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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

AGUA

La mitad de las desaladoras de Almería no funcionan en medio de la sequía

Almería tiene 72.000 hectáreas de cultivo de regadío (bajo plástico, 32.827 hectáreas). Por municipios, lidera El Ejido con 13.112 hectáreas, seguido por Níjar con 6.087, Almería 2.654, Roquetas 1.976, Vícar 1.913, La Mojonera 1.466, Adra 1.466 y Berja con 1.232 hectáreas. Son datos del estudio realizado por la Junta de Andalucía mediante técnicas de teledetección, utilizando imágenes del satélite Sentinel 2, y que consta en el informe de la Consejería Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible a 2021. Sin embargo, la provincia de Almería es la más árida de Andalucía. Por eso, la importancia del agua.

La falta de lluvia acumulada en lo que va de año hidrológico en España se mantuvo al 26% durante todo el pasado mes de agosto, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). A la espera de las ansiadas lluvias, las cifras de las reservas de agua de los embalses andaluces siguen sin ser halagüeñas, han perdido 62 hectómetros cúbicos de agua y guardan 3.036 de un total de 12.000. Es decir, que están tan solo al 25,24% de su capacidad total. Y Almería, con Córdoba y Jaén, tienen una situación especialmente con sus embalses entre el 16 y el 19%.

No obstante, Almería podría afrontar la falta de agua, aseguran los agentes implicados, si sus seis desaladoras funcionaran a pleno rendimiento. Sin embargo, esto no es así: solo tres tienen el grifo abierto: las dos desaladoras estatales (la del Campo de Dalías y la de Carboneras), que suman 72 hectómetros cúbicos (hm³) anuales, y otra municipal, la de El Bobar en Almería capital, con capacidad para 15 hm³. Las dos primeras funcionan al 100% y la tercera solo trabaja a un tercio de su capacidad.

A estas hay que añadir otras tres instalaciones que están en pie, pero que han dado muchos quebraderos de cabeza a la comunidad de regantes porque su grifo no echa ni gota. Son la también estatal del Bajo Almanzora en Villaricos, y Cuevas del Almanzora y la del Mar de Alborán en Cabo de Gata, en manos de la empresa especializada en la gestión del ciclo integral del agua Aqualia, desde 2019 (esta última se conocía antes como Rambla Morales). Ninguna de estas funcionan.

“Producir agua desalada es muy caro”

Que todas las desaladoras de la provincia funcionen al 100% es una reivindicación de la Mesa del Agua de Almería (formada por la Federación de Regantes de Almería (FERAL), Aguas de Almanzora SA, Junta Central de Usuarios de Aguas del Valle del Almanzora, Comunidad de Usuarios de la Comarca de Níjar (CUCN), Comunidad General de Usuarios de Aguas Depuradas (CGUAL), Junta Central de Usuarios del Poniente Almeriense, Junta Central de Usuarios de Adra, Asociación de Regantes de Andalucía (AREDA), Regantes de Almería (REGA), las organizaciones agrarias ASAJA, COAG y UPA, ASEMPAL, Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Almería y Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Almería) que, junto con diferentes colectivos, vienen reclamando desde hace años. Esta mesa nació en 2016 como foro donde canalizar con una voz única la defensa de los intereses de los regantes almerienses.

Con las desaladoras existentes, “es suficiente para satisfacer la demanda actual, a excepción del Levante debido al crecimiento excesivo de las demandas del sector primario”, explica Pepe Rivera, presidente del grupo Ecologistas Mediterráneo. El problema que él ve es que la agricultura y la ganadería industrial están creciendo y “nadie tiene en cuenta los recursos disponibles, por lo que social y económicamente resulta inaceptable seguir subvencionando el recurso”. Según expone Rivera, que también es miembro de Ecologistas en Acción Almería, producir agua desalada es muy caro y más aún con el precio de la energía al alza: “Si se pagase el coste real, hoy en día sería inasumible”. Con lo cual, este recurso parece que no casa bien con las políticas de ahorro. Se plantea producir agua desalada con energías renovables, “pero se supone que las energías renovables son de sustitución y no para seguir aumentando los consumos”, puntualiza Rivera.

Según aclara Abel La Calle, profesor de derecho en la Universidad de Almería y especialista en temas hídricos, “los usuarios de agua acuden a la fuente que menos coste les supone, por lo que mientras que se permita sobreexplotar pozos sin coste, los usuarios solo demandarán el agua necesaria para mezclarla con la subterránea y mejorar la calidad para sus cultivos”. Los regantes reconocen que poner en carga el 100% de las desaladoras no les “sale rentable”.

Desde la Federación de Regantes de Almería (FERAL) señalan alternativas: “se habría de ajustar unas medidas de aprovechamiento de las aguas recicladas o fijar la construcción de pequeñas pantanetas (una especie de piscina grande donde poder almacenar el agua de la lluvia) que favorecieran el filtraje del agua de lluvia al subsuelo, recargando también acuíferos”.

Desaladoras proyectadas

Mientras el problema del agua es un hecho y el debate acerca de las desaladoras está sobre la mesa, el pasado junio el Ayuntamiento de Vera aprobó construir una nueva desaladora en unas parcelas cercanas a la playa con vistas a que sea una realidad en 2027. Alfonso García (PP), teniente de alcalde del municipio, explica que “no tiene por qué estar en primera línea, ahí es donde estarían los pozos o las tomas de agua salada, pero la desaladora en cuestión estaría en la segunda línea de la costa, bastante en el interior, en una parcela donde no haya impacto visual ni ambiental”. Esta iniciativa público-privada costaría 22 millones de euros y García aclara que su idea es “sacar a licitación la construcción de esta infraestructura hídrica”. Según adelanta, el Consistorio ha contactado con muchas empresas del sector que “estarían dispuestas a llevar a cabo la construcción y la explotación de la misma, por lo que la haríamos sostenible financieramente”. Es decir, el Ayuntamiento pondría los terrenos e impulsaría el proyecto y “la empresa concesionaria tendría que construirla y llevar a cabo su explotación”, puntualiza.

En el caso de la desaladora de la capital, se trata de una ampliación. De hecho, la Junta de Andalucía anunció el pasado mes de abril que licitará por 850.000 euros la redacción del proyecto para ampliarla (“una de las grandes obras de Andalucía”, según la consejera Carmen Crespo) y así, mejorar el suministro de la capital y de los municipios que conforman la comarca del Bajo Andarax.

Además, FERAL informa de que se están proyectado 25 hm³ también de ampliación para los regantes de Níjar con la desaladora de Carboneras, “donde se necesita un total de 50 hectómetros cúbicos de agua, habiendo en estos momentos poco más de 25”.

 

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