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La salida de Teresa Rodríguez de Podemos desata una pugna con IU por el control político y orgánico de Adelante Andalucía

La coordinadora de Podemos Andalucía y portavoz de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez (c), ofrece rueda de prensa acompañada de su equipo. En la sede de Podemos Andalucía. En Sevilla, a 13 de febrero de 2020.

Daniel Cela

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Teresa Rodríguez y su ejecutiva abandonan Podemos Andalucía para impulsar el proyecto político autónomo y netamente andalucista en el que siempre creyeron. El nombre de ese “sujeto político propio” es Adelante Andalucía que, hoy por hoy, representa una coalición electoral entre Podemos, IU y dos grupos andalucistas y que cuenta con 17 diputados en el Parlamento autonómico.

La salida de Rodríguez de la dirección del partido morado ha desatado ya un forcejeo con sus socios de Adelante por el patrimonio de la marca, registrada por Podemos e IU en el catálogo de partidos políticos del Ministerio del Interior. La gaditana, que seguirá presidiendo y siendo portavoz del grupo parlamentario, tiene planes para Adelante que su socio cofundador no comparte: “Una nueva formación andalucista, feminista y ecologista”. Es más, el líder de IU Andalucía, Toni Valero, ya ha advertido a Teresa Rodríguez de que el acuerdo de confluencia es con la dirección andaluza de Podemos, “con independencia de quiénes sean sus dirigentes”.

Adelante tiene 11 diputados de Podemos, todos afines a la líder saliente, y seis de IU. La gaditana se arroga ya “autonomía política” dentro del grupo, al margen de la nueva dirección de Podemos Andalucía, porque ni siquiera está claro que ella y los suyos vayan a seguir vinculados políticamente al partido de Pablo Iglesias. Además, Rodríguez ya ha avanzado que el órgano de coordinación con IU y los otros dos partidos que integran Adelante –llamado “grupo motor”– tiene que dotarse de un poder orgánico que ahora no tiene. Los comunistas se han echado las manos a la cabeza al oír esto.

Callejón sin salida

Adelante no tiene estructura orgánica alguna, porque ahora es sólo una coalición electoral con grupo en el Parlamento. Como partido, aun estando en el registro del Ministerio, todavía no está desarrollado, y Teresa Rodríguez no puede hacer uso de él ni dotarlo de estatutos sin la firma autorizada de IU. Es un callejón sin salida. Si los socios no logran entenderse, “la disputa por la custodia de la marca Adelante puede derivar en los tribunales”, admite Valero.

De momento, todo este guirigay es una guerra fría que amenaza con calentarse por segundos y dinamitar las grandes expectativas con las que Teresa Rodríguez y el ex líder de IU Antonio Maíllo construyeron la confluencia. A saber: una alianza que unificara a todos los partidos a la izquierda del PSOE andaluz, partido hegemónico durante 37 años que tras perder el Gobierno en las elecciones del 2 de diciembre de 2018, atraviesa el momento de mayor debilidad interna de su historia. Los comunistas andaluces se veían ante una “oportunidad histórica” para disputar al PSOE la hegemonía de la izquierda, y temen que una fractura interna eche por tierra esa posibilidad.

Cronología de Adelante

Adelante Andalucía nació en junio de 2018 como una “plataforma digital” que buscaba sumar el apoyo de 50.000 personas a la confluencia entre Podemos e IU en Andalucía. Dos meses después, en agosto de 2018, se presentó como marca electoral para las autonómicas del 2D. Desde el pasado 20 de diciembre, la marca está inscrita en el registro de partidos del Ministerio del Interior. Entonces se dio ese paso para “evitar que otros robasen el nombre en un futuro proceso electoral”, pero ahora se abre un nuevo escenario: Teresa Rodríguez aspira a dar músculo orgánico y proyección política propia a esa marca, mientras que IU se niega de plano porque ya forman parte de un grupo confederal: Unidas Podemos.

Esa lucha por la custodia de Adelante se barrunta compleja. La marca en el registro de partidos tiene dos representantes legales, una de Podemos (Olga Negrón) y otro de IU Andalucía (Salvador Fuentes). Ninguno de los dos puede hacer uso de ella sin la autorización expresa del otro. Negrón pertenece a Anticapitalistas, la formación de Teresa Rodríguez que en 2014 se integró en Podemos. Más tarde participó activamente en el lanzamiento de Participa Sevilla, la marca del partido morado en las municipales de 2015. Fuentes es el responsable de finanzas de IU. Para añadir complejidad a los términos del divorcio, el domicilio social con el que Adelante Andalucía se inscribió en el registro de partidos es el número 18 de la calle León XIII de Sevilla, que es la actual sede de Podemos Andalucía.

En origen, la confluencia Adelante Andalucía estaba integrada por cinco partidos: Podemos, IU, Primavera Andaluza, Izquierda Andalucista y Equo (este último se escindió en el último momento). La dirección estatal de Pablo Iglesias, la que ahora tomará el relevo en la ejecutiva de Podemos Andalucía, se opuso con uñas y dientes a la gestación de Adelante. Acusaban a Rodríguez de dar un primer paso para escindirse de Podemos, pero no lograron frenar la confluencia, en parte, porque la gaditana contaba con el respaldo y el músculo territorial de IU.

“Fracaso” o “éxito”

Al final Iglesias, a regañadientes, tuvo que hacer campaña en las andaluzas por una marca distinta a la suya –Adelante–, que logró menos escaños de los que tenían Podemos e IU por separado (20) pero quedó porcentualmente por encima de lo que el partido morado obtuvo más tarde en otros territorios. Para el entonces secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, el invento de Adelante fue “un fracaso”, para Rodríguez fue “un éxito en comparación con el resto”. La paradoja es que el nuevo escenario político colocará a los afines a Iglesias, inicialmente contrarios a Adelante, al frente de la negociación con IU sobre el futuro de la confluencia.

Está por ver si la gaditana y sus diez diputados acatan las decisiones políticas y la estrategia de la nueva ejecutiva de Podemos Andalucía, pero todo apunta a una fractura en la disciplina de voto. La discrepancia más notable, la que explica gran parte de esta separación, tiene que ver con el Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, que los de Teresa Rodríguez rechazan y los de Toni Valero defienden fervientemente. El líder regional de IU entiende que la gaditana, al apartarse de Podemos Andalucía, se sale automáticamente de los órganos de decisión de la confluencia. Los comunistas lo ven así: si Rodríguez quiere tener un partido político nuevo, éste no podrá ser Adelante, pero si se presentan como Anticapitalistas o con otra marca (véase Marea Andaluza), siempre será “bienvenida” a la confluencia para integrarse junto al nuevo Podemos Andalucía y el resto de actores.

De momento todo son hipótesis y futuribles inspirados en la incertidumbre y en los recelos que enfrentan a los socios. Nada es seguro aún, pero hay rechinar de dientes en las filas de Adelante. El cisma con IU hace peligrar el trabajo del grupo parlamentario y la unidad de la izquierda andaluza. Entre los más fieles a Rodríguez, los hay que han hecho públicos sus temores ante este nuevo escenario: “Hay que pactar unas normas de convivencia y de contención con IU y definir bien los roles, porque si no tendremos un divorcio del copón”, dijo un miembro de la ejecutiva de Podemos Andalucía en la reunión mantenida el miércoles en el Parlamento.

Otras voces, sin embargo, no solo demuestran desinterés por la fractura interna con IU, sino que han expresado claramente desprecio por sus compañeros y malestar por la estrategia que siguen en el Parlamento. “No podemos estar en un grupo parlamentario con un socio que pacta a escondidas con los socialistas”, advirtió una diputada morada. Estas dos voces enfrentadas cohabitan ahora en el estrecho círculo de confianza de Teresa Rodríguez, que acaba de desmarcarse de la dirección de Podemos.

La historia de la izquierda es cíclica y siempre viene marcada por su compleja relación con el PSOE. En el pasado, la buena relación entre IU y los socialistas provocó la escisión de Anticapitalistas, que abandonaron la coalición de izquierdas llamando traidores a sus compañeros. Ahora se repite la historia, pero esta vez los Anticapis abandonan Podemos con el mismo argumento. La pauta común es la sempiterna fractura de la izquierda entre la ortodoxia más dogmática y las corrientes más proclives al diálogo y la negociación con el PSOE.

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