2017, un año (otro) abriendo fosas del franquismo: “Pierden los malos, no se impone el olvido”
Andalucía suma otro año abriendo fosas del franquismo. El desarrollo de las 37 exhumaciones aprobadas sirve para localizar, hasta la fecha, una cifra superior al centenar de víctimas. Y otras situaciones menos deseadas cuando la tierra no guarda ningún hueso.
Días atrás el proyecto Todos (… ) los nombres presentaba la primera relación de trabajos con unas cifras que colocan a la región a la vanguardia estatal: 90 fosas abiertas y 3.635 cuerpos recuperados. El ejercicio 2017 certifica la apuesta andaluza, con casi 60 intervenciones en el último bienio.
El incremento presupuestario aprobado para el próximo año es otro espaldarazo. El “compromiso con la Memoria” del Gobierno andaluz será “del 154%” en la partida destinada a fosas comunes, como anunciaba el vicepresidente de la Junta de Andalucía y consejero de la Presidencia, Administración Local y Memoria Democrática, Manuel Jiménez Barrios, en la visita institucional con parlamentarios regionales a los trabajos desarrollados en Benamahoma (Grazalema, Cádiz).
“Los objetivos nunca se cumplen basándose en los deseos máximos, pero en 17 nuevas intervenciones Andalucía ha recuperado en torno a 120 cuerpos”, destaca como resumen anual el director de Exhumaciones de la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta, Miguel Ángel Melero. “Es cierto que hemos tenido reveses”, reconoce, que en todo caso “sirven para mostrar que el ánimo de los represores no fue solo matar sino también ocultar el cuerpo del delito”.
Cumpliendo a rajatabla con lo que la legislación internacional y de derechos humanos define como desaparición forzada. Y a este “balance positivo” se une la “actualización del Mapa de Fosas que en breve será hecho público y da a conocer el alcance de la represión en Andalucía”. En la cartografía inacabada del terror aparecerán “más fosas” de las 614 que ya había “y un mayor conocimiento sobre las ya registradas”, apunta.
Confirmación del terror como táctica
Queda para el recuerdo por tanto la difícil búsqueda de las “niñas” de El Aguaucho. Un grupo de mujeres, sometidas a violaciones y actos vejatorios antes de ser ejecutadas por fuerzas falangistas de Fuentes de Andalucía. Luego arrojaron sus cuerpos a un pozo en el antiguo cortijo. O al menos eso cuentan en el pueblo los propios victimarios, cuando llegan borrachos de madrugada y con la ropa interior de las jóvenes ensartada en los fusiles.
La intervención arqueológica, sin precedente en el país por las dimensiones de la tierra extraída y de la cota alcanzada –más de nueve metros de profundidad–, ofreció resultado negativo. Ni el más mínimo rastro de las “niñas”. Ni un hueso. Los asesinos habían cumplido con la estrategia de desaparición. Pero como dice Pablo Caballero (87 años), sobrino de Josefa González (17 años cuando es violada y ejecutada): “han perdido los malos” porque “no se impone el olvido”.
El relato del terror ejercido por las tropas de Franco tiene su máximo exponente en el sur de la península. Un tercio de los aproximadamente 150.000 desaparecidos forzados que siguen enterrados en cunetas de España está en Andalucía. Y en tres provincias hay al menos 350 de casi 700 enterramientos ilegales: Sevilla (130 fosas), Huelva (120) y Cádiz (100).
La aplicación de la violencia como táctica terrorista es la táctica golpista desde el golpe de Estado de julio del 36. Una evidencia está siendo desenterrada de la pequeña aldea gaditana de Benamahoma. Ahí los falangistas denominados ‘Leones de Rota’ escribieron las páginas más sangrientas de su crónica genocida. Ya han sido localizados más de 12 restos.
Ejecutado por ‘leer a Nietzsche’
En Huelva, la primera víctima exhumada de las miles que hay en el cementerio de la capital es el anarquista que Franco mató por leer a Nietzsche: Pedro Masera. El tesón familiar pudo con el olvido como cuenta su nieta, María Luisa Masera, en una entrevista para eldiario.es Andalucía. O en Nerva, donde los golpistas cumplen venganza contra la resistencia minera, con matanzas que deparan la mayor fosa de la guerra civil en zona rural.
Y en San Fernando (Cádiz), con una lista de asesinados entre los que hay un más de cien militares ejecutados tras permanecer fieles al Gobierno legítimo de la República. El Ministerio de Defensa se desentiende de ‘sus’ víctimas, en un trabajo de eldiario.es que incluso ha llegado al Congreso de los Diputados tras la pregunta parlamentaria de Unidos Podemos al Gobierno de Mariano Rajoy.
De las enormes cifras de la represión franquista en Andalucía dejan constancia sendas intervenciones: La Puebla de los Infantes y Guadalcanal, ambas con 6 víctimas exhumadas (dos mujeres y cuatro hombres en ambos casos). O Álora (Málaga), que vivió ‘la noche de los 60’.
Y de la fijación del objetivo como castigo social e ideológico queda la fosa de “los pobres” en El Coronil. Una búsqueda infructuosa, pero que sirve para afianzar la Memoria en el pueblo sevillano. Tampoco hubo éxito en Guillena durante la localización de Antonio García López, conocido como el concejal ‘Botella’.
En Palomares del Río avanza el proceso de los Cinco de la Riuela, iniciado hace más de una década que añade “sufrimiento” extra a los familiares. Ahora los hijos de aquellos represaliados de La Puebla del Río parecen ver la luz a un túnel oscuro. En Villaverde del Río también han sido rescatadas cuatro víctimas del franquismo, entre ellas un preadulto y otra mujer.
Andalucía como vanguardia estatal
En Lucena la intervención está a la espera de notificar oficialmente el resultado del trabajo arqueológico. Y ha quedado salpicada por un homenaje a Franco protagonizado por falangistas. Como Cártama, donde ya hay seis localizados. Y Gualdalcázar, con una víctima. O Villanueva de la Concepción y Colmenar, todavía con resultado negativo. En Monturque han sido rescatados los restos óseos de siete, por cuatro más en Marmolejo y una docena en Castro del Río.
Una nueva labor arqueológica en Camas ha logrado exhumar a cinco personas. Se suman al trabajo realizado el año anterior y que culminó con la inhumación de los mineros que iban a derrotar a Franco y cambiar el curso de la guerra civil. También hubo este año otros entierros dignificados de víctimas, como en El Madroño y Zalamea la Real, como el último adios a la fosa de Modestita.
A los trabajos de intervención en fosas comunes hay que sumar el avance significativo en la creación del Banco de ADN de las víctimas del franquismo, un proyecto común de la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía y la Universidad de Granada. Aunque, por las condiciones de los huesos y el tiempo transcurrido, no siempre es posible determinar la identidad de las muestras con nombres apellidos. Es ese “me voy sin saber” que decía Luis Vega, de Paterna de Rivera.
En más de 90 fosas se han rescatado más de 3.635 cuerpos desde que se iniciaran los trabajos, según los números que aporta Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía de CGT. El listado incluido en Todos (…) los nombres, incluye la relación de tumbas abiertas en un proceso que en suelo andaluz arranca “en el Valle de Lecrín (Granada) el 14 de junio de 2003” (consultable pinchando aquí).
Aunque, como recuerda el grupo de trabajo, “solo en las fosas del cementerio de San Rafael de Málaga se recuperaron 2.840 víctimas”. Las cifras, en todo caso, hacen que Andalucía ocupe “un lugar destacado a escala estatal, no tanto por el número de fosas intervenidas, que también, sino por la cantidad de cuerpos exhumados”.