- Yemen lleva más de tres años sufriendo sin que se escuchen las voces de los y las yemeníes, a pesar de haber sido declarada la mayor catástrofe humanitaria conocida actualmente. Ni las más de 22 millones de personas en necesidad de ayuda humanitaria (aproximadamente el 75% de la población del país) ni las 17 millones de personas en crisis alimentaria, han provocado que la comunidad internacional tome cartas en el asunto o que el gobierno español deje de vender armas a Arabia Saudí, protagonista responsable de este drama humano. Te explicamos mediante cinco razones por qué tienes que acudir a la carrera organizada por Amnistía Internacional, Deja tu huella por Yemen y llamar así la atención de quienes toman las decisiones.
Cólera
Antes de la guerra Yemen ya era el país más pobre de la región. Hoy la situación es desesperada. El conflicto ha dañado los servicios sanitarios y el suministro de agua, llevando al país al borde de la hambruna. La guerra ha traído además consigo enfermedades que el mundo creía erradicadas en el siglo XIX como la difteria o, sobre todo, el cólera: la población yemení se ha vista sometida al brote de cólera de más rápido crecimiento jamás registrado, con más de un millón de personas afectadas, una cuarta parte de los cuales son niños y niñas.
Más de 2.000 han muerto, y es muy probable que la temporada de lluvias y el Ramadán contribuyan al empeoramiento de la situación. Tanto la epidemia como la hambruna se han visto exacerbadas por un bloqueo de puertos y aeropuertos impuesto por la coalición liderada por Arabia Saudí, que ha contribuido a que más de 22 millones de personas necesiten con urgencia ayuda humanitaria.
Orden regional
No es la primera vez que el país es escenario de enfrentamientos de calado entre potencias: durante la Guerra Fría fue testigo de un enfrentamiento encarnizado entre Arabia Saudí y el Egipto de Nasser, erigiéndose así al mismo tiempo en tablero de ajedrez de la influencia regional y patio trasero de Arabia Saudí. Un país extremadamente pobre y débil situado en un lugar estratégico desde el punto de vista geopolítico. Yemen es hoy un frente más, y además prioritario, en el conflicto entre Arabia Saudí e Irán del que han sido víctimas miles de individuos en Siria o Baréin, entre otros, en el contexto de esta ‘nueva Guerra Fría de Oriente Próximo’ que protagoniza titulares de periódicos y nombres de manuales.
Refugiados
Hace unos días se hacía pública la que quizás puede ser de las mayores ironías del conflicto: Arabia Saudí obligaba a que un importante número de refugiados yemeníes residentes en su territorio retornaran a su país, quizás sin haber sido informada Riad de los abusos a los que se ven sometidos los recién llegados al país que denuncia ACNUR.
Muchos de estos refugiados se plantean retornar a países en los que la situación es también desesperada, como Somalia o Etiopía. El conflicto ha desarraigado a más de dos millones de personas, entre ellos niños que no encuentran plaza en las escuelas de las poblaciones en las que se acaban de instalar (bien porque son demasiados, bien porque no hay profesores, bien porque la escuela ha sido destruida) y/o han sido víctimas de abusos físicos o emocionales. Una futura generación alimentada a base de miseria y desesperanza.
Rentabilidad
La mayoría de armas que hoy en día matan a civiles yemeníes, al origen de lo que han sido calificados como crímenes contra la humanidad, han sido fabricadas en Occidente, y exportadas por países cuyos diplomáticos expresan su preocupación y pesar por la situación que atraviesa el país. Uno de ellos es España. La reciente visita del Príncipe Heredero de Arabia Saudí a Madrid tenía como principal objeto la venta de cinco corbetas fabricadas en Cádiz: diferentes autoridades pusieron énfasis en la inyección de riqueza que la operación representaba para los trabajadores de la región, pocos sin embargo precisaron que éstas serán seguramente utilizadas para el bloqueo de los puertos yemeníes.
¿Esperanza?
La guerra continuará hasta que se dé la suficiente presión internacional para que pueda avanzarse hacia una resolución negociada, inclusiva y equitativa. Poco o nada parece indicar que los múltiples bandos en lo que en realidad es una amalgama de conflictos - coalición liderada por Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, ‘gobierno legítimo’ yemení, separatistas del Sur o el autodenominado ‘Estado Islámico’, entre otros - serán capaces de sentarse a una mesa de negociaciones sin que el resto del mundo se decida a guiarles hasta su correspondiente asiento con una combinación de mano dura e incentivos.
Lo más desgarrador es sin embargo que aunque la guerra llegue a su fin, la población yemení tardará años -algunas estimaciones apuntan a incluso 20- en recuperarse, tanto psicológica como materialmente, de un conflicto que ha reabierto viejas heridas, roto en pedazos familias y sumido a una sociedad en la oscuridad más abyecta. Todo ello, antes y después, de nuevo y sin remedio, ante la indiferencia y complicidad internacionales.
Por éstos y otros motivos, tienes una cita este domingo 27 de mayo a las 9 horas (con salida en la Casa del Reloj de Arganzuela, Madrid, para correr por Madrid Río) en la Primera Edición de la carrera popular Corre con Amnistía. Aquí puedes inscribirte.