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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La agricultura mediterránea, en alerta por el arancel de Donald Trump a la aceituna negra española

El arancel que la pasada semana imponía Estados Unidos a la aceituna negra española -que copa casi el 40% de este mercado en dicho país- ha supuesto un mazazo para el sector, pero también una advertencia para otros con importante presencia en dicho territorio, porque es la primera vez que se justifica la decisión por las subvenciones de la Política Agraria Común (PAC). Clementinas, almendras, alcachofas... sólo por citar los tres productos dentro de la categoría frutas y hortalizas más vendidos por España a EEUU tras la aceituna de mesa, han puesto sus barbas a remojar.

Los datos parecen avalar un auge proteccionista en los EEUU de Donald Trump. Desde enero a noviembre de este año, EEUU ha iniciado 77 procedimientos como el de la aceituna negra por supuesto dumping a diferentes países, cuando en todo 2016 fueron 48, un incremento del 61%, según explica el propio Departamento de Comercio de EEUU.

De esos 77 procedimientos, siete corresponden a litigios con productos españoles, centrados sobre exportaciones de acero y carbón. Sin embargo, hay que remontarse a noviembre de 2014 para encontrar una resolución anterior sobre productos españoles. De hecho, mientras que en 11 meses de 2017 se han ratificado siete resoluciones, desde 2000 hasta hoy se emitieron un total de 20 sobre productos españoles, 14 de ellas sobre temas relacionados con el acero -casi siempre en el foco de estas demandas- y el resto, sobre isocianuratos clorados (cloro para potabilizar agua). Las aceitunas negras, son, pues, el primer producto alimentario español que se ve envuelto en una disputa de este tipo.

En todos los casos, se trata de expedientes iniciados a instancia de productores estadounidenses que se sienten perjudicados. Las resoluciones emitidas por los funcionarios del Departamento de Comercio son siempre recomendaciones, correspondiendo la decisión final al nivel político. Por ejemplo, la resolución imponiendo aranceles a las aceitunas negras procedentes de España correspondió a su titular, el secretario [ministro] de Comercio, Wilbur Ross. Por tanto, este tipo de decisiones no sólo tienen un componente técnico, sino también político, por lo que son susceptibles de variar en función del gobierno de turno.

Estamos hablando de EEUU, el mayor exportador del mundo, pero también el importador más importante. El principal país de origen de sus compras es China (19,9%) seguida de los estados integrados en la Unión Europea (17,8%). Fuera de la Unión Europea, Estados Unidos es el primer socio comercial de España. Son datos del último Informe de relaciones comerciales de España y EEUU elaborado por la Consejería de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en dicho país y en Canadá, dependiente del ministerio del mismo nombre.

Con este panorama, son varios los sectores que se han puesto en alerta en España. Dentro de las frutas y hortalizas, tanto frescas como transformadas, lo más vendido a EEUU son las aceitunas de mesa (211 millones de dólares en 2015), seguidas de las clementinas (50,3), las alcachofas (34) y los bulbos de ajo (20,7). Pero también son igualmente importantes las exportaciones de frutos secos en todas sus variedades (129,4 millones de dólares el mismo año), especialmente las almendras. Son datos del GATS (Global Agriculture Trade System) del Servicio Exterior Agrario del Departamento de Agricultura de EEUU de 2015.

Según el CLAM (Comité de Liaison de l'Agrumiculture Méditerranéenne), España es el principal productor europeo de clementinas, con dos millones de toneladas. Copa un tercio de la producción europea del cítrico de pelado fácil. La Comunidad Valenciana, Andalucía y la Región de Murcia están a la cabeza. Sin embargo, en el caso de los cítricos, desde el sector apuntan que las subvenciones que reciben de la PAC son, con diferencia, mucho menores que las del olivar, por lo que esta excusa tendría menos peso en su caso.

En este sector no sorprende la medida tomada ahora con las aceitunas ne­gras. La interpreta, de hecho, como “un ejemplo más del poder de los pro­duc­to­res californianos”. Es más, las mismas fuentes señalan que durante la Administración de George Bush (2001-2009), e incluso la de Barack Obama (2009-2016), ya se impulsaron contra los cítricos españoles iniciativas de naturaleza similar, que no llegaron a consumarse.

No es casual, la potente agri­cultura californiana coincide casi al 100% con la mediterránea y por tanto con buena parte de la española. “Más que proteccionismo, este tipo de acciones responden a la acción de los lobbies”, insisten fuentes del sector.

Otras armas para evitar la competencia

No siempre son aranceles. EEUU sigue siendo un mercado estratégico, una plaza clave para la citricultura española, muy especialmente en la primera fase de la temporada, la que se vuelca en la co­mer­cialización de clementinas. Sin embargo, los envíos a este destino “han ido decreciendo de forma sustancial desde que en noviembre de 2001 sus autoridades impusieron un bloqueo comercial por razones fitosanitarias”.

Se hizo por la supuesta presencia de larvas de una plaga endémica en el área mediterránea, la ceratitis capitata (mosca de la fruta), pero la decisión fue interpretada en España como “una con­se­cuen­cia de las presiones de los lobbies californianos”. De las más de 80.000 toneladas de cí­tri­cos, fundamentalmente clementinas, que se exportaban en aquellas fechas, tras el endurecimiento del protocolo fitosanitario, hoy se comercializan unas 22.000.

El sector de la aceituna de mesa ya venía sufriendo también restricciones. El Departamento de Agricultura de EEUU, por medio de una marketing order, obliga a inspeccionar el 100% de los contenedores de aceitunas de mesa importadas a su territorio. “Esta inspección se traduce en retrasos en las importaciones y un incremento de los costes”, apuntan desde el sector.

Preocupa que el veto al sector de la aceituna de mesa y las restricciones a los cítricos puedan extenderse a otras variedades como las almendras, de las que España es el segundo productor del mundo tras EEUU, según la FAO (Oganización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura). Su producción se concentra en Andalucía, Aragón, Baleares, Cataluña y Comunidad Valenciana, y más de la mitad se destina a la exportación, según la Agrupación de Exportadores de Almendras y Avellanas de España (Almedrave).

Desde esta última organización insisten no obstante en que, pese ser EEUU su principal competidor, el fuerte de España está en la almendra de producción ecológica “de la que ellos no disponen”. En 2015 exportaron 5.167.000 kilos, que se redujeron notablemente en 2016: 3.843.000, según las mismas fuentes. Supone, en todo caso, una mínima parte de la almendra exportada a todo el mundo, con un total de 94.402.000 kilos (2015) y 84.987.000 (2016).

Por su parte, la propia Asociación de Exportadores de Aceitunas de Mesa (Asemesa) teme que de la negra se pase a la verde. Desde esta asociación recuerdan que cumplen estrictamente con la normativa de la Unión Europea y de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Recuerdan que las de la PAC son subvenciones desacopladas, por tanto, no vinculadas a la producción. Su secretario general, Antonio de Mora, es tajante: “Esto puede terminar afectando gravemente a todos los beneficiarios de subvenciones de la PAC, desde los agricultores de trigo en Francia hasta los productores de leche polacos”.

En este contexto, cabe recordar que balanza comercial de España con EEUU ha sido tradicionalmente deficitaria, en torno a 1.423 millones de euros de diferencia entre lo exportado y lo importado. En 2015, el 4,5% de las exportaciones de bienes de España (10.324 millones de euros) fueron a EEUU, sexto destino y, como se ha dicho, primero fuera de la Unión Europea, que ha tomado consciencia de que el aviso de la aceituna negra española no es un problema exclusivo, sino que puede convertirse en una batalla a escala comunitaria.