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Andalucía limita a seis personas las reuniones en casa, pero mantiene los grupos de diez en bares y restaurantes

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, junto al consejero de Salud, Jesús Aguirre, se reúnen con el comité de expertos científicos.

Daniel Cela

29 de septiembre de 2020 20:35 h

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El Consejo de Gobierno de este martes venía precedido de una expectación inusual porque, cuatro días antes, el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, había anunciado que se aprobarían “nuevas medidas restrictivas” para frenar el avance de la pandemia, previa consulta al comité de expertos científicos, con quien se reunió el lunes. “La situación está empeorando”, había adelantado el presidente, antes de pedir al Gobierno de Pedro Sánchez que “coordinara una respuesta homogénea” en todas las comunidades. Finalmente la Junta sólo ha aprobado esas “medidas restrictivas” para un municipio sevillano de 5.500 habitantes que triplica la tasa de contagios de Madrid. Para el resto de la comunidad se han lanzado “recomendaciones” de limitar las reuniones familiares a seis personas, pero sólo en casa o en la calle.

El Ejecutivo de PP y Ciudadanos mantiene intacto el sector de la restauración, capital para la economía andaluza, y descarta endurecer las restricciones en bares y restaurantes (máximo de diez personas en una terraza) o en bodas (100 invitados en espacios cerrados; 200 al aire libre). El aforo máximo en una casa particular (o en la calle) es de seis familiares o amigos, mientras que en un bar sigue siendo de diez. La Junta se basa en que “el 80% de los nuevos contagios se producen en el ámbito doméstico”. El portavoz, Elías Bendodo, ha explicado que los establecimientos hosteleros ya disponen de medidas de seguridad e higiene que evitan la propagación del virus, al contrario de lo que está ocurriendo en las casas, donde se relajan las normas y distancias de seguridad.

El Consejo de Gobierno andaluz ha ordenado este martes restringir las entradas y salidas de Casariche (Sevilla), el primer municipio andaluz que confinado tras el fin de estado de alarma, y ha anunciado un cribado “masivo” de test de antígenos en 11 municipios pequeños donde la tasa de contagios es superior a 500 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días “y con tendencia al alza en los últimos siete días”.

Aparte de esto, la Consejería de Salud ha limitado de diez a seis personas el máximo permitido para reuniones familiares, tanto en la calle como en el ámbito doméstico. Ésta sería la medida de mayor alcance, de todas las anunciadas, aunque de momento se trata de una “recomendación”. “El gabinete jurídico está mirando cómo controlar esto, por si podemos hacerlo obligatorio”, ha puntualizado el consejero de Salud, Jesús Aguirre. El Ejecutivo andaluz aprobó a principios de agosto un régimen sancionador para tratar de frenar la pandemia, con multas económicas de 600 a 600.000 euros contra quien incurriera en una infracción que expusiera a contagios a otras personas. En dos meses se han registrado 26.869 denuncias, la mayoría sanciones leves por no llevar mascarillas en espacios públicos (más de 17.800 de la Policía Local, 6.099 de la Guardia Civil).

A pesar de la expectación creada por el presidente andaluz, el impacto de las nuevas medidas va a ser muy relativo. La propia recomendación de limitar a seis personas las reuniones familiares ha generado mucho desconcierto entre los periodistas, que plantearon al consejero de Salud una ristra de situaciones en las que la propuesta de la Junta parecía tener “poca lógica”: por ejemplo, la Junta deja intacta las restricciones aprobadas antes del verano para el sector de la hostelería, de modo que las reuniones de diez personas están permitidas en un restaurante o en un local de ocio nocturno, pero no en la calle, en un parque o en una casa. Igual ocurre con las bodas o comuniones, cuya limitación se mantiene con un máximo de 100 personas en espacios cerrados y 200 en espacios abiertos.

La hostelería es una de las patas del sector turístico, motor de la economía andaluza, que representa un 12% del PIB regional y un 13% del empleo. El estado de alarma y el confinamiento, junto con el parón de los vuelos internacionales y el desplome del turismo, ha dejado a la hostelería en estado catatónico, siendo uno de los sectores que más ERTE aglutina. El Gobierno andaluz parece haber hecho un complicado ejercicio de contorsión para endurecer las restricciones ciudadanas contra la Covid-19 sin dañar aún más el turismo y la hostelería. “Si lo paramos todo, nos vamos a la ruina”, dicen.

Los periodistas han insistido en las preguntas a Aguirre, comparando los límites recomendados para el ámbito doméstico y las restricciones más laxas en bares y restaurantes. El consejero ha insistido en que el dato de partida que avala esta estrategia es que “el 80% de los contagios se producen en el ámbito familiar, es decir, en casa”. No obstante, fue el propio presidente andaluz, este mismo lunes, quien admitía por primera vez que acelerar la desescalada a partir de junio para salvar la temporada turística de verano fue determinante para que la segunda ola se adelantase a septiembre. “Posiblemente nos precipitamos con la desescalada. Debió ser más lenta y más duradera en el tiempo. Ha sido un verano descontrolado, donde las medidas se han descontrolado mucho, y ahora estamos viendo la resaca en el conjunto de España y Andalucía”, dijo Moreno.

Las limitaciones de reunión familiar tampoco serán homogéneas, porque dependen del número de personas convivientes en una unidad familiar. El tope máximo serán seis personas. Una familia numerosa, con más de seis miembros en casa, no podrá invitar a otros parientes o amigos a su domicilio, según la recomendación de Salud. En cambio, una familia monoparental -una madre soltera- podrá reunirse con otros cuatro invitados en su hogar. Estas reglas buscan más la concienciación ciudadana, la corresponsabilidad de la gente a la hora de reunirse con familiares y amigos, conscientes de que la curva de contagios en Andalucía está creciendo a un ritmo de 1.500 positivos diarios. En las últimas 24 horas han fallecido 25 personas por Covid-19, la cifra más alta de la última semana.

37.855 andaluces confinados

Más concreción ha habido en el anuncio de “cribados poblacionales” en aquellos municipios que superen los 500 positivos por cada 100.000 habitantes, aunque otras medidas de “reescalada” deberán se adoptadas en coordinación entre el delegado provincial de Salud y el ayuntamiento de la localidad afectada. Los test rápidos de antígenos ofrecen el resultado en 15 minutos. La OMS no los recomienda para cribados masivos, porque no son fiables si el paciente asintomático que se somete a la prueba lleva más de siete días contagiado. El Ministerio de Sanidad, en cambio, sí acepta el uso masivo de estos test, aunque subraya que la PCR otorga mayor fiabilidad.

El tope de 500 casos es una propuesta de Sanidad para reforzar el control en zonas de alta incidencia, como ocurre en ciertos barrios de Madrid. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso -de PP y Cs- rehúsa aplicar esa limitación si no se establecen “criterios homogéneos” en toda España. El presidente andaluz se ha alineado con esta estrategia de Ayuso, aunque el discurso de su consejero de Salud es ambivalente: Aguirre defiende esos “criterios comunes” a la par que descarta que la misma cifra de contagios requiera la misma respuesta en una comunidad que en otra, o en un pueblo que en otro. “Una cifra no es una cifra. Hay muchas otras variables que disfrazan esa cifra, como la incidencia acumulada, la positividad de las pruebas que se realizan, la carga asistencial de los hospitales, el número de PCR, la letalidad del virus, la trazabilidad, la población diana, si en la zona contagiada hay o no hay residencias de mayores...”

Al ser preguntado por los umbrales de datos y las variables que usa el Gobierno andaluz para decidir si restringe más o menos las medidas de control, Aguirre ha señalado que “las variables las dan los epidemiólogos y no son una cifra”. “La cifra hay que medirla dentro de un contexto. Hay que conocer la trazabilidad del contagio y estudiar los parámetros”.

El Gobierno andaluz ha realizado 981.000 pruebas PCR, y el porcentaje de positivos está entre el “9% y pico” -que sostiene Aguirre- y el 11,6% que aparece en la última tabla comparativa por comunidades publicada por el Ministerio de Sanidad [entre el 18 y el 24 de septiembre]. La media nacional en cuanto a positividad de las PCR es de 11,5%, mientras que la OMS recomienda no superar el 5% de positivos en estos cribados. Por encima del 15% de positivos se consideraría “transmisión comunitaria sin control”.

Aguirre también reveló un dato que hasta ahora se desconocía: en Andalucía hay 37.855 personas confinadas en este momento, 11.555 son positivos confirmados y 26.300 están en cuarentena a la espera de los resultados de la PCR (que en función del centro de salud donde se realicen pueden llegar a tardar hasta ocho días en conocerse).La tasa de PCR por cada 100.000 habitantes en Andalucía es de 111.9, cuando la media estatal es de 198,1 pruebas.

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