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Gibraltar se cierra por la pandemia, pero la Verja no

Más de una semana después que en España pero antes que el Reino Unido. El Gobierno de Gibraltar acordó este domingo –Día de la Madre en la comunidad británica-- el confinamiento de su población a partir del martes. Lo que implica que la inmensa mayoría de los trabajadores españoles en la Roca no podrán incorporarse a sus puestos de trabajo. ¿Cuántos son? Del total de 14.396 de trabajadores transfronterizos censados al 4 de marzo de 2020, última fecha estadística a la que ha tenido acceso este periódico, 9.100 eran españoles.

El resto, de numerosas nacionalidades, también cuenta en su mayoría con domicilio en España: 823 portugueses, 510 rumanos, 239 italianos, 189 polacos e incluso 117 gibraltareños y muchos de los 2.288 empleados con pasaporte británico que provienen de otros lugares del Reino Unido. Son las cifras oficiales, pero también hay que sumar a ello los españoles que no cuentan con contrato de trabajo aunque crucen a diario la frontera para ganarse el pan con el sudor de su frente, pero en la economía sumergida. A lo que habría que incorporar el impacto entre las empresas proveedoras que tienen domicilio en España, muy habitual en la construcción, por ejemplo, con las obras también detenidas en seco en distintos lugares de la Roca.

Una conversación con Marlaska

“Mis queridos gibraltareños. Ha llegado la hora”, eso declaró Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar, al tomar la decisión del confinamiento social total de sus 30.000 habitantes y dado que ya se han registrado 15 casos de infección en tan pequeña comunidad: un consejo de ministros al que acudió el líder de la oposición de Gibraltar, Keith Azopardi, dictaminó el cierre inminente de la mayor parte de las actividades, salvo aquellas que se consideren imprescindibles.

Se trata de poner en práctica “el distanciamiento social necesario para ralentizar la propagación es pasar a un estado de confinamiento social total”. En los últimos días, el propio Picardo habría tenido contacto al más alto nivel con los ministerios españoles de Asuntos Exteriores y de Interior, con cuyo titular, Fernando Grande- Marlaska, dialogó el sábado, en la creencia mutua “de que el tráfico fronterizo siga fluyendo para nuestros trabajadores”. La coordinación se ha extendido a la Junta de Andalucía, cuyo presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla, tuvo que aclarar hace unos días que no reclamaba el cierre de la Verja ante el avance del COVID-19, sino controles más estrictos en su paso.

La pasada semana, la desolación primó algunos días en los accesos a la Roca y los controles motivaron largas colas otros. Pero, más allá del miedo y de la prudencia colectiva, la actividad laboral se mantenía con normalidad, aunque el Gobierno se había apresurado a cancelar hasta nueva fecha el referéndum sobre la ley del aborto que hubiera tenido lugar el pasado día 19 de marzo.

Diferencias con España

A las cero horas del martes, Gibraltar se mete en casa: “Sin duda, la decisión más dura que he tenido que tomar en mi carrera política hasta la fecha”, reconoció Picardo.

La administración gibraltareña ya había exigido con anterioridad la reclusión domiciliaria de los mayores de 70 años. El plazo de veinticuatro horas que otorgó el Gobierno antes de extender al Peñón las normas propias del estado de alarma en España, pretendía que se pudieran realizar preparativos para el cierre.

“Si os resulta posible, no abráis mañana”, recomendaba con todo Convent Place y muchos le hicieron caso, aunque las oficinas siguieron abiertas. El martes, también han estado abiertos los colegios para algunos casos que han requerido un registro especial. Ese día, algunas oficinas han seguido abiertas, pero el comercio no. Tanto dicho sector como el de la construcción suele emplear a numerosos españoles: todas las obras se clausuran a menos que cuenten con un permiso especial. En general, mantendrán su empleo los trabajadores sanitarios, en todo su espectro, en los que también abunda la mano de obra española.

Hay algunas diferencias respecto al caso de España: “En Gibraltar, y bajo nuestras reglas, podréis salir a correr o a caminar, pero deberéis observar las reglas de distanciamiento social. Podréis salir a que los niños hagan ejercicio. Y por supuesto, podréis salir a comprar artículos esenciales. No debéis salir más que con una persona que ya viva en el mismo hogar que vosotros”, concretó el ministro principal.

Una economía en coma inducido

También la economía gibraltareña se verá resentida por este motivo, aunque abunden las empresas on-line, en las que también trabajan españoles, sobre todo en el controvertido sector del juego. El chief-minister llegó a utilizar un término bastante explícito para lo que empezará a ocurrir en Gibraltar en las próximas horas: “Estamos poniendo nuestra economía en un coma inducido”.

“Soy consciente de la presión que estas regulaciones van a imponer sobre los negocios de nuestro territorio –afirmó Picardo--. Todos los sectores se verán afectados, excepto unos pocos. Estamos diseñando paquetes económicos para ayudar. La ayuda más importante que desplegaremos tan pronto como sea posible, incluso de la noche a la mañana, será una medida para pausar los empleos y permitir a los individuos solicitar el paro como resultado (…) Nuestra posición es clara: diseñaremos un paquete para proteger a nuestras empresas y nuestros trabajadores. Nadie sufrirá. Hemos estado diseñando paquetes que no conlleven burocracia y sean significativos, durante todo el fin de semana”.

Pero muchos trabajadores españoles ya sufrieron el lunes. Sobre todo, por la incertidumbre ante las medidas gubernamentales: “La frontera seguirá abierta –asegura Juan José Uceda, de la Asociación de Trabajadores Españoles en Gibraltar ASCTEG --. Pero sólo podrán cruzar por ella los trabajadores imprescindibles. La construcción se paraliza, las empresas de catering, los comercios y otros establecimientos de segunda o tercera necesidad”.

El Gobierno de Gibraltar –que ha establecido el plazo de un mes de duración para estas medidas, aunque serán analizadas cada cuarenta y ocho horas en virtud de como avance la pandemia-- estudia la aplicación de un sistema legal similar al Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), del que ya existen precedentes en el Reino Unido.

“Ni un solo despido”

Comisiones Obreras había reclamado que los trabajadores transfronterizos y los locales se beneficiasen de este tipo de medidas y, al día siguiente, Fabian Picardo lo confirmó en una entrevista concedida a Radio Algeciras de la Cadena Ser, unas horas después de que el Peñón iniciara su confinamiento: “No puede haber un solo despido en Gibraltar, vamos a parar cualquier despido que se realice después del 15 de marzo y no lo vamos a permitir hasta el día en que finalice la emergencia del Covid 19. Aquella persona que esté inactiva cobrará este mes de abril el Salario Mínimo Interprofesional (1.150 libras). Cada compañía deberá entregar el listado de trabajadores con los que contaba en ese momento, cuales están activos y cuales no”.

Tan sólo quedarán fuera de dicha medida los empleados de las casas de apuestas online y del sector financiero “que podrán hacer frente al pago del mes de abril”: “Las medidas repercutirán en todos los trabajadores de Gibraltar, son parte de nuestro éxito, parte de nuestra economía en los momentos prósperos y parte de nuestra solidaridad en estos momentos tan difíciles”.

Uceda no se atreve a calcular una cifra de trabajadores afectados en este ámbito pero calcula que la cota podría situarse en más de cinco mil. Eso sí, se sintió aliviado por el anuncio del ministro principal: “Estábamos preocupados pero la gente está mucho más tranquila. Esta especie de salario mínimo que en Gibraltar es mayor que aquí y muchos creíamos que algunas personas no iban a percibir nada o iban a percibirlo tarde. Aquí, habitualmente, tenemos muchos problemas con los trabajadores despedidos en Gibraltar, que suelen ser muy pocos esa es la verdad. Cuando una persona queda desempleada en Gibraltar, entraba en el laberinto de la burocracia para la percepción del desempleo, que tarda varios meses en sustanciarse. La relación entre la oficina que paga, la de aquí, y la que da la documentación de Gibraltar, no es telemática. Si un trabajador viene a La Línea o Algeciras a declarar que ha quedado en paro en Gibraltar, la documentación necesaria viaja por un mecanismo manual, de La Línea o Algeciras, a Cádiz, que es la delegación provincial; de allí a Madrid, de Madrid a Londres, de Londres a Gibraltar y cuando llega al Peñón, siempre por vía postal, hay que reunir la documentación que reclaman las autoridades españolas y volver a enviarla por la misma vía. Hubo un tiempo, cuando José Luis Landero, estaba de director de la oficina de empleo, él se llevaba un maletín a Gibraltar cada diez días y recogía otro, así que en una semana las personas tenían todo actualizado. Ahora, no. Miles de personas que hubieran sido despedidas en Gibraltar, habrían tardado meses en cobrar el paro. Afortunadamente, parece que no va a haber despidos”.

De estas buenas noticias, queda excluida la economía sumergida del servicio doméstico, por ejemplo: “Por el servicio doméstico, lo único que podemos hacer es lamentar como van a quedarse”.

Uceda no se atreve a calcular una cifra de trabajadores afectados en este ámbito: “Si ya era antes problemático que unas pocas personas cobrasen el paro obrero, imaginen cuando lleguen y les digan que casi todos están desempleados temporalmente. La oficina de información está cerrada y nadie responde. La oficina de la Seguridad Social en Gibraltar está cerrada, los teléfonos están saturados. Gibraltar ha dicho que iba a tomar medidas en este aspecto, pero lo cierto es que hay una enorme cantidad de personas desesperadas”.

Uceda refiere, a título de ejemplo, el caso de “una mujer con asma y otras enfermedades respiratorias, propensa a sufrir lo peor; su marido ha dejado de trabajar, tienen tres niños, están desesperados y no tienen nada en casa. Los números de los teléfonos de atención sanitaria están saturados, pero no hay teléfonos para las emergencias sociales, sobre todo cuando incumben a niños, como es este caso”.

Más impacto para La Línea

“La situación va a peor aquí en La Línea, por la cantidad de trabajadores que van a quedarse sin trabajo. Estamos pendientes de recibir una llamada del coordinador de Gibraltar que tenemos aquí en España y a ver si se va solucionando el tema. Algo debe haber abierto para este tipo de emergencias, no sólo sanitarias. Porque no hay que olvidar que estas emergencias pueden acabar ampliando el problema sanitario”.

Días antes, desde la Asociación a la que representa Uceda, ya reclamó a los trabajadores españoles en la Roca que preparasen “sus justificantes de que trabajan en Gibraltar caso de no tener a mano el contrato de trabajo original y por si acaso también la tarjeta sanitaria o documento que acredita validez de atención sanitaria tanto en España como en Gibraltar”.

El alcalde de La Línea de la Concepción (Cádiz), Juan Franco, remitió este domingo un correo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en aras de reclamar un plan específico de “ayudas económicas y de cualquier otra índole” destinado al conjunto de trabajadores españoles, a partir de esta medida. Es consciente de que la mayoría de ellos residen en La Línea y que esta ciudad, cuya economía es frágil, se verá claramente afectada por el “confinamiento social total” por el coronavirus.

La salud es lo primero, pero el dinero no le va a la zaga. El Gobierno gibraltareño tenía previsto que, en esta fecha, saliera adelante el presupuesto –el Budget--, pero ha decidido prorrogar el correspondiente al ejercicio que finalizaba durante este mes de marzo y que probablemente se extienda hasta el mes de octubre. Eso sí, solicitará un préstamo de 500 millones de libras a fin de adoptar una serie de medidas que, según un portavoz gubernamental, se darán a conocer en las próximas horas, a fin de paliar la situación de estos trabajadores y de las empresas proveedoras.

Desde la iniciativa privada, bancos como Gibraltar International Bank, NATWEST y JSYKE Bank con sede en el Peñón ya han ofrecido préstamos y aplazamiento de deudas para ayudar a sus clientes.

“Es hora de prepararse para lo peor y esperar o rezar por lo mejor”. También dijo eso Picardo el domingo. Y nadie parece llevarle la contraria.

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