de Grecia (por parte de los partidos en la oposición que mencionamos anteriormente) y desde fuera.
Estas condiciones abrieron una crisis de legalidad en relación con la jurisdicción del gobierno para adoptar medidas tan importante sin la aprobación de los ciudadanos. En el caso griego, esta oposición se plasmó tanto en el ámbito político, con la dura oposición desde los partidos de la izquierda del parlamento (KKE and SYRIZA) como desde el ámbito social, como señalamos anteriormente.
Gráfico 1. Primer año de elección/nombramiento de los miembros de la elite política por período parlamentario (incluye diputados nacionales y europeos, así como ministrso no parlamentarios)
Las transformaciones que se fueron gestando durante los dos primeros años de esta crisis se manifestaron en las elecciones nacionales de mayo y junio de 2012. El sistema político bipolar fue substituido por uno mucho más fragmentado, en el que emergieron nuevos partidos como Izquierda Democrático (ID) o Independientes Griegos (IG), mientras que fuerzas existentes, como SYRIZA, incrementaron considerablemente su poder, como resultado del alejamiento de los ciudadanos de los dos partidos mayoritarios hasta ese momento.
Bajo estas circunstancias, PASOK y ND perdieron la mitad de sus votantes de 2009. Aunque el ND ganó los comicios, se creó un segundo gobierno de coalición con PASOK y DL a fin de mantener la mayoría parlamentaria. Frente a ellos, SYRIZA se convirtió en el principal partidos de la oposición y en el más importante del bloque anti MdE.
El reforzamiento electoral de SYRIZA, y en menor medida del resto de partidos menores, provocó un elevado recambio del personal político en el parlamento griego, en el que casi la mitad de los diputados (48,6% en las elecciones de mayo) fueron elegidos por primera vez.
Además, las condiciones particulares del contexto tuvieron un notable impacto en el perfil de las nuevas élites, entre las que ganaron un mayor peso los grupos sociales que tradicionalmente habían tenido un papel marginal en el parlamento griego, como las mujeres o los jóvenes.
Gráfico 2. Canales de reclutamiento de las elites políticas antes de las elecciones de mayo de 2012.
Aún más relevante puede considerarse la transformación de los canales de reclutamiento de los diputados. Las vías tradicionales, como los órganos internos de los partidos o el nepotismo, quedaron relegados en beneficio de otros canales como las organizaciones y movimientos sociales, que hasta entonces habían tenido una presencia muy limitada.
Adicionalmente, el contexto de crisis sacó a la luz dos aspectos muy preocupantes. El primero fue el rechazo creciente por parte de una mayoría de la sociedad hacia el sistema político en conjunto, una situación que se plasmó en un elevado porcentaje de abstención en las elecciones (35%), de largo el mayor de las últimas décadas. El otro aspecto deplorable fue la irrupción del partido neo-nazi Amanecer Dorado, hasta entonces marginado, que supo utilizar un discurso populista antisistema para ganar apoyo entre sectores del ejército y de la policía, y de los sectores socioeconómicos más modestos y con menor formación educativa.
Estos aspectos de la transformación de las elites políticas aquí descritos han ido haciéndose evidentes durante los últimos dos años y medio. No obstante, parece que el proceso no ha completado aún su curso, de modo que las elecciones de este 25 de enero resultarán las más cruciales desde la restauración de la república griega en 1974. La más que probable victoria de SYRIZA seguirían provocando cambios radicales tanto en las elites políticas como en la cultura política del país, además de un considerable impacto tanto en Grecia como más allá de sus fronteras.
Traducción de Juan Rodríguez TeruelJuan Rodríguez Teruel